Javier Oliva es un poeta muy callejero. Así han salido sus hijos: no hay dios que los mantenga en casa. Pero ahora es obligatorio. Esto es lo que les escribe a sus peques, tras una semana viviendo de puertas adentro.
lo otro
os habéis acercado tanto
, a diario
, en cada vuelta que dabais
, a sentir en el envés de las muñecas
el palpitar de la luz
los peligros del tiempo
los beneficios del aire
, que es complicado ahora
con esto del coronavirus
manteneros en casa
bajo cuatro techos
con siete candados
.
por muy bonitas que sean las estampas
, por agradable que sea la escena
, no hay wifi que sustituya lo otro
: lo otro estaba ahí hasta hace una semana
; ahora tenemos otras cosas
: cartas, dibujos, rimas
, lecturas, videojuegos, ventanas
.
el hecho de que vuestra madre
y vuestro padre
disfruten de ciertos privilegios de clase
, hace que vosotros podáis jugar, aprender
, hacer tareas, ver pelis
, todo en una casa
. con azar y con trabajo
ella y yo dimos con unas paredes confortables
os procuramos calle, campo
, música, deporte
y, de vez en cuando
, el respirar de las montañas
. y todo eso está bien
pero hay que saber
que para otras familias
, este tiempo es un drama
.
y cuando esto pase
‘volveremos a lo normal
, pero quizá lo normal
nunca vuelva a ser lo mismo
’: así que habrá que compartir más
todo lo que nos haya quedado
por dentro
, tras este aprendizaje intenso
.
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