Crecer necesita miradas. Miradas atentas, plenas, conscientes, que estén presentes en los instantes decisivos. Por todo eso, hay que aprender a mirar. Y si tus peques te dicen “mira lo que hago”, aunque lo pidan por séptima vez consecutiva, tienes que mirar.
mirar
‘mira lo que hago
no me dejes de mirar
’, se oye la cancioncita
en mitad de la plaza
: un crío se suelta de una mano
mientras monta en bicicleta
, una niña salta desde el banco
en medio de una voltereta
‘mira lo que hago
no me dejes de mirar
’. y nosotras miramos
, con la mirada sostenemos
y es tan importante mirar
como no hacer ninguna otra cosa
mientras miramos
: el puro gesto de estar
, el cruce de miradas
, la atención plena de esos segundos
prestan el equilibrio necesario
, conceden la magia pertinente
de manera que sin eso
no hay escena
: ‘mira lo que hago, mamá
mira cómo salto, papá
’.