Hace pocas semanas, una de mis amigas nos invitó, a mí y a otras maravillosas mujeres, al sexto aniversario de #micromachismos, el blog sobre machismo cotidiano de eldiario.es. Un encuentro al que asistieron más de doscientas personas -no solo mujeres: llamaba la atención la fluida asistencia de hombres- para disfrutar de esta conversación sobre feminismo y placer en el mítico Café Berlín de Madrid.
La noche comenzó con la actuación de Clara Sanchís en una fabulosa interpretación de la obra de Virginia Woolf ‘Una habitación propia’, un texto publicado en 1929 basado en una serie de conferencias que la propia Virginia Woolf desarrolló en octubre de 1928 en los colleges femeninos de Cambridge, hablando sobre mujeres y la literatura. “Les dije suavemente que bebieran vino y tuvieran una habitación propia”, escribe en su diario la escritora británica. Tan famoso como polémico, casi un siglo más tarde, el libro sigue siendo un mito del feminismo y Clara Sanchís lo interpretó con maestría y ardor para todos los allí presentes.
A continuación, Ana Requena, redactora jefe de género en eldiario.es, inició un diálogo rico en vivencias personales propias y de las invitadas al coloquio, la ilustradora María Hesse y la terapeuta Marta García Peris sobre relaciones afectivo sexuales, masturbación femenina y la importancia de normalizar la educación sexual desde la infancia. Quizá un debate poco profundo o descafeinado, que provocó la queja de una de las asistentes de mayor edad cuando, al finalizar el coloquio, se preguntó por qué 30 años más tarde seguíamos planteando las mismas preguntas y quejas sobre el placer femenino. Y es que es cierto que no sabemos muy bien si avanzamos, retrocedemos o dónde está el horizonte del placer femenino.
El encuentro terminó con el directo de Las Odio, una banda madrileña de riot grrrls a la que es recomendable escuchar entre líneas, pues pone sobre la mesa reividicaciones del feminismo con acidez e ironía.
Si todo hubiera terminado ahí y nos hubiéramos ido a casa, ese lunes a las 21h., quizá ahora no estaría escribiendo esto. Pero el hecho es que terminamos tomando cañas (son las nueve… es pronto todavía, ¿no?) con Las Odio, María Hesse, Rocío Sáiz de Las Chillers y el grupo de madres/amigas/feministas del colegio. Tanto ardió la conversación que, en un calentón (y nunca mejor dicho), dos de nosotras acabamos haciendo un par de clicks en el móvil y, al día siguiente, recibimos un paquetito con un Satisfyer dentro. Esto fue, por supuesto, antes de oír a Rocío decir que “el feminismo capitalista nos pasa por encima”. Me lo hubiera pensando antes de los clicks.
La experiencia propia y la ajena con el aparatito no son importantes, en realidad. Lo importante para mí, para nosotras, es comprender y asumir que la experiencia sexual comienza por una misma. Que el mejor órgano para el sexo es el cerebro. Que no debemos poner el foco en quien debe otorgarnos placer, sino en saber cómo funciona nuestro cuerpo y en saber expresarlo a nuestros partners in crime para disfrutar, todos, de relaciones sexuales sanas y placenteras. Y como el placer empieza por detectar una misma cómo activar ese mecanismo, he aquí unas recomendaciones para darse un gusto, siempre que encuentres un espacio y un tiempo para ti estando en cuarentena, que no siempre es tarea fácil.
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