mar vera el diseño interior
Foto: Victoria Gabaldón

MAR VERA, EL DISEÑO INTERIOR

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Mar Vera diseña interiores, hace ilustraciones, congrega a las masas en sus eventos y, además, es un personaje. Te das cuenta al minuto de estar con ella, cuando descubres sus ojos azules de marca registrada, su sonrisa contagiosa y su forma de contar mil y una cosas con honestidad y sin irse por las ramas. Es mágica. Mar es como es porque es interiorista. Porque lo es las 24 horas del día y le gusta. Forma equipo con otros grandes profesionales del diseño en Welcome Design y en Envés. Si la curiosidad por descubrirla te puede, la encontrarás en su precioso estudio en la calle Olivar de Madrid, un antiguo almacén de luces que atrajo la  de Mar para no soltarla.

SOBRE FEMINISMO

El término feminismo se encuentra muy denostado y es una pena. Hay que trabajar para que vuelva a su posición. Tiene una vertiente demasiado radical pero es una palabra que me llena de orgullo. Tenemos que seguir trabajando, todavía hay mucho que hacer. Feminismo es trabajo.

SU TRABAJO ANTES DE SER MADRE

Mi trabajo como interiorista no sufrió demasiados cambios con mi maternidad. Sigue siendo el mismo. A día de hoy sí puedo decir que me ha fortalecido. Mi maternidad fue complicada: mi hija Marina nació bajita de peso, con 8 meses y 1.700 gramos. Mi trabajo se ralentizó el primer año, pero no dejé de trabajar gracias al apoyo de mi socio Víctor Camacho, que siguió y cogió mucha fuerza en el estudio. Así, pudimos mantenernos aun en plena crisis. En esta fase también me ayudo mucho Antonio (mi marido). Sin él no podría haber sobrevivido sin trabajar, de hecho me planteé cerrar el estudio y buscar otro trabajo y el me ayudó y apoyó para que siguiese. Mi hija Marina es mi compañera tanto en la vida como en mi trabajo. No estorba, nunca estorbó a nivel laboral: todo lo contrario. A nivel personal he seguido haciendo lo que hacía. No salgo tanto… pero ya he salido bastante, por mí y por todos mis compañeros. Marina tiene 11 años y ya me ha acompañado a Estados Unidos dos veces, incluso me la llevé a Ecuador durante un mes para trabajar en el proyecto de decoración de una tienda. Cuando Marina nació yo tenía estudio en Ciudad Real y en Madrid. La llevaba conmigo hasta que empezó el colegio. Ha vivido todo este proceso y ha trabajado a mi lado; por suerte yo organizo mis horarios. En esa época hicimos una casa para un constructor en Ciudad Real y me la llevaba a ver las telas, con los clientes… Durante este tiempo, cada dos semanas, tenía que controlar su crecimiento, su peso. Pero se portaba bien y me acompañaba a todas partes. La pereza está en nosotros, no en los niños: ellos se adaptan.

LA HUELLA DE MARINA, SU HIJA

Marina es la luz. Hay gente que tiene luz. Marina tiene luz. Marina está reflejada en el rosa de mi estudio. No es que Marina sea muy de rosa, pues es bastante antiprincesa. Ella es Tim Burton, animales… pero el rosa de este espacio refleja su dulzura. El estudio, antes de serlo, era un almacén de lámparas. La luz puede cambiarlo todo: en las personas y en los proyectos. Nosotros trabajamos mucho la luz, pues puede cambiar un proyecto para bien y para mal. La luz es esencial cuando concebimos un espacio. Hace 12 años, yo no sabía lo que era un LED y ahora hay muchas más posibilidades para trabajarla, el mundo de la iluminación ha evolucionado notablemente. Cuando hago viviendas, me tomo el replanteo de luz como algo personal y voy haciendo el recorrido como si fuera mi casa, para saber dónde empezar, dónde apagar…

SER MADRE ANTES DE SER MADRE

Nunca tuve la necesidad de ser madre ni sentí la llamada de la naturaleza, ni la de Dios, ni la de nadie. Tampoco me he sentido más realizada por ser madre. Es maravilloso, por supuesto. Pero nunca tuve la necesidad de serlo. Tuve un aborto espontáneo antes de Marina y no fue nada traumático: es la naturaleza y punto. Me sentía muy realizada como persona y como profesional, contenta con mi vida. De mi aborto tengo un bonito recuerdo, curiosamente con mi padre. Mi padre era una persona maravillosa, de ésas que ves en la acera de enfrente y cruzas para encontrártela. Cuando sufrí mi aborto, tras la intervención, vino con un bocadillo de jamón y una cerveza fría para tomar juntos cuando se me pasase el efecto de la anestesia. Fue un momento íntimo precioso y es mi mejor recuerdo de ese trance. Estaba diseñando colecciones para Porcelanosa, viajando a Milán, cuando a los 7 meses de embarazo se paró el crecimiento de Marina dentro de mi útero. Es algo que puede pasar en momentos de estrés o por hipertensión, pero no era mi caso. No sabemos a ciencia cierta por qué fue, pero su crecimiento paró. Yo hablaba a Marina y le decía “Marina, tienes que nacer. Vas a viajar un montón, vas a ver muchos mares… te espera lo mejor”. Marina nació y yo no me he equivocado.

¿LO MEJOR DE SER MADRE?

Me divierto muchísimo con mi hija. Es una persona divertida, me acompaña en mi día a día. Se relaciona muy bien con la gente, disfruto mucho con ella. Un fin de semana sin otro vamos al campo, lo disfrutamos mucho. No hay tecnología ni nada que comprar. Hay una granja, vamos a por huevos, cogemos manzanas para merendar… Tenemos un contacto muy directo con la naturaleza, Y con la vida y la muerte. Unos animales se comen a otros, mueren… conocer esta realidad te hace más fuerte. Recuerdo un fin de semana de diciembre, antes de Navidad, con mil cenas y eventos por delante. Antonio, mi marido, sugirió que, cancelásemos todo y nos fuésemos al campo. Y así lo hicimos. Pusimos un puchero en la lumbre. Por la mañana se levantó Marina muy temprano, nos abrigamos y nos fuimos a pasear bajo la niebla. Una niebla tan densa que impedía que oyésemos nuestros propios pasos: era magia. Recuerdo con mucho gusto ese frío fin de semana. La naturaleza es magia.

LO MÁS DURO DE SER MADRE

Quizá el momento más duro de mi maternidad fue el momento de incertidumbre antes nacimiento de Marina. Ser madre, en sí, no me resulta duro. Sí tengo miedo: a que se ponga enferma o que no sea feliz… Marina nació baja de peso, tenía muchos miedos. Pero eso pasó. Siempre tienes miedo: viene en el mismo pack de la paciencia. Yo no sabía que podía tener tanta paciencia. Nunca había robado nada en mi vida. Pero como Marina apenas abría la boca para comer, comencé a llevarme cucharillas de los restaurantes cuando veía que eran estrechitas y pensaba que podían servir para dar mejor la comida a Marina. Haces lo que sea para que tu hijo coma. Aunque critiques a esos niños que comen con el Ipad delante, tú también terminas haciéndolo si eso sirve. Lo importante es que coman: cómo, empieza a darte igual.

UN CONSEJO DE TUS PADRES

Mi madre me dio un consejo cuando fui madre y tuvo razón. Me dijo: “no hagas caso a nadie, ni siquiera a mí. Guíate por tu intuición. Lo que tú creas que ella necesita es lo que va a necesitar”. Y así fue. Marina no habló hasta los tres años y medio. No me preocupaba, aunque era algo que generaba cierto debate en la familia externa. Ahora, Marina tiene un léxico de una niña de 16 años. Creó su propio lenguaje, que yo entendía perfectamente. Mi amiga Flora se quedó una noche con ella y decía que se hacía entender con su lenguaje corporal. Era cuestión de tiempo, yo lo sabía. “Lo que pasa es que nos está observando. Está viendo cómo somos y observando nuestras debilidades”, decía mi madre. Mi padre me enseñó el respeto a los animales, a los mayores, el amor al campo, a la comida… Era una persona que transmitía con su presencia, todo estaba mejor si estaba él. Enfermó cuando Marina nació. Fue una época dura pero también divertida, porque estaba Marina. Tuvo demencia y hubo momentos muy divertidos en su regresión. No tuvo tiempo de vivirla de otra forma: fue como tener dos niños. Era tan cariñoso que, aun estando enfermo y sin acordarse de mi nombre, cada vez que iba a visitarlo me decía: “qué guapa estás”. Uso mucho un hashtag en mis redes que es #azulvera, por el color intenso y especial de los ojos de mi padre.

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8 comentarios

  1. Hacia tiempo que no leía un artículo tan bello, tan punzante y honesto a la vez. “Marina, tienes que nacer. Vas a viajar un montón, vas a ver muchos mares…“ gracias por compartir la mirada, la vida, los mares.

  2. “No hagas caso de nadie, ni siquiera a mi, guíate por tu intuición”… Me encanta !!!!, pero con una objeción, ni se te ocurra intentar mejorar las gachas ni los canelones de Filito, no indagues en tu intucion que es un pa na !!!

  3. Precioso el articulo Mar, preciosa familia, lo se muy bien y coincido con Rafa, tus guisos han marcado también buenos momentos muy especiales, pero…. las gachas de Filito, son las gachas!!
    Enhorabuena Mar, por todo tu recorrido, tu esfuerzo y tu tenacidad. Un abarzo amiga.
    Ani

  4. No es nada fácil hablar de una forma tan personal, de lo más íntimo. Mi más sincera enhorabuena porque se ve a la Mar que tanto me gusta. Te quiero nena!

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VICTORIA GABALDÓN

Madre de Julieta y Darío, periodista y escritora. Creadora de MaMagazine, orgullosamente apoyada por una tribu de comadres poetas, escritoras, fotógrafas, creativas, ilustradoras, psicólogas, docentes y periodistas especializadas en maternidad.

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