Otger es un niño de siete años que vive junto a su familia: mamá, papá, un gato y un perro. Pero durante un verano, Otger se fue a pasar unos días a la playa mientras su mamá se iba a la luna. ¿Y qué sucede cuando una madre se va a la luna? Pues esta incógnita es la fuerza con la que la madre de Otger, Úrsula Cator, compuso La mama se n’ha anat a la lluna (Llibres Parcir, 2023), un precioso libro escrito por ella misma e ilustrado por Xavier Sangenís, disponible en catalán y pronto en español. Además de acompañar a Otger en sus pensamientos, mientras echa de menos a su mamá, Úrsula nos propone un viaje en el que aparecen divertidos personajes: uno de ellos es el payaso Tortell Poltrona —este cuento está vinculado a Payasos sin Fronteras, que recibe una parte del importe de las ventas— y el otro es el cuentacuentos Pep Duran —que, además, tiene una bibliobosque en el Montseny, cuatro hectáreas de bosque plagadas de preciosos libros que vas encontrando mientras paseas—.
Conversamos con Úrsula sobre maternidad, creación y esta preciosa historia, tan personal como universal.
¿Cómo era tu trabajo antes de ser madre? ¿Y después? ¿Sufrió cambios significativos?
Antes y después de ser mamá trabajaba (y trabajo) en una escuela como maestra de primaria. Mi trabajo en sí no cambió, pero sí cambiaron mis prioridades, ya que tuve la oportunidad de pedir una excedencia para poder estar el primer año de vida con mi bebé y después también reduje mi jornada laboral, de modo que solamente trabajaba por las mañanas y pasaba las tardes con mi peque. La crianza con mi hijo ha sido una especie de fusión durante sus primeros cuatro años de vida, hemos estado muy unidos.
¿Qué es, para ti, lo mejor y lo peor de la maternidad?
Lo mejor de la maternidad para mí es esa fuerza que nace en ti en el momento en que ves a tu hijo y sabes y sientes que harás lo que sea por él. Es una fuerza que ejerce de motor para mí.
Lo peor, el nivel de presencia continua que se requiere. Soy una persona que tiende a irse a las nubes y la maternidad me baja mucho a la tierra, así que en ocasiones es complicado para mí. También he de decir que he tenido conflicto, durante mucho tiempo, con el tipo de madre que se suponía que debía ser —o que se esperaba que fuera— y el tipo de madre que realmente soy. Creo que sería bueno e interesante que todas las mujeres nos preguntásemos qué tipo de madre queremos ser antes de dar a luz. Pienso que sería una buena forma de no repetir patrones, de ser coherentes y respetuosas con nosotras mismas.
¿Cuál es el germen de este libro?
El germen de este libro ha sido el sentimiento de culpa que se generó en mí la primera vez que me separé de mi hijo. El verano en que él tenía 4 añitos decidí realizar un curso en la Escuela de Narrativa Terapéutica de Barcelona. Este curso duraba una semana y el horario era muy intenso, así que en esos momentos —yo estaba casada con el padre de mi hijo— decidimos que lo mejor sería que padre e hijo se fuesen unos días a la playa y así yo podría disponer de la semana para poder estudiar y descansar. Durante esa semana, a pesar de que estuve en contacto con mi hijo a diario, no pude evitar sentirme culpable por no estar con él porque a él, a veces, se le hacía difícil hablar conmigo por teléfono. Así que nació en mí la necesidad de explicarle, a través de un cuento, que aunque yo no estuviese siempre con él, estamos conectados igualmente y mi amor por él no se modifica.
Tortell Poltrona y Pep Durán son, también, protagonistas de este cuento.
Conocí a Pep en el curso que realicé en la escuela de Narrativa Terapéutica: vino a realizar un taller y cuando habló de su proyecto, me cautivó. Él dispone de cuatro hectáreas de bosque en el Montseny en las que ha creado una Bibliobosque repleta de buzones, cofres y armarios preciosos llenos de libros y cuentos, de los que puedes gozar mientras paseas y descubres el entorno. Poco después de realizar el curso fui con mi hijo a conocer la Bibliobosque y tuve claro que quería que este proyecto formase parte del cuento, porque amo la literatura y la naturaleza y honro esta iniciativa. Ojalá haya más personas que se animen a crear espacios así, considero que son muy catárticos. No sales igual del bosque que cuando has entrado. Así que le propuse a Pep si quería formar parte del cuento como personaje y me dio un sí.
La idea de vincularlo a Payasos sin Fronteras surgió la primera vez que fui con mi hijo al circo. Habíamos salido del confinamiento y era la primera vez que íbamos al Circ Cric —que también está en el Montseny, y que es un circo que gestiona Tortell Poltrona, uno de los fundadores de Payasos sin Fronteras—. El espectáculo que brindan es sensacional, muy divertido y entrañable, y cuando vi cómo disfrutaba mi hijo, automáticamente sentí que quería que esas risas se multiplicaran. Quería a contribuir a que otros niños y niñas de otros lugares pudieran reírse y disfrutar como lo estaba haciendo él en esos momentos. Así que de ahí nació la idea de vincular este cuento a la ONG. Me puse en contacto con Tortell Poltrona y él también me dio su sí.
¿Por qué crees que a las madres nos cuesta tanto “irnos a la luna”?
Cargamos una herencia histórica, desde los tiempos más remotos, en la que se nos ha programado para cuidar y sostener. En la Prehistoria éramos las encargadas de cuidar el fuego, de cuidar a los hijos, de cuidar al marido, de cuidar a los abuelos, y pocas veces se ha mencionado la importancia de cuidarnos a nosotras mismas. De este modo, en el momento que eres mamá y vuelves a tener la necesidad de recuperar tu espacio como mujer, te sientes muy culpable, porque en realidad no existen referentes en donde reflejarnos. También, muy a menudo, hay mucho juicio al respecto y mucho miedo a ser catalogada de “mala madre”. Y yo creo que es al contrario, nos volvemos “malas madres” cuando no nos nutrimos, cuando no nos cuidamos y cuando no respetamos nuestras necesidades, porque eso es lo que le transmitimos a nuestros hijos. Así que estoy convencida de que cuidándonos a nosotras mismas, irá cambiando poco a poco el paradigma de la maternidad y la crianza.
¿Cuáles son tus actividades “en la luna” favoritas?
Tengo varias, en el cuento se ilustran unas cuantas. La verdad es que me gusta mucho leer y escribir, pasear por la naturaleza, ir al cine, hacer yoga y, sobre todo, me encanta compartir mi tiempo con las personas que amo.
2 respuestas
Preciosa, me encanta ver cómo evoluciona tu proyecto y deseo que sea el inicio de muchas aventuras más. Sea en la Luna o donde tú decidas. Un abrazo enorme! ❤❤❤❤❤❤❤❤❤
Un cuento precioso de una gran mujer. Un entrañable proyecto de vida para soñar y poder viajar a la luna con amor.