Estoy convencida de que muchas de nosotras sabemos, desafortunadamente, qué es tener ansiedad. Qué es sufrir una crisis de ansiedad, que te duela el pecho, que se te acelere la respiración. Pero, ¿creéis que sufríamos ansiedad cuando éramos criaturas… aunque no supiésemos cómo se nombraba? La psicóloga Bárbara Tovar es experta en ansiedad y estrés, con más de 20 años de práctica clínica con adultos y adolescentes (quizá la recuerdes como la psicóloga del programa de televisión Hermano mayor). Junto a Cristina Picazo, ilustradora, acaba de publicar Mi mundo en calma (Montena, 2022), un manual dirigido a los pequeños de la casa que incluye ejercicios que pueden practicar ellos solos o en familia cuando sienten que los nervios se apoderan de ellos. Cuenta Bárbara al inicio de su libro que los pequeños tampoco se libran de este trastorno: se calcula que el 4% de la población infantil la padece, traducida en miedo, baja autoestima o fracaso escolar. Con la intención de descubrir cómo detectar la ansiedad en nuestras criaturas y cómo hacerles conscientes de sus emociones y pensamientos, hemos hablado con Bárbara para que nos ayude a comprender y acompañar mejor.
¿Cómo podemos explicar qué es la ansiedad a nuestros hijos?
Desde pequeños nuestros hijos necesitan conocer y manejar su mundo interior. Lo cierto es que este para muchos peques es un mundo un tanto abstracto, ya que no lo pueden ver con sus ojos, ni tocar con sus manos. Es por esto por lo que muchas veces crecemos sin descubrir de forma adecuada todo lo que nuestro mundo interno encierra: pensamientos, emociones, deseos … ayudar como padres a visibilizarlo es muy forma muy práctica de enseñar a nuestros hijos a conocerse y a mejorar su autoconocimiento. De este modo explicar la ansiedad como una emoción que se esconde en nuestros cuerpos a veces y poder dibujarlo tal y como ellos lo imaginan, les ayuda a entender qué es, cómo nos habla y qué efectos nos produce. Cuanto más de cerca conozcan a la ansiedad, más fácil les resultará no caer en sus trampas.
Nuestras criaturas están expuestas a mensajes a través de las redes sociales. Sus referentes en TikTok o Instagram hacen vídeos explicando, en algunos casos, que sufren ansiedad. Recuerdo una de estas tiktokers que mi hija me enseñó, explicando a sus seguidoras que se clavaba las uñas en las palmas de sus manos cuando sufría ansiedad. Por un lado, creo que es muy útil para nuestras criaturas conocer el concepto de salud mental, que sus referentes se lo acerquen. Pero, ¿es posible que nuestras hijas e hijos asuman y repitan ciertos síntomas sin tenerlos realmente?
Sí, desafortunadamente esto pasa. El modelado es una forma de aprendizaje a través de la observación de referentes, y en estos casos puede provocar que nuestros hijos repitan comportamientos que observan de sus ídolos o de personas cercanas. Pero eso no quiere decir que no podamos utilizar este tipo de situaciones a nuestro favor. Cuando nuestros hijos nos comparten esta información pueden dar lugar a conversaciones importantes y valientes. Conversaciones que salen de los temas de rutina y que les ayuden a entender qué comportamientos de afrontamiento ante la ansiedad son sanos y constructivos y cuáles son dañinos o tóxicos. De hecho, si mis hijos consumen este tipo de vídeos, nosotros podemos sacar el tema, porque sabemos que con toda seguridad van a enfrentarse a este tipo de contenidos y dar lugar a esas conversaciones donde dotarles de un pensamiento crítico y constructivo respecto a estos vídeos. Charlar sobre qué opinan, qué consecuencias tienen, qué otras alternativas tenemos…
¿Qué podemos hacer los padres para detectar los primeros signos de ansiedad en nuestros hijos?
Aprender sobre la ansiedad. Es difícil poder detectarla si no reconocemos las señales que están ligadas a su presencia en la infancia o la adolescencia. Los padres tenemos que dejar de tener miedo a la hora de reconocer cuándo nuestros hijos necesitan ayuda profesional y dejar de esperar que se arreglen las cosas por sí solas, ignorándolas o negándolas. Los expertos alertamos de las señales más características de ansiedad: dificultad para dormir, incremento de la irritabilidad, preocupaciones constantes, dificultad para expresar los sentimientos, disminución de emociones positivas, quejas constantes, dolor de tripa o de cabeza recurrente, llanto por pequeñas cosas, no querer ir al colegio, evasión constante a través de dispositivos digitales… Pero para poder reconocerlas hay que observar, estar conectados a nuestros hijos y tratar de no ignorarlas o restarles importancia.
¿Cómo podemos evitar nosotros trasladar a nuestros hijos nuestras preocupaciones, estrés y ansiedad?
Es cierto que muchos problemas de ansiedad infantil están ligados a problemas de ansiedad en los padres. Ese aprendizaje por observación tiene mucho peso. A veces, estamos más comprometidos a ayudar a nuestros hijos cuando tienen ansiedad que a ocuparnos de nuestra propia ansiedad o estrés. Y esto debería cambiar. Para ayudar a nuestros hijos a regular sus emociones, nosotros también deberíamos aprender a regular las nuestras y hacernos responsables de nuestra ansiedad y estrés. Crear entornos familiares relajados, que inviten a la calma y la tranquilidad, descartando estilos de vida basados en la ansiedad y el estrés, donde se puedan tener conversaciones sin estar regañando todo el tiempo, donde sustituyamos el juicio y la crítica por comprensión y aliento. Son algunas pistas de los entornos familiares más positivos para proteger a nuestros hijos favoreciendo un mejor desarrollo emocional.
¿Puede jugar la tecnología a nuestro favor a la hora de acompañar a nuestros hijos en momentos de estrés y ansiedad?
La tecnología no es el problema: es el uso que le damos. Para poder gestionar la tecnología de forma adecuada es condición imprescindible la madurez emocional —como el autocontrol, la asunción de límites en los horarios o el pensamiento crítico respecto a los contenidos—. Todos estos factores son imprescindibles educarlos en todos aquellos niños y jóvenes que utilizan la tecnología. Si nuestros hijos carecen de estos factores tenemos que ser nosotros los que pongan esos límites, ese autocontrol y esa selección de los contenidos hasta que ellos mismos sean capaces de hacerlo por sí solos. De lo contrario estaremos permitiendo que exploren por encima de su madurez con el consiguiente riesgo para su salud mental.
¿Crees que la ansiedad afecta más a niñas que a niños?
La prevalencia de la ansiedad siempre ha sido superior en niñas que en niños. Las mujeres tienen el doble de probabilidades de sufrir un trastorno de ansiedad que los varones. A excepción de la fobia social o del trastorno obsesivo compulsivo que se rompe esa tendencia. Las razones suelen ser culturales y biológicas.
¿Qué hábitos saludables podemos adoptar en familia para superar momentos de ansiedad?
Aceptar la ansiedad con tranquilidad, tratando de hablar de ella con naturalidad sin culpas, sin miedo, haciéndole frente con serenidad, tratando de analizar las causas del síntoma. Generando hábitos saludables en el ritmo de vida, cuidando la calidad del descanso, realizando actividad física, aumentando las actividades en contacto con la naturaleza, cuidando nuestra red de apoyo —amigos y familiares— y llevando a cabo un afrontamiento de las situaciones que pueden estar provocando esa ansiedad de forma progresiva y respetuosa con nuestra capacidad. Pidiendo ayuda si fuera necesario a los expertos, psicólogos especialistas en esta materia. No olvidemos que educar en la autoestima, inteligencia emocional y la auto-responsabilidad son buenos protectores para una fuerte salud mental.