PIEZAS SUELTAS, EL PODER DEL JUEGO INTANGIBLE

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«Tras haberles ofrecido de TODO a nuestros hijos para su juego, tras haber experimentado incansablemente con TODO lo habido y por haber, nos dimos cuenta de que realmente, para jugar, no hacía falta NADA». Este es el punto de partida para Piezas sueltas. El juego intangible (Litera Libros, 2023) de la artista multidisciplinar Priscilla Vela y la fotógrafa Mercedes Herrán.  Tras el éxito de Piezas sueltas. El juego infinito de crear (Literal Libros, 2019), Priscilla y Mercedes quisieron ir más allá y ayudarnos a crear mundos que van mucho más allá de una pantalla. Ser madres cambió la dirección de la mirada de ambas (Mercedes tiene un hijo de 7 años y Priscilla tiene dos, de 7 y 3 años) y juntas se propusieron demostrar que la vida es juego.

¿Qué es, para vosotras, lo mejor y lo peor de la maternidad?

Mercedes: Lo mejor de la maternidad es sentir ese amor incondicional, verte a través de sus ojos. Poder revivir tu propia infancia a través de ellos y poder resignificarla. Y lo peor, ver tus propios fallos, inseguridades y miedos.

Priscilla: Lo mejor es la apertura brutal que significa a todos los niveles el convertirse en mamá, es un crecimiento exagerado. Y lo peor, lo doloroso del proceso y el tener que despedirse de versiones de ti sabiendo que, probablemente, ya no volverán.

¿Cómo era vuestro trabajo antes de ser madres? ¿Y después? ¿Sufrió cambios significativos?

M: Mi trabajo en sí no ha cambiado significativamente: lo que más ha cambiado es mi forma de entender y de priorizar en la vida. Gracias a ser madre soy mucho más flexible, más amable conmigo misma y, por ende, con el resto. Mi escala de valores ha cambiado considerablemente tocando, por supuesto, al trabajo.

P: Antes de ser madre tenía un «trabajo» y ahora lo que tengo es libertad creativa. La maternidad me ha hecho preguntarme mucho el «para qué» de lo que hago y en esa búsqueda de coherencia mi vida completa —no solo el trabajo— se ha ido transmutando. Lo curioso es que, lo que hago, en esencia, no ha cambiado tanto (sigo jugando), pero ha habido un cambio radical en el cómo lo hago. Ahora, en vez de interpretar las partituras de otros, invento las mías utilizando todo tipo de piezas sueltas, y no solamente las que «suenan» y encajan en las «reglas del juego» que otros inventaron.

 

Mercedes y Priscilla

 

¿Cuál es el origen de este libro? ¿Cómo dialoga con vuestro anterior libro?

M: Este libro es una continuación del anterior. En el primero el foco está puesto totalmente en la materia y lo tangible y en este el foco está puesto en lo invisible e intangible. Son totalmente complementarios.

P: La verdad es que nunca sentimos que habíamos cerrado el círculo con el primer libro y de esa sensación de inacabado se ha ido gestando el segundo. Ambos son como el yin y el yang: tienen sentido por separado, pero juntos representan mucho más que la suma de sus partes.

¿Cómo descubristeis esta filosofía de juego? ¿Cuál fue vuestro primer encuentro con la teoría de Nicholson?

M: Descubrí la teoría de Nicholson gracias a Priscilla, fue un punto de inflexión muy fuerte en mi vida. Me explotó la cabeza literal, todavía recuerdo el momento exacto que me encontré con Priscilla después de leerla, no podía dejar de hablar, de divagar, de compartir mi punto de vista, de escuchar el de ella y quedarnos las dos después de mucho hablar, con un largo silencio y una media sonrisa en la cara.

P: Siempre he tenido una mente inquieta y al convertirme en mamá se acentuó esa cualidad. Dejé de creerme el mundo: literalmente, todo empezó a parecerme una gran mentira. La urgencia por encontrar respuestas y referentes que resonaran conmigo me llevó a investigar todo tipo de pedagogías alternativas y filosofías de crianza —entre otras muchas cosas—. Así llegué a Simon Nicholson y a la Teoría de Piezas Sueltas, y algo en mí hizo clic de una forma muy profunda. Entonces no entendí por qué, pero siete años más tarde puedo asegurarte que una parte de mí ya sabía que las piezas sueltas me iban a cambiar la vida.

 

piezas sueltas
Interior de “Piezas sueltas”
© Mercedes Herrán

 

¿Qué tipo de material desestructurado tenemos en casa… y no nos damos cuenta?

M: Todo es material desestructurado: allá donde mires, puedes separar y desmontar y llegar a “la pieza”. De ahí el origen de la catalogación del primer libro: nos volvimos locas buscando todas las posibilidades de material que se podían ofrecer a un niño considerándolo pieza suelta.

P: Como dice Merche, todo lo que existe a nuestro alrededor puede ser diseccionado en piezas sueltas. Todo lo tangible y también lo intangible. La habilidad para ver esas piezas sueltas se va adquiriendo con la práctica, con el permitirse jugar con cosas que no son juguetes y ver qué sucede. Podemos empezar por la basura que generamos —¿cuántos de estos residuos nos pueden servir para jugar o crear?—, continuar con las piezas sueltas que tenemos en la naturaleza y poco a poco ir ampliando este catálogo e integrándolo en nuestros juegos.

En un mundo en el que las criaturas reciben tantos impactos desde fuera de las familias —colegios, pantallas…—, ¿cómo es de fácil que pongan su atención en todos los productos que, continuamente, les entran por los ojos?

M: Es cierto que hay una sobreestimación brutal constantemente. Nosotros, como padres, hemos intentado desde bien pequeños reducir esto en la medida de nuestras posibilidades.

P: Una de las potencialidades de las piezas sueltas es que ponen el foco en el proceso creativo personal e intransferible de cada niño, para dotarle de la autosuficiencia creativa que le permite materializar con sus propias manos sus propias ideas, construyendo su propio conocimiento de forma empírica. En cambio, esa sobre estimulación externa —que no deja de ser una especie de parásitos invisibles que anidan en sus mentes y aniquilan ese proceso creativo innato—, limita todo a lo sintético, a lo virtual. Los niños que desde pequeños juegan con materiales no estructurados adquieren el superpoder de crear y la capacidad de poder llevar sus ideas al plano material. Por ello, aunque estén rodeados de esos mismos estímulos, los abordan de otra forma porque los comprenden como variables con la que construir su realidad. Saben que el verdadero poder reside en su interior, en su juego, y no en el bombardeo de lo de fuera.

¿Qué experimento nos recomendaríais para adentrarnos en el mundo de las piezas sueltas?

M: Muchas veces los niños prefieren jugar con las cajas de cartón que traen los juguetes, a los mismos juguetes, ¿verdad? Pues yo os propondría que le deis un par de cajas de cartón mucho más grandes —de lavadora e incluso de nevera— y observéis qué pasa con ellas.

P: Yo propongo salir a dar un paseo e ir recogiendo todo tipo de materiales naturales, una buena cantidad de cada. Al llegar a casa, inventad algo con ellos, escuchando y siguiendo los intereses de los niños. Al principio, sobre todo, es importante trabajar juntos porque ellos a menudo necesitan aprender de nosotros un vocabulario básico sobre cómo interactuar con el material, los límites, posibilidades y técnicas de cada uno —el papel si se moja se estropea, las piedras si se lanzan pueden hacer daño y romper cosas, las herramientas deben usarse con cuidado, etc.—, por lo que la desprogramación que traen de la mano las piezas sueltas realmente la hacemos los adultos. Podéis iniciar un proceso que pueda implicar añadir personajes, plastilina o incluso otras piezas sueltas que tengamos en el cubo de reciclaje… Una vez nos sumergimos en ese proceso creativo —que nunca sabemos adónde nos va a llevar—, empieza a suceder la magia y entramos en esa burbuja de «no tiempo» característica del estado de juego puro o de flow. Desde ahí, solamente hay que dejarse llevar por la imaginación.

 

 

Si en El juego infinito de crear os hablábamos de «un inicio, un reset, una puerta, una herramienta», en El juego intangible investigaremos ese universo desconocido que empieza a surgir en nosotros al decidir iniciar ese viaje, al atravesar la puerta, al atrevernos a hacer ese reset, al intentar aprender a manejar la herramienta.

Priscilla Vela y Mercedes Herrán

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VICTORIA GABALDÓN

Madre de Julieta y Darío, periodista y escritora. Creadora de MaMagazine, orgullosamente apoyada por una tribu de comadres poetas, escritoras, fotógrafas, creativas, ilustradoras, psicólogas, docentes y periodistas especializadas en maternidad.
Madre de Julieta y Darío, periodista y escritora. Creadora de MaMagazine, orgullosamente apoyada por una tribu de comadres poetas, escritoras, fotógrafas, creativas, ilustradoras, psicólogas, docentes y periodistas especializadas en maternidad.

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