Intercambio de pareceres. El otro día, a la salida del colegio de los niños, charlaba un rato en el banco de piedra de nuestra aldea gala con Javi Oliva sobre maneras distintas de presentar estos versos. Mientras surgían las ideas y los escenarios, mi hija se acercó y me pidió algo cuyo nombre ahora no puedo recordar. Lo que sí recuerdo es que le dije que no. Ella me preguntó por qué. Y yo le dije que no sabía explicárselo bien pero que, por fortuna, los padres contamos con el manido comodín “no, porque yo lo digo”.
Quiso el destino que Javi pusiera en nuestras manos estos versos sobre la necesidad de razonar con nuestros hijos, tan acertados como nos tiene acostumbrados.
intercambio de pareceres
‘no, la respuesta es no
, no hay más que hablar
’: eso pensaba yo antes
, antes, cuando todo era
inexplorado y de mentira
, antes, cuando las horas eran fucsia
y los zapatos refulgían
, cuando aún no había
comenzado este baile
y yo
no sabía de suelas
todavía
. pero hay asuntos
…
según qué hablemos
varían las oraciones
, según lo que se trate
se cambian los horarios
, según midan las palabras
giramos el dorso de la mano
, asentimos con la cabeza
, guiñamos un ojo
…
hace tiempo, en esa edad de piedra
en la que ciertamente
habitamos un día
era no y ahí concluía la historia
: fin de la participación
, cero debate
, gracias por venir
.
ahora es no
, pero doy mis razones
, argumento lo que pienso
, defiendo mis posturas
y por eso pido
que si decís no
me deis vuestras razones
, argumentéis lo que pensáis
, defendáis vuestras posturas
.
así las cosas, ocurre que
yo digo exactamente
: ‘no, eso no se puede
’ y automáticamente
ellos contestan
: ‘bueno, papá, pero