secretos

CARTA A MIS HIJOS (PEQUEÑOS SECRETOS)

Escrito por:

Queridos hijos, me gustaría contaros un secreto:

Hubo una vez alguien que dijo que la enfermedad no tiene realidad y valor de enfermedad más que en una cultura que la reconoce como tal, se trataba de un famoso filósofo. También hubo quien dijo que detrás de cualquier trastorno mental se esconden situaciones emocionalmente traumáticas, este era un reconocido psiquiatra. Y otro que aventuró que las situaciones emocionalmente traumáticas son un fenómeno central en la conformación de la personalidad de todo ser humano, la experiencia de tener que hacer frente a algo que es más de lo que la mente puede manejar. 

Hijos míos, mi gran preocupación es proveer un ambiente relacional que favorezca vuestro desarrollo madurativo sano y saludable, vuestro cuidado y la nutrición emocional suficiente para vuestro crecimiento, evitando así posibles situaciones traumáticas —de esas de las que hablaba ese psiquiatra que os comentaba—. Mi deseo es que sintáis que estamos conectados, en sintonía emocional entre nosotros, favorecer una relación de confianza, que sentimos juntos el devenir del día a día, de las situaciones agradables, y de las otras también. Deseo ser capaz de daros, asimismo, espacio suficiente para que tengáis vuestras propias experiencias separados de mí, sean o no agradables y, aun así, que sintáis mi disponibilidad para acompañaros si lo necesitas. Casi nada…

Todo ello sería, creo yo, más que suficiente para desempeñar el imposible papel de madre y de padre suficientemente buenos. Y, la verdad, me reconozco profundamente imperfecto. Vosotros sois a pesar de mí y mis imperfecciones. Desearía evitaros los inevitables devenires de traumas relacionales que nos acompañan a todas las personas. Eso que comentaba al principio. Pero esto no es suficiente. 

¿Y por qué no es suficiente? —os preguntaréis—. Porque tras este telón de buenas intenciones, prácticamente imposibles, mis intenciones —y las de todo progenitor que desee proveer de un entorno seguro y nutricio a sus retoños— se esconde una cruda realidad. ¿Quién provee a mamá y papá de ese entorno suficientemente seguro para una crianza amable y consciente, honesta y en ocasiones brutal? ¿Cómo proveer la conexión en la relación, la sintonía afectiva y la confianza en los demás si no se garantiza la del adulto por parte de su entorno?

Me preocupa sobremanera ser un papá excelente, de esos que se supone debemos ser, lo que la sociedad, de alguna manera, nos presupone. Pero bajo este manto de suposiciones, en ocasiones, mamá y papá nos sentimos solos y sobreexpuestos a experiencias de tener que hacer frente a algo que es más de lo que la mente puede manejar. ¿Recuerdas esto de “la experiencia de hacer frente a algo que es más de lo que la mente puede manejar”? Esa que precisamente quiero evitaros a vosotros, evitando así potenciales situaciones traumáticas que puedan devenir el desarrollo de posibles problemas de salud mental. Pero, ¿quién nos las garantiza a nosotros, los papás y las mamás?

Os cuento el mayor de los secretos hijos míos, un secreto que espero sea a voces y nos escuchen traspasando las fronteras de nuestra relación.  Nosotros, papás y mamás, necesitamos cuidados,  relaciones que nos acompañen tal y como pretendo acompañaros a vosotros, que validen, que sostengan, que legitimen, sentir la conexión y sintonía con los demás, confiar en otras personas…  porque para evitar un desarrollo difícil en la infancia, necesitamos que se garantice nuestro propio desarrollo personal, como mamá y papá, como pareja, como amigos, como hijos, hermanos, como profesionales, como personas. 

 

 

Raúl Gutiérrez es padre, Psicólogo y Psicoterapeuta sistémico-psicoanalítico y docente. Es autor de la investigación “Explorando el Tsunami relacional de la violencia filio-parental”, coautor del “Manual de Psicoterapia de Vinculación Emocional Validante (VEV)” y coautor del “Manual de las interferencias parentales a la violencia filio-parental”. Autor, asimismo de diversas publicaciones en diferentes revistas técnico-profesionales relacionadas con adolescencia y familia, y ponente en jornadas, congresos y seminarios.

Compartir:

4 respuestas

  1. Excelente análisis ,cognitivamente profundo,abarcador del recorrido emocional de lo que significa la parentalidad,el compromiso entre dos seres que se multiplican,complejizan,crecen y aman intensamente cada segundo vivido,cada risa,cuestionamiento,dolor,alegría..esos retratos sin caras que en ocasiones nos desconocen,pero al final..nos dan aire,vida ,melodia anonima de nuestra trascendencia .

  2. Gracias por tu amable y honesta aportación, por explícitar con sencillez y claridad el sentido del texto. Sobre todo, gracias por tu aportación final, genuina y singular, que da luz al conjunto del mensaje.
    Entre todos, tejemos esa red de relaciones que sostienen está compleja (pero ilusionante) tarea de jugar a ser papás y mamás, de criar, educar y acompañar el desarrollo de nuestros peques.
    De nuevo, Yamira, gracias.

  3. Tu artículo refleja una cuestión que a la que pocas veces se da visibilidad. Sobre todo en la sociedad actual donde las estructuras familiares son diversas y ya no son solamente los esquemas tradicionales de pareja heterosexual con hijos, si no multitud de variantes, que hacen que los niños reciban distintas influencias educativas y emocionales de diferentes progenitores y allegados, muchas veces de muy diferente carácter o modelo educativo. Por eso es tan importante sentirse apoyado por una sociedad que cuide el aspecto emocional de los educadores y responsables de los menores en un círculo familiar, nuestra sociedad actual tiene aún un camino largo que recorrer para formar adultos emocionalmente maduros y mentalmente sanos, capaces de educar y transmitir a los hijos la resiliencia y autonomía necesaria para recorrer el camino hacia la edad adulta.
    Como madre decirte que agradezco tu articulo y que nos era necesario. Aún ahora, en la edad madura sigo sintiendo esa desprotección y falta de apoyo psicológico y emocional para ser madre y educadora. Gracias.

  4. Hola! Me parece interesante lo que se propone en esta publicación, solo que una duda viene a mi mente, no es esto una especie de “justificación” (aunque es realidad y la entiendo, soy madre también).
    Es decir mi punto es, dice que puedo ser un/a buen/a madre/padre, solamente si yo tengo un ambiente propicio para serlo? Entonces que pasa cuando un cuidador a pesar de no estar, no tener o no haber crecido en un ambiente “propicio” hace su mayor esfuerzo por cambiar esa historia en sus hijxs o niños/as/es que estén bajo su cuidado y responsabilidad?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Relacionados

VICTORIA GABALDÓN

Madre de Julieta y Darío, periodista y escritora. Creadora de MaMagazine, orgullosamente apoyada por una tribu de comadres poetas, escritoras, fotógrafas, creativas, ilustradoras, psicólogas, docentes y periodistas especializadas en maternidad.

Revista en papel