Desde el año 2012, todos los 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia con el objetivo de reivindicar el acceso y la participación plena de las niñas y mujeres en este campo. Y es que las cifras siguen siendo preocupantes: en nuestro país, por ejemplo, solo ocupan el 25% de las plazas destinadas a catedráticas de universidad y profesoras de investigación en el CSIC.
Pero es que si vamos más atrás y preguntamos a las jóvenes a qué quieren dedicarse, solo el 7% de ellas, a los 15 años, contestarían que su elección corresponde a una carrera técnica, versus el 45% de los chicos. Y esta brecha de género, a pesar de que la participación de las mujeres en carreras de grado superior se ha incrementado notablemente, todavía es significativa en los sectores denominados STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
Uno de los principales motivos, aparte de los prejuicios y estereotipos de género, es la falta de referentes, de espejos en los que mirarse. Por fortuna, creo que estamos avanzado en la buena dirección respecto a eso, aquí lanzo algunos ejemplos para la esperanza:
-Es una mujer, la bioquímica húngara Katalin Karikó, la pionera de las vacunas de ARN, claves para el desarrollo de las inyecciones contra la COVID-19.
-Ya es reconocida a nivel mundial la bioquímica española Margarita Salas. Una de sus principales contribuciones fue la caracterización de la enzima ADN polimerasa del virus Phi29, con numerosas aplicaciones en biotecnología.
-Margarita del Val, viróloga doctorada en Ciencias Químicas e investigadora del CSIC, se ha convertido en una de las voces referentes y más respetadas durante esta pandemia.
Estos son solo algunos nombres, entre muchos más. Pero no son suficientes. Por desgracia, la celebración de días como hoy no indica una fiesta, sino un desajuste. Mientras tanto, sigamos dando voces y poniendo a las mujeres en las posiciones que merecen por su incuestionable talento. Desde MaMagazine nos sumamos a esta celebración con el poema semanal que nuestro poeta de cabecera Javi Oliva dedica a las “mujeres que” y que te invitamos a leer.
Y, aun defendiendo y aportando nuestro granito de arena hacia la visibilidad y concienciación, tampoco olvidamos la reflexión que la redactora jefa de género en eldiario.es, Ana Requena Aguilar, escribió hace un año y que hoy sigue siendo igual de válida:
“…hay muchos motivos para conmemorar un día así pero también me gustaría acabar con la idea de que son las niñas las que tienen que cambiar todo el rato. Está muy bien que impulsemos las vocaciones STEM en las niñas, pero sería deseable que actuáramos también sobre la socialización de los niños. Podríamos animar las vocaciones cuidadoras de los niños. Niños enfermeros, niños maestros, niños auxiliares de escuelas infantiles, niños cuidadores de ancianos. Niños capaces de atender sus necesidades materiales y emocionales y atender las de otrxs. Las niñas podrán estudiar STEM más de lo que lo hacen pero alguien va a tener que seguir cuidando. Las niñas pueden empoderarse, pero si nada más cambia cuando lleguen al mercado laboral se encontrarán con lo mismo, las brechas, las renuncias. Y no veo el mismo ahínco por cambiar los estereotipos que alejan a los hombres de los cuidados. Me gustaría acabar con la idea de que somos nosotras las que tenemos que cambiar todo el rato. Transformar es cambiarlo todo, a ellas, a ellos, lo importante, lo valioso”.
Y cuánta razón tiene.
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