ALBA DEDEU: ¿QUÉ HAY QUE HACER PARA TENER UNA VIDA NORMAL?

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La verdad: no imaginé que tendría algo en común con la vendedora de una tienda de pollos asados. No lo imaginé, hasta que lo leí en La conformista, la última novela de la escritora y traductora Alba Dedeu (Granollers, 1984) editada por Sexto Piso. En seis capítulos, la autora desgrana la historia de Eva, una joven que regenta junto a Pere, su pareja, un local de pollos alast. Su vida es una vida normal, sin grandes estridencias: veranean una semana al año en el apartamento de su suegra, tendrán tres hijas a lo largo de quince años, sufrirán crisis y desencantos en su matrimonio, desavenencias con sus familiares y algún que otro problema de salud. Y siempre, siempre, seguirá oliendo a pollo asado. A lo largo de estos seis episodios, Eva no dejará de preguntarse si su vida es suficiente para ella y qué habría sucedido si las decisiones tomadas hubieran sido otras. Volviendo a la verdad del inicio: esa mujer, Eva, tiene las mismas frustraciones que yo. Y me atrevería a decir que las mismas que tú o, por lo menos, unas poquitas compartimos. Quizá lo que nos diferencia es cómo vemos el vaso: si medio vacío o medio lleno.

Alba vive en Barcelona y se dedica a la traducción literaria. Con su primera obra, Gats al parc (2011), ganó el premio Mercè Rodoreda de cuentos y el Crítica Serra d’Or. En 2012 publicó L’estiu no s’acaba mai, una segunda recopilación de relatos que tuvo muy buena acogida entre la crítica y el público. La conformista es su primera novela. Conversando, confiesa que comenzó a imaginar esta historia al comprar un pollo asado en una tienda: «Entonces, me pregunté qué haría esa pareja que me atendió, que está ahí todo el día, cuando llegara a su casa. Me pregunté cómo sería su relación de pareja —creo que en esta tienda de mi barrio, quienes atienden son pareja—. Y hasta ahí: este libro no va sobre ellos. Me inspiré en ellos, me gusta escribir sobre personas que tienen una vida distinta a la mía. Estoy todo el día traduciendo y me pareció más divertido escribir ficción sobre otros tipos de vida. Imaginé, a partir de ahí, cómo podía ser la vida de dos personas que comienzan a trabajar muy jóvenes, que no han ido a la universidad, que no han esperado a terminar su carrera para tener hijos. Para ellos, pasa todo antes que en los actuales millenials».

Eva y Pere son personajes, a priori, que no despiertan demasiado interés. «El vendedor de pollos como personaje literario es poco romántico», comenta Alba. El monólogo de Eva, su rutina, sus insatisfacciones y sus dudas revelan una de las claves del libro: ¿es conveniente conformarse con lo que se tiene? Este debate, en los tiempos en los que la vida parece más bien una foto bonita en una red social, es más actual que nunca. «La cosa es, para empezar, qué es el conformismo y cómo lo definimos, sobre todo, en nuestra época —apunta Alba—. ¿Hacemos lo que queremos o lo que otros esperan que hagamos? ¿Partimos de lo que esperan de nosotros? ¿Qué hay que hacer para tener una vida normal? Y, sobre todo, ¿qué quieres hacer tú? Con el libro, pretendo que cada lector decida si cada decisión o crisis de Eva señala si ella conformista o no lo es, o qué haría en su situación». En este caso, la respuesta es una pregunta abierta. Incluso el final de la novela queda abierto a la imaginación de quien la lee. «El libro refleja la evolución interna de sus personajes: de su carácter, de cómo aprenden a vivir mejor como pareja, consigo mismos…».

 

«Ella no debía de ser mucho más joven que yo, pero, gorda y cansada como me sentía, estaba segura de que mis veinticinco parecían cuarenta. Ella cantaba en un grupo indie, yo vendía pollos»

 

A priori es posible que no identificarse con el personaje Eva: supongo que nadie quiere definirse como conformista. Aun no identificándote, entiendes todas sus emociones, sientes que tú también has pasado por ahí: en la mirada vacía de deseo hacia una pareja, en la chispa que se enciende con un roce de manos o con una mirada con un extraño que no es tu pareja, en los miedos ante la maternidad. Nos reconocemos en el momento en que se despierta el deseo y también en el vacío gris de una vida plana y rutinaria: «En un momento dado, la fantasía puede hacer de filtro en la vida, puede hacerte ver las cosas de otra manera. A veces, pasar del deseo a la ausencia del deseo sucede sin transición. A Eva el deseo se le mezcla con la culpa, también con la ternura. Llega un momento en que está tan angustiada que, sabe que quiere a la persona con la que comparte su vida, pero no siente deseo porque la angustia lo llena todo. A esto se suma la preocupación típicamente femenina de sentirnos deseables antes de sentir nuestro propio deseo», explica Alba.

La presión sobre las mujeres que se convierten en madres es otro de los temas que atraviesa el libro: «En los medios de comunicación puedes ver a esas modelos que, casi al día siguiente de dar a luz, se suben a una pasarela. Es una entre un millón, no es realista».  La presión sobre el cuerpo de las mujeres, la ilusión de tapar el olor a pollo con unas gotitas de Chanel número 5, lo que significa tener una familia perfecta…: «Todo el mundo sabe que la familia perfecta no existe. Cada familia tiene una cosa, otra o varias. Todos tenemos una familia y sabemos lo que hay, pero, a veces, cuando miras a las otras y solo te enseñan lo que quieren enseñar, puedes sentir frustración ahí también».

 

«Y estábamos bien, estábamos realmente bien. Hacía mucho tiempo que no teníamos una pelea fuerte, nos reíamos juntos, nos habíamos aceptado mutuamente buena parte de las manías, ataques de mujer arisca y dedos fuera de las chanclas incluidos; la noche del error de cálculo había sido fogosa y teníamos noches como esa bastante a menudo»

 

 

Eva y Pere venden pollos al ast y huelen a fritanga de pies a cabeza. Eva no se resigna: se lava el pelo por la mañana y por la noche, se perfuma en el trabajo y pone lavadoras a diario. Intenta no abandonar sus zapatos de tacón, aunque al llegar a la tienda tenga que cambiárselos por otros más cómodos, y se compra maquillaje resistente al agua, aunque de tanto sudar el rímel le emborrone las ojeras. Consciente de lo inútil de su lucha, Eva acaba acostumbrándose tanto al olor como a las renuncias: deja en casa los tacones, tira a la basura el maquillaje y parece asumir que su vida es la que es. Sin embargo, cada vez que afloran las inevitables fricciones de la rutina en pareja o cuando el esfuerzo de sacar una familia adelante le pasa factura, la incómoda pregunta reaparece: ¿y si su vida pudiera haber sido otra?

En La conformista, su primera novela, Alba Dedeu narra con formidable sutileza y precisión los altibajos del día a día, los sinsabores de la convivencia y esa angustia de baja intensidad que envuelve a Eva, como nos envuelve a todos: el vértigo de las posibilidades aparentemente infinitas que tenemos a nuestro alcance y la incertidumbre constante de no saber si, de todas esas opciones, habremos escogido la mejor.

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VICTORIA GABALDÓN

Madre de Julieta y Darío, periodista y escritora. Creadora de MaMagazine, orgullosamente apoyada por una tribu de comadres poetas, escritoras, fotógrafas, creativas, ilustradoras, psicólogas, docentes y periodistas especializadas en maternidad.
Madre de Julieta y Darío, periodista y escritora. Creadora de MaMagazine, orgullosamente apoyada por una tribu de comadres poetas, escritoras, fotógrafas, creativas, ilustradoras, psicólogas, docentes y periodistas especializadas en maternidad.

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