Valeria Alonso (Buenos Aires, Argentina, 1979) es una artista que combina diferentes disciplinas como el teatro, la danza, el cine y la televisión, ejerciendo diferentes roles dentro de cada una. Fue directora artística de la compañía La Cabra durante 20 años. Vivió y estudió 15 años entre España y Francia. Comenzó sus estudios artísticos a los 12 años pasando por la actuación y la danza, y más tarde, la escritura y la dirección. Desde que creó su primer espectáculo, El Huevo, en 2000, no ha parado: ha escrito y dirigido trece espectáculos escénicos y diversas performances. Su actividad le ha valido varios premios en distintos ámbitos de la creación; el último, el 69 Premio de novela Ateneo-Ciudad de Valladolid por su novela Las heroínas también tienen miedo (Menoscuarto, 2022), en el que narra la historia de una mujer embarazada que decide trazar un plan para no incurrir en los mismos errores que cometieron sus padres. El escritor Manuel Vilas, tras su lectura, calificó a Valeria como “la Rigoberta Bandini de la literatura”. Valeria, una de las protagonistas de Va por nosotras, el Volumen IV de nuestra revista en papel, es madre de un niño de seis años y una bebé de uno. Pero Valeria es todo eso y mucho más…
¿Cómo era tu trabajo antes de ser madre? ¿Y después? ¿Ha sufrido cambios significativos?
Siempre fue inconstante a pesar de no depender solamente de la actuación, ya que dirijo y escribo desde siempre. Es cierto que antes de quedarme embaraza comencé una formación en Constelaciones Familiares, que es una rama de la terapia sistémica, y después de parir, me titulé, lo que me dio una perspectiva diferente para crear artísticamente y otra fuente de ingresos complementaria. De todos modos, la principal diferencia radica en que la maternidad me transformó fuertemente y ya no estoy dispuesta a hacer trabajos precarios. Se usa mucho en nuestro ámbito esto de no cobrar, o de cobrar si entran ayudas… Pero ahora el tiempo vale oro. Antes, el tiempo estaba siempre de oferta. Ahora elijo mejor donde invierto mi energía; estuve hasta hace un mes produciendo un espectáculo en Francia, cerré mi compañía La Cabra después de 20 años y me importa más qué hago y cómo lo hago, ya que la organización con mi pareja para el cuidado de los hijxs no es fácil. La vida es una agenda.
¿Qué es, para ti, lo mejor y lo peor de la maternidad?
Lo peor es la rutina. Desde que mi hijo mayor empezó el cole, no puedo creer lo aburrido que es tener que levantarme todos los días a la misma hora. Se acaba bastante la espontaneidad y eso me cuesta, siempre me ha costado. Me dan ganas de que falte al cole solo para no sentir que soy parte de esta máquina loca que creó el sistema para que ganemos dinero. Que lxs niñxs pasen 7 horas por día desde los 3 años en el colegio me parece un disparate. Así y todo, formo parte… así que lo llevo… y las 7 horas las aprovecho a lo loco. Paso tiempo con la bebé haciendo malabares con el trabajo.
Lo mejor de la maternidad es… todo lo demás. Todo lo nuevo que es cada instante con ellxs, porque miran todo con ojos nuevos cada momento y el mundo es una aventura. Me mimetizo, aprendo, disfruto, flipo.
Algunas mujeres creadoras están originando una nueva narrativa visual sobre la maternidad. ¿Qué opinas de la maternidad como tema narrativo, como categoría? ¿Cómo crees que se representaba antes este tema y cómo se representa ahora?
El año pasado gané con mi primera novela Las heroínas también tienen miedo el 69 Premio de Novela-Ateneo Ciudad de Valladolid. Fue una sorpresa increíble que una novela de auto-ficción sobre el embarazo ganase el premio literario más antiguo de España, después del Nadal. Sin duda, hace unos años, esto no hubiese pasado: la maternidad era un tema menor, una cosa para consolar a las mujeres. Emilia Pardo Bazán tuvo que defender frente a un comité masculino, luego de que la criticaran, el hecho de que hablar sobre el parto era fundamental. En el jurado del Premio había tres hombres y yo estaba convencida de que no lo ganaría. Para mi sorpresa, me votaron por unanimidad aludiendo, claro, a que es un tema universal que interesa a todo el mundo. Mi deseo es que cada vez más hombres lean la novela y se empapen del feminismo. Somos un equipo: la lucha tiene que ser compartida. La maternidad va a integrarse cada vez más como un tema necesario en la medida en que más personas nos demos cuenta de que hablar de maternidad es hablar de nuestra vida, de nuestra madre, de vínculos fundamentales. Todos salimos de un vientre.
En tu trayectoria y desde tu punto de vista, ¿cuál crees que es el papel de las mujeres en la industria cinematográfica? ¿Cómo te gustaría que fuese? ¿Qué necesitan las mujeres del cine para ejercer sus carreras en condiciones óptimas?
Las mujeres representamos más de la mitad de la humanidad y el cine debería estar acorde con este hecho. Necesitamos paridad en el equipo técnico y artístico, y en las historias a contar. Aún estamos bastante lejos de esto. Más mujeres, más madres… Una directora de casting amiga me cuenta que no para de hacer castings a chavales de 16, a lo sumo veinteañeros. Qué ilusas las plataformas, las productoras… ¡Como si no hubiese temazos para contar cuando te vuelves madre, o cuando pasas de los 40! Esto podría volverles millonarios y aún no lo saben… (risas).
¿Cómo os trata la industria a estas mujeres cuando os convertís en madres?
Fatal. Por eso, las actrices suelen tener tanto miedo a quedarse embarazadas, para no quedarse fuera. Pero como yo soy tan fan de la maternidad no paro de hacer campaña. Lo que vives como madre no te lo da un personaje ni un proyecto artístico. Yo siento que la experiencia que me aporta maternar me vuelve mejor artista.
¿Crees que hay una especial sensibilidad femenina al filmar?
En astrología, por ejemplo, el cine se asocia con Venus, con la energía femenina. Sí: tiene que ver con lo onírico, con la sensibilidad… pero lo femenino no nos pertenece solo a las mujeres. Los hombres también pueden ser dueños de esta mirada, aunque generalmente no la usen: el patriarcado nos daña a todxs. El otro día vi la serie de Sánchez Arévalo, Las de la última fila y, en algún momento, pensé que parecía filmada por una mujer. Fue un piropo. Cuando los hombres se aliñan con una mirada femenina, su obra se enriquece.
¿Cuáles son tus proyectos futuros?
Estoy escribiendo mi segunda novela. Acabo de terminar de desarrollar una serie de televisión para una productora hispano-mexicana, y estoy post produciendo un cortometraje protagonizado por Ángela Cremonte y Juan Vinuesa sobre los últimos momentos de una pareja antes de parir. Además, estamos desarrollando la adaptación cinematográfica de mi novela. ¡Esto no para!
Cuando la protagonista de esta historia se queda embarazada, toma la firme decisión de no incurrir en los mismos errores que cometieron sus padres, propósito que le resultará prácticamente imposible. Emprende, entonces, un plan que consiste en solucionar los asuntos de su vida que aún no están resueltos: la relación con su madre, con el dinero, con sus ex, con la profesión, el compromiso, la enfermedad, la mentira, la libertad. En este camino se encontrará inevitablemente con sus miedos, deseos y contradicciones. Una novela valiente y llena de hallazgos que, con una nueva y original mirada, trata la maternidad desde el riesgo, el humor, la escatología y la desmitificación. Narrada de forma inteligente, con emoción y encanto, su lectura no dejará indiferente a nadie.