© Marta González, "Érase una vez una madre"

ÉRASE UNA VEZ UNA MADRE

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La fotógrafa Marta González (Mataró, 1980) presenta en Madrid hasta septiembre su proyecto Érase una vez una madre, una iniciativa artística muy personal nacida con el objetivo de visibilizar la presión del sistema capitalista y patriarcal sobre las mujeres, y en especial, sobre las madres. Este proyecto forma parte de la exposición colectiva Carreteras Secundarias y puede visitarse en la Escuela de Artes Visuales Lens de Madrid hasta el próximo 18 de septiembre.

Marta, madre de una niña de 9 años y un niño de 5, desarrolla su carrera profesional como delineante proyectista especializada en Obra Civil, pero siempre había sentido pasión por el diseño y la imagen, la fotografía y el cine. «Cuando nació mi hija me decidí a estudiar fotografía, y a día de hoy, es mi motor motivacional para crecer creativamente y mi vía de escape a la rutina. Desde entonces he intentado abrirme camino como fotógrafa al tiempo que mantenía mi trabajo, no me podía permitir prescindir del sueldo. Ha sido francamente difícil combinarlo y dedicarme también a los cuidados de familia y hogar», cuenta Marta. Con ella hablamos sobre cómo la maternidad ha atravesado su visión del mundo, de los cuidados y ha cambiado su motivación profesional.

 

© Marta González, “Érase una vez una madre”

 

¿Sufrió cambios significativos tu trabajo cuando te convertiste en madre?

Dejar mi trabajo era impensable, pero tengo la suerte de trabajar en una empresa flexible, que me ha salvado de volverme loca en algunos momentos. Los primeros años decidí reducir la jornada el mínimo que pude para que el impacto económico no nos perjudicara demasiado, pero la precariedad económica ha ido in crescendo año tras año, así que en 2022 solicité mi reincorporación a la jornada completa, lo que me perjudica en cuanto a disponibilidad de tiempo para mis proyectos fotográficos y a nivel personal.

¿Qué es, para ti, lo mejor y lo peor de la maternidad?

Lo mejor de la maternidad es, sin duda, el amor que llega de la mano de los hijos, pero para mí también ha sido el redescubrirme, crecer, la capacidad de resiliencia y de tener más consciencia social y feminista. La experiencia materna, desde el embarazo hasta el parto, el puerperio y la crianza, es una experiencia brutal. Es tan bestial el cambio de vida después del parto que por momentos te hundes, es muy duro, pero paradójicamente volvería a ser madre una y mil veces.

Lo peor ha sido la soledad. Maternar sin tribu en una sociedad cada vez más individualista nos condena a una sobrecarga brutal de estrés y de trabajo, por no hablar de las repercusiones económicas, personales, laborales y sobre la salud de las mujeres y de las familias. Las dificultades que supone maternar y criar en una sociedad adultocéntrica, patriarcal y capitalista. Las madres y los niños no están contemplados ni respetados por este sistema. La falta de conciliación y de reconocimiento social es una losa para las familias y en especial para las madres.

 

Érase una vez una madre
© Marta González, “Érase una vez una madre”

 

¿Cuál es la huella de tu maternidad en tu trabajo?

La huella de la maternidad en mi trabajo se ve reflejada sobre todo en mi faceta fotográfica. Es tal el impacto que ha supuesto en mi vida que he necesitado una vía artística para poder expresar mis sentimientos, mis emociones y también mi ideología en torno a ella. Actualmente trabajo en proyectos personales con la maternidad como tema central. Como persona altamente sensible e introvertida que soy, me resulta muy difícil debatir y rebatir verbalmente cosas que me suscitan alteración por injustas o invisibles.

Nos venden un ideal de maternidad que no es real, hay mucha invisibilidad a los ojos de la sociedad que no es padre/madre o tiene cierto estatus y no le afecta. Para mí, la fotografía es una vía para poder mostrarlo. Es mi forma de gritarle al mundo lo que siento y lo que pienso.

 

© Marta González, “Érase una vez una madre”

 

¿Cuál es el germen de tu trabajo Érase una vez una madre?

Transitar la maternidad me ha hecho consciente de muchas cosas de las que no lo era antes de ser madre. La presión de los roles de género siempre ha estado ahí, me educaron para ser una “buena mujer”, trabajadora y hacendosa, como a muchas de nosotras aunque siempre me pareció muy injusto. Cuando me convertí en madre la vida me cambió por completo de la noche a la mañana. Las primeras semanas tuve un bajón anímico muy importante, me sentía sobrepasada y solo tenía ganas de llorar, ni siquiera mi pareja me podía comprender, lo pasé mal. Yo pretendía seguir con mi vida de siempre, trabajando, cocinando, cuidando mi casa y organizándolo todo mentalmente, pero me sentí completamente sobrepasada, porque la dedicación que requiere un recién nacido es bestial.

La soledad, la culpa y el estrés me han acompañado en todo este tiempo. Y también mucha incomprensión a mi alrededor. Leer sobre maternidad y feminismo me ha aportado la conciencia necesaria para entender el origen mi malestar. Al principio culpaba a las personas por cómo me trataban o me hacían sentir, luego me di cuenta de que en realidad ellos no tienen culpa, pero la tienen todos a la vez, porque es el sistema nuestro yugo, y el que dicta cómo se nos debe tratar. Y necesitaba expresarlo, hacerlo visible.

¿Cuál es el feddback que estás recibiendo desde que está expuesto?

Pues la verdad ha sido sorprendente, no me lo esperaba. Muchas mujeres se han emocionado al verlo, las he visto con lágrimas en los ojos. Muchas de ellas se han acercado o me han escrito para darme la enhorabuena y animarme a darle proyección para visibilizar esta situación en la que muchas estamos inmersas. Entonces he sido consciente de que es un proyecto personal que habla desde algo muy íntimo, pero aborda una realidad para muchas de nosotras, para una multitud. También he visto emocionados a algunos hombres, cosa que me da mucho que pensar, porque creo que ellos realmente no son conscientes de ese peso que cargamos, porque no lo ven, es invisible.

A raíz de esto me surgió también la oportunidad de aparecer en el telediario del canal 24 Horas de RTVE con una pequeña entrevista en la que aproveché para darle voz al mensaje feminista que acompaña este proyecto aunque fueron muy pocos minutos para un discurso tan extenso. Este recibimiento me ha alentado a seguir trabajando para conseguir más proyección y visibilizar esta problemática social, es en lo que me quiero centrar el próximo año. Si pudiera aportar mínimamente algo para mejorar esta realidad a través de este trabajo artístico, me sentiría profundamente satisfecha.

 

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VICTORIA GABALDÓN

Madre de Julieta y Darío, periodista y escritora. Creadora de MaMagazine, orgullosamente apoyada por una tribu de comadres poetas, escritoras, fotógrafas, creativas, ilustradoras, psicólogas, docentes y periodistas especializadas en maternidad.

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