Temporada
Quiero salir a la calle
sentir el aire de la mañana
ver la descarga de mercadería
en los locales del barrio
comprar frutas.
Pero estoy adentro
amanezco transpirada
con olor a leche,
ojeras y dolor de espalda,
tengo la ropa manchada,
me agarrás el corpiño
cuando te alimento;
es temporada de frutillas.
Los versos que anteceden a estas letras son obra de Natalia López (Buenos Aires, 1980), periodista, comunicóloga, creadora de contenidos y madre de un niño de 7 años y una niña de casi año y medio de vida. Natalia es otra de las mujeres a las que la maternidad ha sugerido palabras, pensamientos y versos. Lo cierto es que la potencia de esta experiencia, lejos de alejarnos de la creación, nos acerca más a ella… siempre que tengamos tiempo para plasmarla. Natalia lo ha conseguido: Mientras dure es su segundo libro de poesía, publicado por editorial Pánico el pánico. En 2018 publicó La suerte en el error (Santos Locos). Además, publicó cuentos en revistas culturales, participó de la antología poética Apología 3 (Letras del Sur), de la edición Federal de Martes Verde (Poetas por el Derecho al Aborto Legal) y de Los peces no conocen el agua (edición especial de Santos Locos para Bukku). Actualmente, trabaja en su primera novela.
Tras conocer sus poemas, hemos querido saber cómo es la relación entre su experiencia maternal y su poesía. Cómo transita ambos mundos, cómo confluyen en ella. También para saber cuáles son los principales problemas a los que se enfrentan las madres en distintos países. La magia de las redes hace que establezcamos lazos allende los mares y nos ilusiona mucho que cada vez sean más fuertes y nos lleven a lugares que no esperábamos. Es curioso: esta sensación se parece mucho a la de la maternidad, al lienzo en blanco que es cada día que empieza en la vida con nuestros hijos…
¿Cuál era tu trabajo antes de ser madre? ¿Y después? ¿Sufrió cambios significativos?
Trabajaba en el área de comunicación de un organismo público, que se encarga de garantizar que se cumplan los derechos de niñes y adolescentes y de personas usuarias de los servicios de salud mental, cuando quedé embarazada de mi primer hijo. Siempre trabajé en creación, redacción y edición de contenidos, pero de alguna manera creo que esperé a tener un trabajo estable para ser madre.
Actualmente sigo en ese trabajo, aunque hubo cambios a nivel jefatura. Estimo que el cambio más significativo fue poder sumarle una perspectiva más (y no menor) a mi labor diaria.
¿Cuál es la huella de tus hijos en tu trabajo?
Como te decía, una empieza a darse cuenta de cosas que antes por ahí ni pensaba. Cuando no sos madre —creo que hay un sentimiento común— te sentís omnipotente. Después, te das cuenta de que no podés con todo, de que hay cosas que escapan a tu persona o a lo que vos puedas o quieras darle a tu hijo o a tu hija. Y en ese sentido, una puede ser mucho más empática con las necesidades y problemáticas de las personas, en mi caso del público objetivo con el que trabajo. No es que antes no lo fuera, sino que el ser madre es tan fuerte y determinante en la vida de alguien que es imposible que no abras la mirada.
¿Cuál es el germen de tu pasión por la poesía? ¿Cómo nació tu libro?
Empezó en un taller al que fui para escribir cuentos y terminé escribiendo poesía por contagio. Algunas compañeras escribían y me dieron ganas de probar. Así surgió mi primer libro La suerte en el error, que publiqué con la editorial Santos Locos (2018). Dos años después, tuve la necesidad de escribir este nuevo libro, que editó Pánico el Pánico, en el que me animo a hablar exclusivamente de maternidad, de puerperio, de lactancia y de qué pasa en la pareja cuando ya no son sólo dos en la casa. Mientras dure empezó a gestarse al final de mi embarazo y lo terminé los primeros meses de mi beba. Quise escribirlo en ese momento para no olvidarme de las sensaciones. Una piensa que hay cosas que se va a acordar para siempre, pero después pasan. Y como era mi segunda experiencia como madre, aproveché para dejar registrado sentimientos y vivencias muy difíciles de trasladar. Lo siento como un documento de preparación para cualquiera que vaya a ser madre y también un consuelo para las que ya están transitando esta experiencia que puede ser hermosa, por momentos, y terrible también. En abril salió de imprenta y ya está llegando a librerías.
¿Cómo definirías la crianza en Argentina? ¿Cuáles son los principales problemas a los que os enfrentáis allí las madres?
No sé si puedo referirme a la crianza en general porque hay diferentes tipos de crianza. Sí, hay un acuerdo generalizado en que la crianza de antaño tiene que cambiar: el chirlo, el grito, los malos tratos que las generaciones anteriores tenían naturalizadas y que las nuevas generaciones intentamos modificar. Es difícil, sin embargo, porque lxs bebés no vienen con un manual de instrucciones y muchas veces en la diaria las madres nos vemos agobiadas. Pero por suerte se están instalando nuevos métodos de crianza que tienen más que ver con el diálogo, con no subestimar a lxs chicos/as, con el buen trato para generar justamente adultas y adultos más sanos y no violentos.
Otro de los problemas es que, históricamente, las tareas de cuidado recaen mucho más en la madre que en el padre (pensando en el caso de una familia así constituida). En el caso de otro tipo de familias, monomarentales tal vez, muchas veces faltan recursos o redes de apoyo; o cuando la madre queda sola a cargo de lxs hijxs, por ejemplo, hay estadísticas que muestran que los padres no pasan o se atrasan en la cuota de alimentos. Y acá vuelvo a lo que decía antes: una cree que va a poder con todo, pero a veces no se puede y, además, una no tiene por qué hacerse cargo de todo. Estaría buenísimo que la cultura dé un giro hacia una mayor conciencia de los hombres sobre lo que implican las tareas cotidianas de limpieza, escolares, de manutención, etc. para que tener hijxs sea una responsabilidad compartida y agradable, más allá de las dificultades. O al menos que desde el Estado se tome nota de estas situaciones para subsanar inequidades.
No quiero extenderme mucho más, pero creo que es fundamental también la capacitación de docentes y funcionarias/os en temáticas que involucran a chicas y chicos.