Cuenta Roy Galán (Santiago de Compostela, 1980) que su madre, al conocer que estaba embarazada de mellizos, pensó en abortar. Pensó en abortar en un tiempo en el que abortar era un delito en España.
Cuenta que su madre pidió dinero a su tía para ir a Holanda y poder abortar allí. Su tía le prestó el dinero. Era bastante dinero, lo suficiente para conseguir comida y pañales para todo un año de crianza. Cambió de idea sobre su aborto. Pidió a su tía que escondiese el dinero. Y ella lo escondió en libros que su madre jamás leería -la Biblia, por ejemplo-.
En 1980 nacieron Roy y su hermana Noa. Y crecieron en un hogar formado por dos mujeres. Otra rareza para la época de puertas afuera. De puertas adentro, si sigues a Roy, sabrás que esta atípica crianza fue su mayor fortuna. Un hogar femenino, feminista, tolerante y abierto. Mujeres que no dejaron de ser mujeres, ni de ser ellas mismas. Que enseñaron a sus hijos justo a eso: a ser ellos mismos. No es poco, ¿cierto?
Roy es hoy un escritor prolífico y muy leído. No solo leído: sus mensajes, llenos de amor -pero no de ese amor romántico, sino de ese amor puro y esencial-, alientan a miles de jóvenes. Ha conseguido calar en las, a veces, difícilmente permeables pieles de hombres y mujeres. Su mensaje moja y provoca reacciones. Leer a Roy Galán no es solo leerlo, es bebértelo y quedarte con ese poso del amor dentro. Del amor en grande, de ese amor que no tiene condiciones, que no entiende de restricciones, que es universal, crudo y más de verdad que las penas.
En esta entrevista, Roy nos habla de su infancia, del ejemplo de sus madres (lee este texto sobre el amor que compartieron), de feminismo, de machismos, de masculinidades y de vidas propias.
Un comentario