LA MUJER DE COSLADA

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Amanece un nuevo día en Coslada, recibo preciosos mensajes de suscriptoras que encuentran en su buzón el nuevo número de MaMagazine en papel, Madre. Entre los mensajes, el que proviene de Elena Lebrato, feminista, activista y también candidata a la alcaldía de la ciudad en las próximas elecciones municipales. Ella, como el resto de candidatos y candidatas, además de su MaMagazine en el buzón, ha recibido una carta, firmada por no importa quién, con una curiosa sugerencia para su programa electoral. Esta carta no solo ha llegado a manos de candidatos y candidatas, sino que también se ha pegado a la puerta de colegios e institutos y se ha enviado a algunas AMPA. Dice así:

Sugerencia para el programa electoral. Pero, antes, el porqué.

(Y yo pienso en que sobra una coma y también la sugerencia. Igualmente, voy a ser fiel al texto y a sus faltas de ortografía).

Frente al Teatro Municipal, la estatua. Representa a una mujer que surge de la tierra, en cueros vivos. Aunque, por el sufrimiento en su rostro, más parece que se hunde en el fango. Adonde la empujan los demócratas. En donde quieren ahogar la condición femenina.

(Y yo pienso que todas surgimos del útero de nuestras madres en cueros vivos, vaya pecado. Y pienso, también, que no se hunde en el fango, sino que revive. Y que es curioso que sean los demócratas, justamente, los que concurren a las elecciones, los que la empujen. Y que sean los demócratas quienes quieran ahogar la condición femenina. Porque estoy segura de que este señor —no señora—, de condición femenina, sabe mucho)

Algunos la llaman Monumento a la mujer. Yo la describo Monumento a la Indecencia: mi abuela nunca se mostró desnuda; ni madre, ni mis hermanas.

(Y yo pienso en que su abuela y su madre, en tanto que fueron abuelas y madres —personas que, como él, vinieron al mundo en cueros vivos—, mínimo una vez tuvieron relaciones sexuales. Quizá hasta desnudas. Vaya pecado. Y me dirá que no es lo mismo. Pero. Y pienso, también, que el Monumento a la Indecencia es obra de Antonio López, que se llama La mujer de Coslada y que, habitualmente, acoge los homenajes de la ciudad a las víctimas de la violencia de género. Y me pregunto si este señor defenderá, quizá, que tener a las señoras en casa, vejarlas o abusar de ellas será parte, también, de la condición femenina. Calladitas nunca más).

EN CONSECUENCIA,

El candidato X promete colocar, en la parte delantera de la estatua, un letrero con la leyenda “La mujer según (los partidos que acordaron tal ofensa al pudor femenino)”.

El candidato X promete erigir, en la parte trasera de la estatua, un conjunto escultórico aliento a la familia, Tradicional.

Sí, la única natural, donde los niños encuentran afecto y frenos morales.

(Y yo pienso en la familia como institución en la que todo cabe —lo mejor y lo peor— y en que los abusos sexuales a menores en la familia son los que con mayor frecuencia se producen. Solo en 1 de cada 10 casos la víctima no conoce a su agresor y más de la mitad de los abusos se producen el núcleo familiar. Cuanto más estrecho es el vínculo con el abusador, más duran y menor apoyo y comprensión obtiene una víctima de su entorno, mayores son también las secuelas. De hecho, casi 8 de cada 10 víctimas son niñas y adolescentes, según recoge el informe “Los abusos sexuales hacia la infancia en España” publicado por la ONG Save The Children. ¿Dónde quedan el afecto y los frenos morales?).

PARA LA ROTONDA,

Un nombre: Glorieta de QUEREMOS A MAMÁ.

Y una escena: varios niños juegan. Cerca, dos mamás. Las niñas visten, al igual que sus madres, femenina, decente, elegante; los varoncitos, aseados. Unos metros más allá un varón. Algo lo identifica volviendo del trabajo (caja de herramientas, uniforme de piloto,…)

Uno de los niños, percatado de la presencia de su papá, extendidos los brazos inicia la carrera hacia Él; el padre, que camina, se dispone a abrazarlo. Una de las mujeres sonríe (“Ya está aquí mi Ángel”).

(Y yo me pregunto si las esculturas pueden cobrar vida y tan nivel de movimiento. Si el propio Antonio López, tan hiperrealista él, podría completar este magnífico conjunto escultórico en el que tantas familias de bien se podrían sentir representadas. Ese padre electricista o piloto, con su amplio abanico de trabajos y salarios entre ambas posiciones —para resultar lo más representativo posible—, capaz de mantener a una familia entera, con la madre en casa cocinando y limpiando las ventanas, planchando la elegante ropa de su hija y peinando a raya al varoncito. Y pienso en si no se convertiría este conjunto escultórico en un homenaje a la poligamia, con esas dos mamás. Y pienso en las criaturas que tienen dos mamás, que seguro se sentirán representadas. Pero lo que más me preocupa de todo es cómo se sentirán las demás mamás que no estén casadas con Ángel, el piloto o el electricista).

Imagino al autor intelectual de semejante propuesta satisfecho con su gesta, presumiendo de su lucha por el mantenimiento de los valores tradicionales. Lo imagino pegando los carteles, henchido de orgullo. Sientiendo que está cumpliendo una misión. Y, aunque a él no va dirigida, precisamente, la carta que abre el quinto volumen de MaMagazine en papel, pienso que le vendría muy bien leerla, aunque no fuera a entender nada de nada. Querido defensor de la familia tradicional, si por algún motivo me lees, de algo habrá servido tu gran proeza.

ESTA ES MI CARTA. 

Cuando, preparando este número, acudí al diccionario de la RAE para conocer todos los significados de la palabra “madre”, me sorprendió saber que es una palabra con 18 acepciones simples. “Mano” tiene el doble, 36 y el verbo “llevar”, 27. Pensé que todas ellas estaban, de alguna manera, relacionadas: “llevar”, “mano”, “madre”.

“Madre” es la mujer que ha concebido o parido —es decir, que hay madres sin hijos—. También es la mujer que ejerce de madre —aunque no haya parido—. Es útero o matriz donde se desarrolla el feto. Es autora, creadora o fundadora de algo. “Madre” es cauce y acequia, pero también alcantarilla y cloaca. “Madre” es el madero principal donde tienen su fundamento, sujeción o apoyo otras partes de ciertas armazones. “Madre” es causa, raíz u origen. “Madre”, por ser, es hasta la “madre patria”.

“Madre” puede ser una etiqueta y también puede no serlo. “Madre” es, a veces, una conversación irrelevante, una condición invisible. “Madre” es un antes y un después. Un después que nunca vuelve a ser antes.

“Madre” es mi madre y es la tuya y soy yo y, quizá, eres tú también. “Madre” es la que tuvo que renunciar a una criatura recién salida de su vientre —de alquiler— y la que cruzó el océano para ganarse la vida cuidando a las hijas de otras, separándose de las propias. “Madre” es la que renuncia, renunció o renunciará y la que no. “Madre” es la gloria de muchas y la penitencia de otras.

El mundo celebra a las madres, lo lleva haciendo cientos de miles de años, desde las Venus paleolíticas hasta nuestros días. En muchas partes del mundo, de hecho, se celebran en este mes de mayo. Pero quizá las madres no queremos que se nos celebre: con que se nos respete, basta. 

Desde aquí, mis respetos,

Victoria

 

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VICTORIA GABALDÓN

Madre de Julieta y Darío, periodista y escritora. Creadora de MaMagazine, orgullosamente apoyada por una tribu de comadres poetas, escritoras, fotógrafas, creativas, ilustradoras, psicólogas, docentes y periodistas especializadas en maternidad.
Madre de Julieta y Darío, periodista y escritora. Creadora de MaMagazine, orgullosamente apoyada por una tribu de comadres poetas, escritoras, fotógrafas, creativas, ilustradoras, psicólogas, docentes y periodistas especializadas en maternidad.

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