Bel Olid dejar de depilarse para cuidarse
Imagen: Cristina Candel

BEL OLID: DEJAR DE DEPILARSE PARA CUIDARSE

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Corría el año 2016 cuando una oferta en una clínica cercana a mi casa llamó mi atención: ofrecían bonos de depilación láser bajo la promesa de una experiencia indolora y no caduca en el tiempo. Me dijeron que era compatible con la lactancia, por aquel entonces estaba dando el pecho a mi hijo. Lo que te pedían era que, antes de acudir a la cita, te depilases con cuchilla. Y eso hice. Acudí a mi primera cita y les dije que estaba dando el pecho, que me confirmase que no pasaba nada. Y una chica distinta a la que me vendió el bono me dijo que mejor esperase a terminar la lactancia, total, los bonos no caducaban. Mi lactancia acabó, por obligación, tras tres mastitis seguidas, en 2017.

Cuando acabó mi lactancia, acudí de nuevo a la clínica. Estaba tomando unas pastillas, un tratamiento que duraba varios meses, así que me dijeron que mejor esperase ya que el medicamento que tomaba estaba calificado como “fotosensible”. En fin. Que ya no tomo esas pastillas. Pero tampoco recomendaban depilarse en verano, con la piel morena. Así que seguí esperando. Luego, vino una pandemia. Estamos a punto de terminar el 2020, sigo depilándome con cuchilla y todavía no he usado mi bono.

Y es que tras haber leído el ensayo de Bel Olid (Mataró, 1977), A contrapelo, publicado por Capitán Swing, las dudas se me han venido encima en forma de razón, feminismo y pensamiento. Este pequeño libro es una edición preciosa, con una portada en relieve que dan ganas de acariciar y que recuerda mucho al tacto de una piel depilada con cuchilla… En este ensayo, Bel nos cuenta su experiencia personal tras decidir dejar de depilarse. Pero no solo es una experiencia personal: es poner en contexto una decisión, es sacar a la palestra la infantilización de las mujeres y la sexualización de las niñas, entre otros muchos temas espinosos. Son pocas páginas, pero dan mucho que pensar.

Bel es escritora, traductora y profesora de traducción en la Universitat Autónoma de Barcelona. Además, es madre de dos hijos que están ya al final de la adolescencia y de otro que viene en camino. Desde que le concedieron el premio que recibió el premio Qwerty al mejor libro infantil del año por Crida ben fort, Estela! (Fineo, 2009), donde trataba el abuso sexual infantil, no ha dejado de escribir y de ver reconocida su labor profesional. Si quieres conocer más sobre su faceta materna y las reflexiones, dudas y certezas que le llevaron a dejar atrás la depilación, no te pierdas esta entrevista.

 

PD: Todavía no sé qué hacer con el bono de depilación. Menos mal que no caduca.

PD2: Las imágenes que ilustran esta entrevista son de Cristina Candel.

MI TRABAJO ANTES Y DESPUÉS DE SER MADRE

Era traductora y estaba al principio de mi carrera. La maternidad no afectó a mi profesión: afectó que el que entonces era mi compañero considerase su trabajo más importante que el mío y, por lo tanto, no se responsabilizase de su parte de la crianza. Cuando nos separamos y acordamos criar en custodia compartida, esa desigualdad mejoró notablemente y mi carrera despegó.

LO MEJOR Y LO PEOR DE LA MATERNIDAD

Lo mejor es ver cómo se forma una persona, cómo crece, y el amor increíble que me despiertan. No le veo lado negativo, las dificultades provienen sobre todo de una sociedad que castiga a las madres, pero no son intrínsecas a la maternidad. En mi trabajo, mis hijos me otorgan más empatía, más paciencia, una visión más amplia del mundo.

LA DEPILACIÓN: ¿UN ACTO DE LIBERTAD O TODO LO CONTRARIO?

Podría serlo si entre todas quitamos presión social para hacerlo. Tenemos que conseguir dejar de ver los pelos de las mujeres como asquerosos, sucios, feos. Cuando depilarse o no sea lo mismo que pintarse o no los labios, entonces será un acto de libertad.

SEXUALIZAR E INFANTILIZAR

¿Qué hay detrás de la sexualización de las niñas y la infantilización de las mujeres? Es una pregunta muy compleja que no se puede responder brevemente, pero está claro que hay toda una maquinaria de desempoderamiento de las mujeres que intenta infantilizarnos. A su vez, sexualizar a las niñas nos pone a todas en el mismo saco de “disponibilidad sexual”, sin contar con el derecho de la infancia a descubrir libremente y sin injerencias adultas su sexualidad, ni por supuesto con la agencia de las mujeres adultas.

DEPILARSE ES POLÍTICO

Cuando el hecho de que alguien no se depile genera debate social, como en el caso de Amaia o de otras cantantes y actrices, se convierte en político algo que, por otra parte, se nos quiere convencer de que es una elección personal. Si fuera una elección personal, no se comentaría.

LOS ORÍGENES DE LA DEPILACIÓN

En la antigüedad era una marca de clase, no de género, y lo hacían tanto hombres como mujeres de clase alta. A lo largo de la historia han ido cambiando las prácticas y lo que se considera deseable, y ha sido en el siglo XX cuando en nuestra cultura se ha generalizado y ampliado la depilación de las mujeres.

LA DEPILACIÓN MASCULINA

Es un intento de ampliar el mercado: si les convencemos a ellos de que también deben depilarse, se doblan los consumidores de ceras, cuchillas, láser… El movimiento por la igualdad no debería enfocarse a ampliar a los hombres la presión estética, sino a eliminar la que sufrimos las mujeres. Y en eso ellos tienen un papel importante: deben dejar de comentar y controlar nuestros cuerpos.

DEPILACIÓN Y AUTOCUIDADOS

Para mí, el autocuidado tiene que ver con el bienestar profundo, que significa respetar y aceptar mi cuerpo e intentar que esté lo más sano posible. Una práctica como la depilación, que me expone más a cierto tipo de cáncer de vulva o a la transmisión de ITS, no la puedo considerar autocuidado.

A CONTRAPELO

Es fascinante que un cuerpo sin pelo, fruto de un artefacto social como la depilación, se considere una muestra de feminidad innata. Sería lógico que el vello corporal, que separa la niña de la mujer, se considerase intrínsecamente femenino, incluso sexi. En cambio, hemos llegado al punto en que es todo lo contrario. La mayoría de las mujeres de nuestra sociedad afirman que se depilan porque quieren, porque se sienten más atractivas o por motivos de higiene. En cambio, no depilarte o mostrar públicamente que no te depilas suele ser una decisión política. Este libro desmonta las ideas preconcebidas sobre las supuestas bondades de la depilación y analiza la penalización social que conlleva mostrar el pelo corporal tal y como nos nace. Con los datos en la mano, veremos que la elección no es libre y que mostrar o no mostrar el pelo corporal no es una simple opción inofensiva. ¿Qué vello estamos obligadas a erradicar si queremos ser vistas como «mujeres de verdad»? ¿Qué impacto tiene sobre nuestra salud física y mental acatar las normas sociales sobre depilación? ¿Qué pasa si no podemos? ¿Y si no queremos? Bel Olid expone con claridad y valentía no solo las contradicciones de la depilación de la mujer, sino también todo lo que conlleva de sumisión social, de obediencia a unas normas de mercado exigentes y de inseguridad personal de tantas mujeres.

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VICTORIA GABALDÓN

Madre de Julieta y Darío, periodista y escritora. Creadora de MaMagazine, orgullosamente apoyada por una tribu de comadres poetas, escritoras, fotógrafas, creativas, ilustradoras, psicólogas, docentes y periodistas especializadas en maternidad.
Madre de Julieta y Darío, periodista y escritora. Creadora de MaMagazine, orgullosamente apoyada por una tribu de comadres poetas, escritoras, fotógrafas, creativas, ilustradoras, psicólogas, docentes y periodistas especializadas en maternidad.

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