OLALLA IGLESIAS Y LA MAGIA DEL CAMINO

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Olalla Iglesias es una exploradora, viajera incansable, tiene el don de las letras y sabe apreciar la magia. Además, es la madre de Iago, un precioso niño de dos años y medio. Nacida en Santiago de Compostela, ciudad de meigas, se crio rodeada de leyenda y superstición, alentada por los cuentos que sus padres le leyeron todas las noches durante años. Ellos, sus padres, fueron también los que sembraron en ella la semilla de la curiosidad y el gusto por transitar los caminos, pues también ellos fueron viajeros en familia siempre que pudieron.

Hoy, Olalla vive en Tarifa -un sitio donde la magia sucede sin que puedas evitarlo, en sus propias palabras- y, junto a Marco, su pareja y padre de su hijo, han emprendido un viaje sin saber todavía a dónde les llevará, aunque lo que es ciertamente seguro es que será el propio camino lo más importante de su viaje. Juntos, curiosos, soñando en la misma dirección, caminan y buscan juntos este camino, el mismo sueño.

Olalla cuenta sus reflexiones, pensamientos y vivencias a través de su cuenta en Instagram y su página www.babyvanblog.com, un espacio que es fiel reflejo de su personalidad y su espíritu creativo. En este lugar tan personal, entre otras cosas, propone utilizar las palabras como medicina en una invitación a -otra vez en sus propias palabras-  expresar sin filtro:  “es una oportunidad de ser fieles y honestas con nosotras mismas, establecer diálogos internos que ayuden a (re)conocernos, identificarnos en cada mirada al espejo, en cada pestañear difuso; observar y abrazar nuestros puntos débiles y potenciar los fuertes, aumentar el amor propio; convertir la desolación en arrope, dejar ir lo que ya no nos sirve y circundar la intensidad de las emociones para poder transitarlas desde la calma”.

Si quieres saber más sobre cómo Olalla y su familia transitan por estos caminos de magia, vida y retos, no dejes de leer esta entrevista donde nos explica de dónde vienen y hacia dónde van en este viaje que están iniciando juntos. En ella habla de estilos de vida alternativos, worldschooling y miedos. De feminismo y de familia. Y de muchas cosas más. Además, esta entrevista tiene un bonus track: un precioso poema en el que Olalla habla sobre la maternidad.

 

CAMBIO DE PRIORIDADES

Somos una familia de tres (más una gata). Nuestro hijo Iago tiene 2 años y medio. Está en esta etapa de los “terribles”, pero nos está dando otra versión más amable de la misma de lo que habíamos escuchado, (por lo menos hasta ahora). Como familia novata cada día nos maravillamos con su “terrible curiosidad”, su “terrible autonomía” y su “terrible genuidad”.

Antes de que Iago naciese, Marco tenía un restaurante y yo trabajaba con él mientras trataba de emprender un proyecto como educadora social. Después de nacer Iago, yo dejé la hostelería y aposté al cien por cien por este proyecto. Pensaba que de esa manera me resultaría mucho más sencillo conciliar mis tiempos laborales con mi maternidad.

Por un tiempo, me venció el ideal de llegar a tener vacaciones escolares y la satisfacción de trabajar de aquello que había estudiado. Sin embargo, fue un poco como el cuento de la lechera, mientras la conciliación real no llegaba, alimentaba la esperanza invirtiendo muchas más horas de las que realmente quería. Nos dimos cuenta de que las exigencias de ambos trabajos estaban robando mucho tiempo para pasar en familia. En los primeros meses se reducían a un día a la semana en el que también había que limpiar y poner lavadoras. El primer verano no tuvimos ningún día libre juntos durante casi tres meses. Es duro cuando ves al resto de las familias disfrutando y es el primer verano de tu hijo. Así que tomamos decisiones.

Ese septiembre, Marco dejó el restaurante definitivamente y volvió a su antigua profesión (jardinería). Fue entonces cuando empezamos a encaminarnos hacia dónde estamos ahora. Yo acabé decidiendo dejar mi “etiqueta” y esquemas un tiempo después.

A VUELTAS CON EL TIEMPO

Nuestro cambio más significativo ha sido darnos cuenta de que para nosotros tiene más valor invertir el tiempo en las cosas que realmente queremos que en el desarrollo profesional en un área concreta. Sentimos que nos han vendido una idea donde el sacrificio y la etiqueta son necesarias para alcanzar ese supuesto éxito que te ofrecerá más recursos y por lo tanto más tiempo.

Pero mientras eso sucede o no sucede, ¿qué? Pasan las horas, los días, las semanas y los meses. Nos resulta absurdo invertir tiempo en ganar tiempo. Creemos que es una contradicción en sí misma. Y eso es lo que queremos cambiar. Iago nos ha dado una mayor seguridad para luchar por esas ideas que antes veíamos en otros y nos resultaban utópicas o inalcanzables. A día de hoy sentimos ese estilo un poco más cercano.

A todo esto hay que sumar que antes de conocernos los dos habíamos viajado mucho y experimentado cómo resulta el mundo con una mirada más ligera, menos aferrada a algo, con menos apego exagerado. Creemos también que la movilidad aumenta la creatividad. La creatividad entendida como una dimensión de crear, crear oportunidades y crear soluciones. El mundo es demasiado grande como para pensar que todas las oportunidades están en un solo sitio. Amamos el sitio en el que nos hemos conocido y formado nuestra familia, Tarifa, pero entendemos también las limitaciones que tiene, no nos gustaría quedarnos “atrapados” en un circuito de precariedad laboral, ceñido a una temporada que promueve un turismo de masas poco sostenible. La idea de que resulta posible trabajar 6 meses y viajar otros 6 también nos resulta fallida. La inversión de tiempo y energía es muy dura durante la temporada de turismo y, al final, vuelve a ser el cuento de la lechera pero con otra estética.

VIAJAR COMO FORMA DE VIDA

Viajar nos llama a gritos y viajar con Iago más. No sabemos si podremos, querremos o alcanzaremos a hacer del viaje una forma de vida, pero lo que sí está claro es que ahora mismo nos encaminamos a un estilo más ligero donde nuestro hogar sea la autocaravana y podamos movernos a los diferentes sitios que queramos o necesitemos de manera más sencilla. Sabemos que tendremos que activar nuevas estrategias para conseguir recursos.

Antes de la alerta sanitaria había una estrategia en marcha que hemos tenido que cambiar por otra. Yo trato de abrir un camino que mezcle creatividad y escritura, algo que hago desde niña pero que solo comparto desde hace casi un año. Hay un par de proyectos de literatura infantil en el horno que ahora se han visto paralizados por esta situación actual, el producto de relato personalizado que promociono por redes me entusiasma, pero sobre todo hay muchas ideas e ilusión. Esta combinación es fantástica.

Pensamos que en primera etapa lo ideal será acercarnos al campo para poder generar ingresos que nos ayuden a no gastar ahorros (recogida de fruta, vendimias, o intercambio de mano de obra por servicios). Sabemos que tenemos que formarnos mucho para poder llegar al concepto de “traviajar” a través de un modelo digital, que ahora mismo nos resulta atractivo, pero no tenemos prisa. Ahora mismo nos ilusiona más movernos y trabajar un poco allí y otro poco allá que volver a hostelería de manera indefinida o ser educadora superando las mil barreras de la administración y la política local. Los dos hemos trabajado de muchas cosas a lo largo de nuestras vidas y a día de hoy entendemos el trabajo y los recursos como un trámite. Para sentirnos realizados tenemos otras cosas.

UN ESTILO DE CRIANZA ALTERNATIVO

Todo esto nos permite proyectar un estilo de crianza para Iago con el que nos sentimos más afines. Una experimentación y estimulación continua, con más presencia de valores como la diversidad, en tiempo y espacio real, aproximada a la naturaleza y a la creatividad, un aprendizaje en movimiento que aporte competencias de desarrollo que una educación estática creemos que es más complicado que ofrezca. La tolerancia y el respeto, por ejemplo, creemos se consiguen sobre todo conociendo de primera mano otras realidades. Nos interesa el movimiento Worldschooling y queremos acercarnos poco a poco a este concepto. Pero como todo, veremos lo que va sucediendo a medida que caminamos.

El hecho de que ahora proyectemos en una dirección no nos hace ser esclavos de nuestra propia expectativa. Sabemos que la realidad de la vida cambia una vez se experimenta la teoría. Somos muy conscientes de que si no nos gusta, siempre podremos cambiar de nuevo. Por suerte, ya hemos dado tantos cambios de manera individual como siendo familia, que sabemos que podemos volver a hacerlo.

A veces, cae el miedo o el juicio de no darle estabilidad a Iago y eso nos asusta, pero creemos que la estabilidad más importante para él a día de hoy es nuestra presencia y acompañamiento en cada etapa por la que pasa, estar a su disposición, sea la ciudad que sea y la casa que sea, encontrar soluciones juntos y como equipo y, enseñarle mediante el ejemplo, que lo importante es intentar buscar el estilo que nos hace felices, no quedarse atrapado en la rueda del convencionalismo por miedo a no ser “esto” o “aquello”, o a no conseguir o fracasar, concepto éste último que como sociedad tenemos que desmontar ya.

LA VIDA SOBRE RUEDAS

La vida sobre ruedas no sabemos exactamente cómo es. Nos consideramos novatos completamente, hace un año que tenemos la autocaravana y solo hemos hecho tres meses seguidos dentro de ella, con buen clima y buenas condiciones. Pero la experiencia y sensaciones nos ha enamorado hasta el punto que estamos decididos a dejar lo poco que tenemos ahora para emprender un estilo más continuado o indefinido. Nos inspiran mucho otras familias que ya lo están haciendo, en diferentes partes del mundo con diferentes estilos de automóvil y diferentes estilos de proyectos. Aquí las redes y las comunicaciones para nosotros han jugado un papel fundamental. También vivimos en una zona donde no es raro tener amigos que se camperizan una furgoneta o se compran una autocaravana y viven dentro, y eso abre mucho la perspectiva.

Hemos conocido familias con niños de la edad de Iago y mayores que llevan viajando desde más de un año y son niños muy libres, sociables, alegres, ingeniosos, curiosos y con una gran sed de aprendizaje. Nosotros, en nuestra piel, hemos visto y vivido el desarrollo de Iago estando a su disposición y serenos por estar haciendo lo que nos gusta, y también estándolo menos fruto del estrés y la complicación; estando en movimiento o estando estáticos, y hasta ahora nos quedamos con la opción de estar disponibles para él de manera dinámica: sencillamente, los tres estamos bien.

LO MEJOR Y LO PEOR DE LA EXPERIENCIA MATERNA/PATERNA

Entendemos la maternidad/paternidad como un gran espejo donde enfrentarnos con nuestros fantasmas, luces y sombras. No sé si seríamos capaces de elegir lo mejor y lo peor, suena demasiado definitivo o reduccionista cuando hablamos de un concepto tan amplio.

Pero algo muy muy bueno es la ilusión de superación personal cada día. Ayer lo hice peor que ayer, pero mañana lo haré mejor que hoy, y todo esto además ni siquiera es por mi directamente, es por él y por un “nosotros”, y ahí es dónde se empieza a entender este amor y sacrificio del que nos habían hablado nuestros padres. Es la energía para ser mejor persona cada día y la compasión conmigo misma de permitirme no serlo cuando no tengo fuerzas o directamente no me apetece.

Algo muy difícil ha sido despedirnos de muchas cosas que éramos antes. Es imposible conciliar todo y hay que tomar decisiones. Por desgracia, la idea de maternidad está muy decorada y no siempre se corresponde con la realidad, aunque quiero decir que esto no la hace ser peor. Sin embargo, yo como madre, en comparación con el rol de mi pareja, he sentido por ejemplo que no tenía derecho a la queja (ya desde el embarazo) en algunos círculos. He sentido que la exigencia que recae sobre mí a veces va mucho más allá de los dictados que ya me sabía desde la teoría de género o el feminismo. No es algo explícito y fácilmente detectable, son cuestiones sutiles que, cuando las reivindicas, no se admiten por parte de la otra, por lo tanto, ya sea en el embarazo, el postparto o la crianza, es una lucha que quita mucha energía para lo que en ese momento no resulta primordial.

La conclusión es que decides que esa energía te la ahorras para ti y tu cría y en el efecto dominó te recluyes y dejas de verbalizar con mucha gente con la que antes de ser madre sÍ compartías, lo cual puede llegar a ser también muy contraproducente para una misma. Tratas de buscar nuevos círculos de comprensión y afinidad, yo por suerte si los he encontrado. Pero creo que en la pérdida del concepto “tribu” hay mucha madre que se siente sola y no encuentra con quién compartir. En mi caso he encontrado también situaciones muy similares en círculos de activismo feminista, donde la maternidad no estaba muy presente, en los que como madre joven no he encontrado un espacio sólido quizá cuando más falta me hacía. He sentido la exigencia del activismo alta y el nivel de la sororidad bajo.

Y no se trata de que el feminismo falle, se trata de que las madres tenemos que hacer el doble esfuerzo de analizar, detectar las faltas en nuestra persona y poner el asunto en la mesa, introducir en movimientos locales nuevas reflexiones que ayuden a integrar nuevas perspectivas y realidades en los discursos. Usar medios de comunicación también, como esta revista, para buscar la identidad en otras personas y complementar las ideas y los sentires.

LOS MIEDOS DE NUESTRAS FAMILIAS

En este estilo de crianza y vida que perseguimos sabemos que muchas de las decisiones que tendremos que tomar dejarán inseguras a nuestras familias, somos conscientes de ello, pero entendemos que no es algo que deba frenarnos. No son nuestros miedos: son maneras de entender la vida diferentes. Ellos ya han tenido nuestra edad, pero la época era otra.

Esperamos que esta inseguridad sea la menor posible y que consigamos darles la confianza suficiente para sentirse tranquilos y serenos hacia nosotros y en especial hacia Iago. Ellos nos conocen y saben que nos hemos juntado el hambre con las ganas de comer, y que nuestro hijo por lo que parece hasta ahora apunta maneras. En nuestra manera de ser, antes de descartar una idea, tenemos que intentar. Somos lo que somos porque venimos de donde venimos, que de casta le viene al galgo ¿no? También saben que nos ha tocado vivir una crisis hace 10 años y que parece que vamos a por otra mucho más fuerte. Así que la reinvención ya no es algo extraño en nuestro día a día.

Y AHORA, ¿QUÉ?

Ahora mismo está todo muy en el aire. Nuestros planes se han visto modificados por este confinamiento, que por suerte hemos pasado en el campo. Vivir en el campo fue una decisión tomada hace unos 4 años, criticada en su momento por amigos y familiares (“os vais a aislar”, “la carretera no es buena”, “queda muy lejos del pueblo”…) y que, sin embargo, a día de hoy ha sido un lujo, sobre todo para Iago.

Antes de esto nuestra idea era ir preparando todo poco a poco durante este 2020 para salir en 2021. Sin embargo, esto nos ha dejado en una cuerda floja laboral, todo lo que en teoría iba a ser ya no ocurrirá. En vez de angustiarnos le hemos dado la vuelta a la tortilla: “bien, quizá a corto plazo no haya mucha entrada, pero entonces vamos a hacer lo posible para que tampoco haya una salida”, esto ha “acelerado” los planes.

Durante estos dos meses nos hemos dedicado en alma y cuerpo a nuestro tiempo en familia y a meterle mano a la autocaravana. No tiene sentido seguir manteniendo esta vida de la que ya estábamos saliendo teniendo en cuenta la crisis en la que estamos entrando. Así que el confinamiento nos ha aportado claridad y nos ha ayudado a acelerar pasos. En nuestro día a día Marco trabaja arreglando la autocaravana. Iago juega más con papá y mamá, ha ganado en autonomía, ha reivindicado sus espacios y hemos estado más presentes en sus necesidades. Nos hemos dedicado a descubrir la naturaleza que tenemos en nuestro entorno, hemos puesto a germinar semillas, han brotado y hemos hecho un huerto y, esta semana, ya hemos comido los primeros guisantes. Yo escribo menos pero produzco más: he tenido un tirón considerable de encargos, pues la gente da valor al sentimiento y ha querido usar este producto para aproximarse a sus seres queridos. Así que he optimizado mis tiempos y encaminado mi creatividad. Hemos dedicado parte del tiempo a informarnos sobre otros estilos de crianza y educación. También hemos puesto el proceso de desarrollo y aprendizaje de Iago en un plano más visible y ahora entendemos mejor cuando él quiere aprender algo o cuando da señales de por lo que siente curiosidad.

Nos hemos mudado también a una casita más pequeña y hemos regalado muchas pertenencias. Vamos hacia un decrecimiento donde estamos seguros de que tener y necesitar menos nos ayuda a sentir y vivir más. Ha habido momentos de preocupación también, pues nuestras familias están muy lejos y ha habido un caso de contagio en un familiar muy cercano, pero por suerte se ha recuperado.

Ahora resulta que hablamos mucho más que antes con nuestras familias y nuestros amigos que viven lejos. Hemos estado entretenidos y bien, aceptando la situación sin luchar contra la vida. Nos hemos adaptado bien a las circunstancias y así lo seguiremos haciendo, tratando de combinarlo siempre con el estilo de crianza, mater-paternidad y vida que perseguimos.

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VICTORIA GABALDÓN

Madre de Julieta y Darío, periodista y escritora. Creadora de MaMagazine, orgullosamente apoyada por una tribu de comadres poetas, escritoras, fotógrafas, creativas, ilustradoras, psicólogas, docentes y periodistas especializadas en maternidad.

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