Hasta hace relativamente poco tiempo, la mayoría de nosotras, estoy segura, no nos habíamos cuestionado el que, en un museo, la mayoría de las obras colgadas estuvieran firmadas por un hombre. Tampoco, quizá, nos parecía relevante que, incluyendo la edición de 2019, el Premio Nobel haya sido otorgado a 866 hombres, 53 mujeres (y 24 organizaciones).
Y no es que no haya mujeres químicas, investigadoras, pintoras, escritoras, artistas, economistas, sanitarias, arquitectas o destacadas en cualquier profesión: es que, en una historia escrita por los hombres, es muy fácil olvidarlas a ellas. Olvidarnos a nosotras.
Pero aquí estamos unas cuantas, cada vez más, luchando para dar visibilidad y voz a las mujeres. A escribir la historia desde nuestro lado. Y eso no significa que la escribamos para nosotras solas: la solidaridad, la justicia y la no discriminación tienen nombres de mujer.
Entre las mujeres que trabajan para destacar el trabajo y el legado de otras mujeres está la autora e ilustradora Rachel Ignotofsky. Rachel, como cuenta en su web, creció en Nueva Jersey a base de una dieta sana de dibujos y pudin. Se graduó con honores en la Tyler School of Art en Diseño Gráfico en 2011. Ahora vive en la hermosa Kansas City, donde se pasa todo el día dibujando y aprendiendo todo lo que puede. Le apasiona recoger información densa y hacerla accesible y divertida, y se dedica a crear trabajos artísticos educativos. Rachel se inspira en la historia y en la ciencia, y cree que la ilustración es una poderosa herramienta que puede convertir el aprendizaje en algo excitante. Utiliza su trabajo para propagar sus ideas sobre educación, el aprendizaje de la ciencia y sobre las mujeres que han sido capaces de lograr grandes cosas.
En España, la editorial Capitán Swing ha publicado varias de sus obras, dedicadas a dar luz a las mujeres en la ciencia, en el deporte o, como en su último libro, a las mujeres en el mundo del arte.
Aprovechamos el lanzamiento de su último libro, Mujeres en el arte, para saber de dónde viene su inspiración y cuál es su misión a través de la ilustración y la investigación. En una conversación reciente, cuando le comenté que mi hija había devorado el libro y que a ella también le gustaba mucho pintar, Rachel me contó que ella, a la edad de mi hija (10 años), también leía libros sobre Georgia O’Keeffe y Frida Kahlo, y que estaba feliz por haber hecho un libro que celebraba a sus heroínas.
¿Dónde están las mujeres en el mundo del arte?
En el pasado, en la mayoría de los lugares del mundo, a las mujeres no se les permitía acceder a una educación superior y mucho menos a una educación artística formal, o aprender las habilidades necesarias para dibujar a partir de modelos desnudos. Eso no significaba que las mujeres no estuvieran creando. Aprendían de los hombres, a menudo de algún pariente que las entrenaba. Entonces, trabajaban bajo seudónimos y, a menudo, los hombres que les enseñaban se llevaban el mérito de su trabajo. Costó más de 100 años que las mujeres fueran admitidas en la educación superior.
Finalmente, cuando las mujeres comenzaron a formarse de forma reglada y a exponer sus obras en galerías, esos espacios tenían cupos limitados para las mujeres y, a menudo, también estaban racialmente segregadas. A pesar de todos estos reveses, el racismo, el sexismo, la homofobia, las mujeres que aparecen en este libro continuaron creando debido a su pasión por el arte. Y a pesar de que, muchas veces escucharon un “no”; su talento y persistencia obligaron al mundo a verlos. Gracias a las mujeres de este libro, las cosas han mejorado mucho. Pero todavía hay mucho trabajo por hacer.
Como autora de otros libros como Mujeres de Ciencia o en el Deporte, ¿dónde son más visibles las mujeres ahora? ¿Dónde han sido más visibles a lo largo de la historia?
Creo que las cosas están mejor que en el pasado. Hay mucho trabajo por hacer para conseguir la verdadera igualdad, pero al menos esos problemas están a la vista y estamos hablando de ellos.
Ya sea que el equipo de fútbol femenino no reciba un salario justo, la brecha de género en los trabajos STEM, a pesar de que las mujeres se gradúan de la universidad en las especialidades STEM a un ritmo cada vez mayor, o la falta de representación que aún existe en los principales museos de nuestro mundo -estos son sólo algunos ejemplos-, estos problemas cada vez están más expuestos. Y ese es el primer paso para combatirlo. Creo que contar la historia de la forma en que realmente ocurrió, incluyendo a las mujeres de los grupos marginados, puede ayudarnos a corregir los errores que están ocurriendo hoy en día.
¿Cuál es el germen de tu trabajo? ¿Qué te inspira a trabajar para hacer visibles a las mujeres en profesiones donde el éxito de los hombres es infinitamente más reconocido y reconocible?
Las mujeres constituyen el 50% de nuestra población. Nuestro mundo se enfrenta a enormes problemas. No podemos permitirnos ignorar ese talento y esa capacidad intelectual. Nuestras jóvenes y niñas necesitan saber más sobre estos modelos femeninos históricos. Así es como empezamos a luchar contra los estereotipos perjudiciales y nos aseguramos de que todas las niñas y niños sepan que pueden ser líderes en la búsqueda de esas soluciones.
¿Cuáles son las artistas que más admiras entre las que aparecen en tu libro? ¿Cuál ha sido tu gran descubrimiento?
Me encantan todas las mujeres de este libro, pero especialmente disfruté aprendiendo sobre Lee Miller. Miller trabajó con el surrealista Man Ray y comenzó su trabajo haciendo fotografías en el estilo surrealista usando accesorios y composiciones. Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1939, Lee vivía en Londres. Presenció el bombardeo alemán y, en lugar de huir, saltó directa al caos con un casco en la cabeza y una cámara en las manos. Trabajó como corresponsal de guerra oficial para Vogue y fue la única mujer corresponsal de guerra estadounidense en las trincheras. Capturó el surrealismo de la vida real durante la guerra en Gran Bretaña. Documentó la liberación de París y muchas batallas en toda Alemania. Cuando los americanos llegaron a Buchenwald y Dachau, Lee fue una de las primeras fotógrafas en documentar los horrores de los campos de concentración y el genocidio del pueblo judío. Su trabajo ayudó a exponer el Holocausto al público. Después de la guerra dejó de tomar fotos. Es una de las fotógrafas más importantes durante la Segunda Guerra Mundial. Una vez más, no muchos saben su nombre, a pesar de que están familiarizados con sus fotografías. Y de nuevo cambiaremos eso contando su historia ahora.