La literatura fue la tabla de salvación de mucha gente en el exilio. Leer y escribir en la lengua materna. Eso les unía de alguna forma a todo lo que habían dejado atrás. Algo así le debió de ocurrir a Concha Méndez, como sugieren los documentales de Las SinSombrero, de Tània Balló. Y después de verlos, nuestro Javier Oliva hace su pequeño homenaje a la familia de la escritora y a todas las personas que tuvieron que exiliarse tras la guerra civil española.
la literatura es mi patria
(para concha méndez y paloma altolaguirre méndez)
con veinte años
tuve que escuchar
conceptos inasibles
como patria
, lidiar con verbos tristes
: exiliarse, partir, zarpar
y con otros que se convirtieron
en luminosos
: trasplantar, enraizarse
, nacer de nuevas
; me fui en un barco
, cambié de tierras
cruzando un gran mar
, vi que otros amores eran posibles
: supe de otro canto
, con otro arrullo
, otro manto
; un distinto tipo de amor
, efectivamente
, fue posible
: leí, leí bastante
, leí libros de toda índole
, cayeron por mi gaznate
fascículos, tebeos, álbumes
, cromos ilustrados
, novelitas por entregas
, la dichosa poesía
, tejemanejes de la historia
, desmanes de la política
, de todo
; convine que la literatura
se convertiría en mi suelo
, en un suelo partido
y compartido
con toda la gente que quedó detrás
, con ese exilio interior y atomizado
, con esas muchedumbres
subidas a los barcos
, con esas filas del hambre
, con las largas colas de la desesperación
; la literatura se convertiría
, se convirtió, de hecho
, en mi correspondiente
identidad imaginaria
, en mi suelo patrio
, en mi verdadera nación
.
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