Eva Estévez (la mujer detrás de We Are Handmakers) tiene una de las cosas a las que más valor otorgo en los últimos tiempos, atropellados por la tecnología: sabe hacer cosas con sus manos. Eva, además, comparte sus habilidades en talleres en los que enseña a otras personas a desarrollar su creatividad, a plasmar sus ideas, a crear objetos bellos. Recuerdo la primera vez que supe de su trabajo: estaba lanzando Encuire, su marca artesanal de bolsos. Cada uno de los modelos era totalmente customizable y llevaba el nombre de una de sus amigas. Una de esas amigas, precisamente, es nuestra amiga en común María. Y el bolso que lleva su nombre es precioso.

En su taller de la calle Escorial, en el madrileño barrio de Malasaña, personas de todas las edades entran y salen con sus productos manufacturados: cerámicas, velas, bordados, centros florales y, por supuesto, los preciosos bolsos de piel de primera calidad que llamaron nuestra atención por primera vez. El nombre de esta iniciativa también dice mucho de sus intenciones: We Are Handmakers. Como reza en su web, mitad escuela, mitad taller, We Are Handmakers es una comunidad de artesan@s que acerca la creatividad de los trabajos manuales a la gente. Un reencuentro con el ingenio tradicional y la satisfacción del do it yourself. Un mancharse las manos así como antes. Que todo lo bueno, pringa. Hemos hablado con su alma mater, Eva, Madre de Clau (6) y Oli (4) para saber cómo confluyen creatividad, artesanía, maternidad y emprendimiento. Spoiler: se llama belleza.

¿Cómo era tu trabajo antes de ser madre? ¿Y después? ¿Sufrió cambios significativos?

En mi caso, yo trabajaba en vestuario de televisión y ya antes de ser madre decidí dejarlo, ya que me parecía totalmente incompatible con el tipo de vida familiar que yo quería tener (que no digo que sea imposible, pero a mí no me apetecía ese plan de horarios e inestabilidad). Ya incluso antes de ser madre, la idea de querer serlo condicionó mi vida laboral. Años antes de quedarme embarazada ya trabajaba en Encuire, mi marca de bolsos. Viví un tiempo de “relax” mientras criaba a Clau y daba a luz a Oli. Yo me pude permitir seguir conectada al proyecto (que para mi salud mental fue fundamental), pero de una manera secundaria o cuando tenía tiempo y ganas. Y, por supuesto, sin tener pretensiones económicas con ella, más bien un hacer que la marca sobreviviera… y yo también (risas).

¿Qué es, para ti, lo mejor y lo peor de la maternidad?

Para mí, lo mejor de la maternidad es que te hace ser la mejor versión de ti misma, intentar pulirte para poder transmitir a tus peques lo mejor… ahí no te puedes engañar con el “bueno, yo soy así”, o “yo no hice nada malo”… Nunca he pedido tanto perdón por hacer las cosas mal como con ellas. Creo que no somos súper heroínas y yo, en concreto, soy muy bruta y directa con mis niñas, por eso por lo menos intento que aprendan a reconocer que las cosas que hacemos mal nos hacen mejorar y aprender (lo contrario que dirían algunos padres de los 90, que te hacen parecer débil y que te pierdan el respeto). Lo peor que sacan de mí es la frustración y agresividad que a veces me provocan. Intentar que te entienda un niño tan pequeño es muuuuuy difícil.

¿Cuál es la huella de tus hijas en tu trabajo?

En mi caso están muy presentes. Desde que tengo la escuela de artesanía, todos los talleres que hago en la escuela los hago primero con ellas en casa. Tengo la casa llena de barro, sellos de caucho, tiras de piel, pinturas… Ellas dicen que son handmakers también y a mí me llaman puñoacero (risas).

¿Cuál es la historia detrás de Encuire?

Encuire nació de mi necesidad de ser dueña de mi vida, de mi tiempo y también poder dedicarme a lo que me gustaba: diseñar bolsos, inventar campañas, sesiones de fotos, visitar proveedores… pero, sobre todo, el poder decidir yo misma qué hacer cada día es lo que más me lanzó a montar la marca.

¿Y qué es We Are Handmakers?

WAHM es la evolución natural de Encuire. Una vez empecé a hacer talleres de bolsos para gente de prensa, me di cuenta de lo mucho que me gustaba dar clases y de lo cansada que estaba de estar sola con mi marca de moda, así que decidí abrir las puertas de mi taller de Malasaña, convertirlo en una escuela de handmade y rodearme de alumnos majetes y de profes de los que seguir aprendiendo técnicas nuevas. Por supuesto, aprender a llevar una escuela con sus peculiaridades también fue un nuevo reto que me emocionó mucho. A día de hoy, dos años y medio después, no puedo estar más contenta de mi decisión. Me permite seguir creando bolsos en cantidades pequeñitas, enseñar a mis alumn@s a hacer los bolsos ellos mism@s, a gestionar una empresa y, sobre todo, a seguir aprendiendo de los otros artesanos.

¿Qué es lo más complejo a la hora de emprender? ¿Recomendarías el emprendimiento? 

Para emprender tienes que ser organizada, muy activa y, sobre todo ser templada y tranquila, ya que a finales de mes no siempre hay dinero, ni sabes si lo habrá al principio… Tampoco es fácil tener que saber de todo o estar solo en muchas cosas que no puedes pagarle a profesionales. Para mí eso es lo peor, sin duda. Creo que hay personas para las que emprender es imprescindible… el emprendimiento les sale por los poros, se lo pide en cuerpo. Sin embargo, veo a otras personas que sufren mucho mientras emprenden. Yo recomendaría que cada uno se conozca bien a sí mismo. Emprender es muy duro si no tienes ese carácter para hacerlo, al igual que para mí trabajar ahora por cuenta ajena me resultaría muy complicado y me haría muy infeliz. No todos somos iguales y creo que es igual de guay ser freelance que trabajar en una compañía siempre y cuando tú estés tranquila y feliz en tu puesto (cada uno aporta valores muy distintos).