El Museo Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid acoge, entre el 2 de marzo y el 7 de julio, la exposición Ana Gallardo. Tembló acá un delirio, que reúne una selección de trabajos visuales (textos, vídeos, dibujos, cerámicas…) elaborados durante las últimas dos décadas por dicha artista, una figura destacada en el panorama internacional por su acercamiento a temas como la violencia contra las mujeres en Latinoamérica, la vejez, la familia, el trabajo y el sistema del arte.

Las obras de Ana Gallardo toman motivos de la tradición de la escritura biográfica, la narrativa del yo y el psicoanálisis y otras estrategias de autorreconocimiento como el retrato y la naturaleza muerta. La universalidad de su obra reside en un trabajo muy personal desde la fragilidad, la dependencia y el miedo a la muerte. Su originalidad está en llevar la práctica artística fuera de la disciplina profesional: en esta exposición encontraremos trabajos artísticos, pero también documentos de encuentros y situaciones entre la terapia grupal y la reparación comunitaria, donde la palabra liberada del secreto individual hace de los mandatos y las represiones un problema público.

Desde sus primeros trabajos, la artista colabora con otras mujeres, muchas veces en situación de exclusión social debido a su edad, su raza o clase. A través de la impunidad que pueda dar el arte, son invitadas a disfrutar de una suerte de revancha: la artista propicia la participación o performance colectiva en la que la misma Gallardo se pone en juego. «En estos entornos de intimidad y aprendizaje conjunto las personas no son llamadas a compartir sus miserias, sino a disfrutar de un ocio no alienante; productivo por ser placentero, donde lo creativo es vivido más allá de la separación entre los que saben y las que no saben, entre los que pueden y las que no. En estas experiencias comunitarias la vitalidad desbarata una serie de prejuicios y binarismos como joven/viejo, razón/hombre, pasión/mujer, arte/vida, mente/cuerpo…» sostienen Alfredo Aracil y Violeta Janeiro, comisarios de la muestra.

Las personas que transitan por la vida y obra de Gallardo, casi siempre mujeres—«putas y viejas»— habitando un geriátrico en México (Boceto para un fracasado proyecto, 2024 y Estela, 2012); ancianas revolucionarias para las que la Revolución Cubana no trajo la igualdad y, en general, cuerpos que descubren que son todavía capaces de muchas cosas (Escuela de envejecer, 2012-2023). En conjunto, componen una tribu que encuentra la forma de expresarse en el intercambio de dones y la hospitalidad. En palabras de los comisarios, «son como nómadxs y trogloditxs, residuos de metal y de tejido, patchwork, que ya ni siquiera son afectados por los estriajes de la moneda, del trabajo o de la vivienda: una miseria explosiva».

Dentro de la exposición se encuentran varias obras realizadas con carbonilla (como Restauración de un perfil, 2023), uno de los medios elegidos por Ana Gallardo para desatar un flujo de experiencias que, como una nube de polvo viajera, lo cubre todo, superponiendo territorios, historias y afectos. Las heridas que la artista ha sufrido como hija, madre y trabajadora están en el centro; pero no como una expresión de sus dramas personales, sino como una vivencia que puede extrapolarse a la realidad de muchas otras experiencias de vida. Para Gallardo, el paisaje oscuro sobre el blanco del papel, desde donde emergen las frases de conversaciones que sostiene con otras, es un medio para somatizar lo que se oculta si se quiere seguir viviendo.

La visita a la exposición discurre a través de siete instalaciones/proyectos, explican los comisarios, «casi estados de ánimo o tonalidades emocionales, que se disponen en un sentido circular, como un oroborus o círculo vicioso. Esta forma de circulación quiere resaltar la naturaleza cíclica de una existencia que no termina en la muerte y es canalizada a través de la propia artista».

Ana Gallardo. Tembló acá un delirio
Museo CA2M (Móstoles, Madrid). Del 2 de marzo al 7 de julio de 2024
Comisariado: Alfredo Aracil y Violeta Janeiro