Que las criaturas son tremendas fuerzas de la naturaleza lo sabemos. Algunas veces incluso lo sufrimos. En determinados momentos, un padre o una madre ve desarrollarse delante de sí tanta y tan incontrolable energía, que lo único en lo que piensa es en dejar dos o tres enseñanzas. No más. Pero tampoco menos.
fuerzas de la naturaleza
me dirijo al magma que
subyace en vuestros cuerpos
, al querido calor que desprendéis
, hablo a los estimados huracanes
de vuestros deseos
, a vuestras profundas
mareas de interior
; a vosotras
, inexpugnables fuerzas de la naturaleza
, os digo
: a ver cómo me las arreglo yo
con ustedes
porque sé positivamente
que no se os puede gobernar
, que se complica todo
si tiras para sujetar
; sin embargo
, he de vivir viendo cómo
vuestro electrizante brote interno
se desarrolla delante de mis narices
en el núcleo de mis hijos
. no sé grandes cosas
, no sé ni cavar un cauce
mucho menos colocar un dique mediano
solo sé que
al viento no hay quien lo pare
ni al mar quien lo retenga
; pero hay algo que quiero hacer
: al menos que os llevéis
dos o tres indicaciones
: señalar las vertientes
que para mí fueron necesarias
, las llanuras fértiles
, los montes difíciles de escalar
.