Descubrí MaMagazine por casualidad, entre el aluvión de imágenes y palabras que inundan las redes, en un momento muy especial. Yo estaba en llamas. Ardiendo con un bebé al pecho, observando de nuevo la vida tras la maternidad reciente, como por primera vez, como al despertar de un sueño, con el mismo cuerpo hecho de otra piel a la que nunca te acostumbras. Sedienta de compartir esa electricidad con otras mujeres, con una necesidad brutal de hablar de ella, de parar a otra madre por la calle y preguntarle: “¿tú también caminas a un metro del suelo? ¿tú también estás rota por dentro y a la vez tan entera que asusta?” Estaba ansiosa de encontrar estas experiencias reflejadas en los medios, en el cine, en la literatura y en las revistas. Perpleja ante imagen edulcorada y descafeinada de un arquetipo que es urgente actualizar: el de la MADRE.
La narrativa sobre la maternidad real en la mayoría de las revistas a las que tenemos acceso es un páramo y encontrarme con MaMagazine fue abrir la puerta de una casa llena de habitaciones frescas y diferentes. Un lugar para gritar, bailar, escribir, descansar, confiar, rugir, llorar y, sobre todo, compartir el millón de inquietudes que surgen en torno a lo maternal, al cuerpo, a lo libidinal. Dar rienda suelta a ese potencial creativo que nace de las entrañas, seamos madres o no. Olvidarnos de la censura, de lo prudente, del lugar seguro, de la sonrisa y la aprobación. Un espacio que ahonda en lo que nos interesa, que va mucho más allá de pañales, alimentación complementaria y rutinas de sueño, donde esto también tiene lugar, pero siempre mezclado con lo político, social y cultural. ¿Qué hay más político que los cuidados? ¿más creativo que lo que nace de una pulsión vital? ¿más artístico que el latido de nuestros cuerpos necesitando expandirse? ¿Más urgente que el espacio para expresarnos fuera de la censura, para sacar los pies un tiesto que hace años se nos quedó pequeño?
Y resulta que detrás de todo esto está Victoria Gabaldón, madre, periodista, escritora. Mujer que inspira y pone toda la pasión a un proyecto así, sin censuras. Ella me dio carta blanca para expresarme a mi largo y a mi ancho, confianza total, mientras seguía con lo suyo; escribiendo artículos y haciendo entrevistas a otras mujeres que también son madres o no, pero siempre creativas, potentes y salvajes.
Resulta que ahora Victoria quiere que esto tome cuerpo de papel y las que la conocemos vamos detrás, apoyando está decisión y sabiendo que será una oportunidad para crecer, para llegar más lejos y soñar más alto. Que es necesario hacer físico este lugar, pasar las páginas y detenerse en ellas, tomar conciencia.
Si sentís el latido os animo a colaborar en el crowdfunding a través de GOTEO, son los últimos días antes de dar el salto. La puerta de esta casa poliédrica y disidente quiere abrirse de par en par, desplegar todo su potencial y dejar una profunda huella, donde nos reflejemos todas.