¿ES POSIBLE UNA SEPARACIÓN CONSCIENTE?

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La primera vez que la mayoría de los mortales escuchamos hablar de la separación consciente fue cuando la actriz Gwyneth Paltrow y el vocalista Chris Martin anunciaron la suya hace casi diez años. El concepto no era nuevo, pero ellos lo hicieron universal. Ellos lo llamaron “desconexión consciente de pareja”. Años después, fue la actriz la que se sinceró y explicó cómo llegaron a ello: “Fue una idea que nos presentó nuestro terapeuta, el hombre que nos ayudó a diseñar nuestro nuevo futuro. Yo estaba intrigado no tanto por la frase en sí sino por el sentimiento. ¿Había un mundo en el que pudiéramos romper y no perderlo todo? ¿Podríamos ser una familia, aunque no fuéramos una pareja? Decidimos intentarlo”.

Supongo que para la mayoría de personas que hemos pasado por un proceso de separación amorosa en la que hay criaturas de por medio, esto nos parecía una utopía. No existían relatos amistosos, sino todo lo contrario. Hoy, encontramos un relato que mezcla la experiencia personal con el acompañamiento terapéutico. Rocío López de la Chica y Miguel Ángel Corrales (Sevilla 1986 y 1980) son terapeutas gestalt. La maternidad y la paternidad revolucionaron su vida y experimentaron un profundo proceso de autoconocimiento que desembocó en una transformación y reinvención personal, profesional y familiar, lo que los llevó a fundar Creada, proyecto con el que ayudan a madres y padres a cuidar de sí mismos y de sus criaturas durante un proceso de separación o divorcio. Bajo la consigna de que cuando una relación de pareja termina la familia no se rompe, sino que cambia de molde, juntos han formado una familia enlazada en la que cada uno aporta dos peques. Esta experiencia está volcada en Separada (Destino, 2023), una guía en la que conocer más acerca de estos procesos. Hemos hablado con ellos para saber más sobre qué significa llevar a cabo una separación consciente.

¿Cuántos hijos tenéis cada uno y de qué edades?

Tenemos dos peques cada uno, Miguel Ángel tiene una niña de 11 y un niño de 8 y Rocío un niño de 9 y otro pequeño de 6 años, así que somos una familia enlazada de 6 convivientes. Señalamos los 6 convivientes porque consideramos que la madre de los hijos de Miguel Ángel y el padre de los de Rocío también forman parte de nuestra familia, pues cuando nos separamos dejamos de ser pareja, pero seguimos siendo familia, ya que tener hijos en común crean un vínculo que no se puede romper. Otra cosa es el tipo de relación que haya entre los progenitores, pues estos, al igual que dos hermanos que se pelean en la adultez, pueden estar años sin hablarse, pero seguirán siendo familia. 

¿Qué es, para vosotros, lo mejor y lo peor de vuestra maternidad/paternidad?

Miguel Ángel: A mí la paternidad me permitió descubrirme en una dimensión totalmente desconocida y que poco después me di cuenta de que era mi verdadera vocación. Sin embargo, lo mejor vino especialmente después de la separación, ya que me permitió redescubrir un espacio que no me había atrevido a ocupar, no tanto porque la madre de mis hijos no lo permitiese, sino porque hasta ese momento no había tomado consciencia de que era un espacio en el que podía sentirme libre de ejercer mi paternidad desde la libertad.

Rocío: Lo mejor de mi maternidad ha sido conocerme como quien realmente soy y no desde la mujer que creía ser, construida a través de las expectativas sociales que recaen sobre las mujeres a través de los estereotipos de género. Siento que con mi maternidad me he concedido muchos permisos para ser más libre. Y lo peor ha sido sentir, hiciera lo que hiciera, el peso de los juicios externos, sentirme en el punto de mira. 

¿Qué es una separación consciente?

La separación consciente es aquella en la que ante cada decisión hay una reflexión previa y se basa en dos pilares fundamentales: el primero de ellos es poner en el centro de cada decisión las necesidades emocionales de las criaturas aunque eso vaya en contra de los deseos propios; y el segundo es que cada decisión se tome desde el centro de la persona, es decir, desde su rol adulto en lugar de hacerlo desde sus heridas, que es el motivo habitual por el que se generan las batallas en los procesos de separación. 

Una separación consciente es posible, aunque solo una de las partes esté disponible para ella, pues no se trata de crear una relación idílica, sino de reflexionar antes de cada decisión para así cuidarse y cuidar a los peques en el proceso, evitando así entrar en una batalla en la que se pierda de vista a quienes son más vulnerables en esta situación: los hijos e hijas, pues con que una de las figuras parentales ofrezca el espacio seguro que requieren las criaturas, eso ya es mucho más que la mitad en el aspecto emocional. 

¿Es una separación un duelo colectivo?

A través de nuestro acompañamiento en sesiones hemos comprobado que una separación no supone siempre un duelo, ya que en muchos casos llega a ser hasta un alivio, especialmente para algunos hijos que han vivido el proceso de separación de sus padres bajo una relación conflictiva. Ahora bien, en los casos en los que sí supone un duelo no se trata de uno solo, sino que existen varios, siendo los tres fundamentales: el de la relación de pareja que deja de existir, el duelo por el molde de familia que ya no podrá ser y el duelo por el proyecto de vida que se esfuma con el final de la relación.  El duelo por la idea de “familia ideal” que deja de ser posible es el más costoso para las personas adultas y cada uno lo afronta a su ritmo, son procesos individuales que se comparten, pero no se viven ni sienten de la misma manera, pues cada uno le otorga una carga emocional distinta. 

Los niños y niñas, sin embargo, al carecer de la carga social y juiciosa que portan los adultos, suelen vivirlo de forma más sencilla cuando no hay situaciones de negligencia ni maltrato. 

Cuando una pareja se separa y tiene hijos, la culpa aparece por los dos lados: la pareja se siente culpable por fallar a sus criaturas y los hijos se sienten culpables y responsables del fracaso de la pareja. Es algo que he visto en todos los casos de separaciones, algo, al parecer inevitable. ¿Por qué sucede esto?

A los menores es importante aliviarles la carga de culpa porque puede dañarles mucho y no son nunca responsables de esta situación. Según la franja de edad en la que se encuentren y de lo vivido en el ambiente familiar hasta el momento de la separación, pueden ser más propensos o menos a sentir culpa. En cualquier caso, desde el primer momento y hasta que la adaptación al nuevo molde familiar sea un hecho, conviene explicitar que no son ni culpables ni responsables del cambio vivido. 

Muy distinta es la carga culpógena que viven madres y padres, pues venimos de un modelo cultural judeocristiano que ha utilizado la culpa como una herramienta de control y dominación social, y especialmente aunque no de forma exclusiva, hacia las mujeres. Además, en nuestra cultura mediterránea, como sucede en otros países de la zona, el peso del bienestar social recae sobre las familias en lugar de sobre el gobierno, por lo que hay un mandato muy arraigado en el inconsciente colectivo acerca de mantener el modelo de familia idea a cualquier precio. 

¿Cuáles son las creencias limitantes en torno a una separación?

Existen multitud, pero hay algunas que se repiten con más frecuencia: que los hijos no lo superarán; que la separación les marcará de por vida; que ya no seremos una familia como corresponde; la idea de que una separación es sinónimo de fracaso… Hay que saber que aunque la mayoría son irracionales las portamos porque hunden sus raíces intergeneracionalmente y se llevan transmitiendo de manera casi ancestral. La buena noticia es que se puede hacer un trabajo con ellas para transformarlas en otro tipo de creencias más funcionales e incluso potenciadoras.

En contextos de crisis económica, ¿es más sencillo o más complejo llevar a cabo este proceso con éxito? Creo que muchas personas no se separan porque no encuentran la manera de subsistir de manera independiente. Este miedo, justificado por la brecha salarial, parece afectar más a las mujeres que a los hombres.

No olvidemos que la palabra “crisis” significa cambio profundo y la separación con hijos en común es posiblemente uno de los cambios vitales más importantes y profundos a los que se puede enfrentar una persona. Si a eso le añadimos el factor económico, profundizamos aún más en el cambio y una separación suele suponer una merma económica al principio, especialmente para las mujeres sí, pero es algo coyuntural en la mayoría de los casos. Es más, son muchas las mujeres a las que hemos acompañado en sus procesos que, habiendo delegado la economía en sus parejas, a partir de la separación toman las riendas de su economía con responsabilidad y logran mejorar mucho su situación económica incluso por encima de la que tenían cuando estaban en pareja. 

¿Por qué creéis que el 96% de las personas que llegan a Creada son mujeres?

Consideramos que estamos ante un cambio de paradigma en muchas áreas vitales y que viene de la mano de las mujeres, que hartas de tener que responder a determinados cánones, se están atreviendo a ser ellas mismas alejándose de los estereotipos y eso conlleva romper con muchas formas y estructuras que nos han encadenado como seres individuales. Además, las mujeres, por lo general, muestran muchas menos resistencias a la hora de pedir ayuda. 

 

separación consciente

En este libro, los terapeutas Rocío López de la Chica y Miguel Ángel Corrales te explican cómo transitar por este proceso tan complejo emocionalmente. Madre y padre de dos criaturas cada uno, ambos llevaron a cabo separaciones conscientes y juntos crearon una familia enlazada. Por eso, saben que tomar la decisión de separarse y después gestionar todos los cambios que conlleva puede llegar a ser muy doloroso. El miedo a traumatizar a los hijos, el temor al tipo de custodia y a no poder verlos siempre que quieras o la aparición de una tercera persona… todo ello puede ser abrumador e incluso paralizante. Sin embargo, si hace tiempo que la idea ha germinado en ti y sabes que en el fondo es tu deseo más profundo, la separación puede resultar la mejor opción.

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VICTORIA GABALDÓN

Madre de Julieta y Darío, periodista y escritora. Creadora de MaMagazine, orgullosamente apoyada por una tribu de comadres poetas, escritoras, fotógrafas, creativas, ilustradoras, psicólogas, docentes y periodistas especializadas en maternidad.

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