Una de las novedades literarias más esperadas de este 2024 que estrenamos es Tesis sobre una domesticación, novela de la actriz y escritora argentina Camila Sosa Villada (Córdoba, Argentina, 1982), publicada por Tusquets. Sosa Villada consiguió éxito de público y crítica con su novela Las malas (Tusquets, 2020) —de la que vendió 20.000 ejemplares y que le valió los premios Sor Juana Inés de la Cruz 2020, Finestres de Narrativa 2020 y el Grand Prix de l’Heroïne Madame Figaro 2021— y volvió a sorprender con el libro de relatos Soy una tonta por quererte, publicado en 2022. Tesis sobre una domesticación es la reedición de una versión anterior, publicada en 2019 y que ya ha sido adaptada al cine.
La autora ha presentado esta reescritura del texto original desde su casa en Córdoba y de manera telemática, respondiendo con soltura e inteligencia al grupo de periodistas congregados enfrente de las pantallas, deseantes de escuchar a Sosa Villada hablar sobre esta «novela heterodoxa e inteligente, una historia que rompe todos nuestros prejuicios», en palabras de su editor Juan Cerezo. La protagonista de Tesis sobre una domesticación es una actriz —la actriz— en un momento culminante de su carrera y, a la vez, inmersa en un profundo estado de insatisfacción y desolación: «el momento de gracia de una persona tiene que ver con cuando descubre los eslabones de una cadena que la están atando a una esclavitud y tiene la oportunidad de romperla o seguir atada a ella», comenta Camila. Una obra en cartel exitosa, un matrimonio con un abogado exitoso, un hijo adoptado… una mujer fuera de lo común que se ve abocada a una existencia común, inmersa en una estructura familiar lo más tradicional posible dadas las circunstancias y que, a su vez, despliega grandes interrogantes sobre lo materno, la orfandad, los vínculos, el erotismo, la violencia y el deseo.
La elección de una actriz como protagonista de esta historia responde a la inquietud personal de su autora: «Las actrices fueron los primeros personajes que me provocaron investigar. Después vinieron las músicas —Billie Holiday, Nina Simone—, que también me provocaron curiosidad por descubrir qué clase de mundo las hace, qué clase de historia las funda. Las actrices son más accesibles que las escritoras o las músicas. Anna Magnani o Gena Rowlands o son parte de mi educación sentimental». Pero aunque pueda parecerlo, no es esta historia una historia autobiográfica, aunque comparta escenarios y parecidos razonables. «La novela, no, pero la actriz soy yo mirándome en el espejo y amándome, además. En un 90% tiene que ver con mi miedo a enamorarme, a formar una familia, a mi propia familia, también. A mi miedo a ser domesticada y con una advertencia: también se puede acabar bañada en sangre por no hacer frente a quienes te esclavizan», afirma Camila, y continúa: «Las travestis en el cine habíamos sido como invitadas, nunca protagonistas. Ella tenía que permanecer ignorante de su domesticación hasta el final del libro. Habitaba un mundo que no le era propio, que no entendía y que, además, le hacía daño. Esta actriz no hubiera podido ser domesticada de haber sabido que estaba siéndolo».
Tres veces “sí” contesta Camila cuando un compañero periodista le pregunta si le gusta provocar. «Como decía Pasolini, “el escándalo es un derecho”. Soy más provocadora en la vida que en la literatura».
Tres instituciones son puestas en tela de juicio en esta tesis: la familia, el matrimonio, la maternidad. Para ser una travesti normalizada, la actriz tiene que afiliarse a todas. «La familia es una institución bastante peligrosa acá en América —afirma Camila—. El 70% de violaciones en la infancia ocurre dentro de las familias. Para mí es un misterio muy grande qué sucede en las familias para que determinadas identidades estén siempre en peligro: la infancia, las mujeres, las travestis. Y no habla solo de violencia física: tu esposo te acorrala para ponerte un hijo en tus brazos. Qué clase de daño hace una madre que intenta vivir a través de su hija, que intenta recuperar una sensualidad que va perdiendo. Qué tipo de atracción siente un familiar muy cercano por alguien que es despreciable y, a la vez, la mujer más seductora que conoce en su vida. Son indagaciones que hago para intentar entender una institución a la que yo llegué tarde. De mis 18 a mis 27 años, tal vez un poco más, en volver a vincularme con mi familia, con mi papá y mi mamá específicamente».
La autora renuncia al término “trans” para defender el término “travesti”: «Lo de trans lo decidieron en Europa ignorando la existencia de un lenguaje en Latinoamérica que funda al mundo entero. Las travestis latinoamericanas existimos desde antes que llegaran los españoles a estas tierras. Existíamos entre los mapuches, entre los incas, entre los mayas… tenemos una historia que nos funda, aunque no nos crean. Nosotras siempre fuimos travestis, independientemente de que tuviéramos vagina, pechos. Esa simple palabra empieza a replicar imágenes: la noche, la pobreza, la ropa, los cuerpos, los clientes, el semen, los crímenes, el rechazo… es mucho más literaria que decir mujer trans. Una mujer trans es una identidad que parece nacida de un repollo. Hay un aparato económico político de custodias que empieza a formar parte de esa sola palabra. Una sola palabra dice todo eso. Por eso la uso y me niego a usar mujer trans para escribir, porque me parece antiliterario».
«En principio, con la visibilidad de las travestis soy cautelosa —explica Camila—. Me provoca una contradicción, porque pienso que las travestis fuimos las más visibles de todas: no podíamos salir a la calle sin ser vistas, sin ser acusadas, sin ser burladas o deseadas. Por supuesto, la visibilidad es como una especie de ítem que se que se marca como hecho. Es decir: ¿Tenemos en este elenco de tal producción una persona trans? Sí, pero también preguntan, ¿tenemos una persona gorda? Sí. ¿Tenemos un negro? Sí. ¿Tenemos una relación homosexual? Sí».
Respecto a si no vivimos todas domesticadas, Camila opina que ella también lo está: «Fui domesticada en la pobreza y estoy acorralada por la riqueza, que es peor aún. Por los gustos burgueses, por la estupidez del buen vino». Tesis sobre una domesticación y todas las contradicciones que aborda podrían resumirse en una de las frases de la actriz en el libro: “Migas secas de pan sobre sillas forradas de terciopelo”.
“Una sola travesti es suficiente para socavar los cimientos de una casa, deshacer los nudos de un compromiso, romper una promesa, renunciar a una vida”, piensa la inolvidable actriz que narra esta historia de pactos invisibles y pasiones arrasadoras. Vulnerables, los personajes de Camila Sosa Villada se pierden en una vida burguesa y apacible, abrumados por infiernos y culpas. Erotismo y violencia habitan sus vínculos, pero también una profunda ternura.
En Tesis sobre una domesticación, la familia se aferra a breves momentos de felicidad sin darse cuenta de que ha sido vencida desde el comienzo. Salvaje y conmovedora, esta novela de Sosa Villada vuelve a mostrarla como una escritora extraordinaria, capaz de conquistar a miles de lectores y lectoras en todo el mundo.