Tenía 12 años y estaba de campamento de verano en el Pirineo aragonés. Me dolía el vientre y pensé que era debido al estreñimiento que llevaba sufriendo unos días. Ese día comenzaba una travesía de tres días. Comencé la caminata pero no aguanté ni media mañana. Me llevaron de vuelta al campamento. Al cabo de pocas horas, cuando fui al baño, me sorprendió una mancha de sangre en mi ropa interior: recuerdo no haberme asustado porque sabía perfectamente lo que acababa de pasar: me había venido la regla. Sin pena ni gloria, se lo dije a una de las monitoras. Fue mi profesor de filosofía, director del campamento, quien me dio mis primeras compresas. Ni me emocioné, ni lloré, ni me asusté: simplemente, asumí lo que estaba pasando. No existían móviles, obviamente. Así que escribí una postal a mis padres contándoles lo bien que nos lo estábamos pasando, diciéndoles que les echaba de menos y una postdata: “Por cierto, me ha venido la regla. Os quiero”.
Al llegar al parking del colegio, cuando finalizó el campamento, encontré a mis padres esperándome. Mi madre lloraba. Yo no entendía nada. En casa, me esperaban unas coloridas margaritas, una pulsera y una cámara para hacerme una foto. Yo seguía sin entender la emoción pues, en el fondo, me parecía una putada lo que me estaba pasando. Sangrar una vez al mes, dejar de ir a la piscina porque había intentando usar tampones pero había fracasado en los primeros intentos. En fin. Aun así, he tenido reglas cómodas: si me dolía los primeros días, un ibuprofeno lo solucionaba. Esa era mi máxima molestia.
Ahora, mi hija tiene 10 años y comienzo a percibir su desarrollo. Ya hace tiempo que estamos hablando de la menstruación. Sembramos la semilla de la curiosidad y es ella quien va preguntando y se va interesando. Y me encanta tener su confianza, porque en mi casa no había tabúes con este tema, pero tampoco era una conversación que se diera con facilidad. Por fortuna, todos los velos sobre estos temas se están levantando y disponemos de muchísima información sobre nuestros ciclos: tenemos la oportunidad de compartir experiencias, usar productos respetuosos con nuestro cuerpo y el medio ambiente y, sobre todo, conocemos mejor nuestro cuerpo.
Y es que necesitamos información, necesitamos romper tabúes y conocer lo más posible nuestro cuerpo. Por eso hemos hablado con Paloma Alma , fundadora de CYCLO, la primera marca de menstruación sostenible. CYCLO surgió con el objetivo de educar sobre cómo vivir la menstruación de forma sostenible y saludable, así como facilitar el acceso a productos de higiene menstrual ecológicos. CYCLO no es solo una empresa que acompaña tu menstruación: también encontrarás ayuda para hacer más fácil tu postparto y tu menopausia.
Paloma, además de emprendedora, es madre de una niña de dos años. Hemos charlado con ella para saber cómo conviven su maternidad y su trabajo, y para dar visibilidad a la educación menstrual.
¿Cómo era tu trabajo antes de ser madre? ¿Y después? ¿Sufrió cambios significativos?
Varios años antes de ser madre tomé una decisión: si quería vivir una maternidad a mi manera, con libertad de horarios, flexibilidad, presencia y siendo una madre satisfecha laboralmente, debía emprender. Por eso, principalmente, me convertí en emprendedora y empresaria: el querer ser madre joven fue una de mis motivaciones.
Antes de ser madre trabajaba, eso sí, infinitas horas. A veces por necesidad, otras por disfrute… pero no miraba los horarios para nada, daba rienda suelta a mi productividad sin mirar el reloj. Inclusive trabajaba alguna vez de noche si lo necesitaba. Desde que soy madre solo trabajo en horario de mañana y una o dos tardes a la semana si lo necesito. Estoy mucho más pendiente del reloj y no le robo a mi hija más horas de las estrictamente necesarias.
¿Qué es, para ti, lo mejor y lo peor de la maternidad?
Una de las mejores cosas es encontrarte una nueva yo. Ver cosas nuevas de mi misma que no conocía, explorar mis límites y tener a alguien que te mira con amor y adoración. Soy muy mimosa y tener barra libre de mimos, abrazos y risas me da la vida.
Lo peor es, sin duda, el cansancio, el no poder anteponer siempre tus necesidades a las de tu hija, ella es prioritaria. Y da igual lo muerta que yo esté, que si hay que hacerle cena, hay que hacerla.
¿Cuál es la huella de tu hija en tu trabajo?
Es mi principal motivación para ser mejor, trabajar mejor y ganar más estabilidad económica.
¿Cuál es el germen de CYCLO?
Todo empezó porque me harté de sufrir dolores, infecciones y otros “tormentos” relacionados con mi regla. Empecé a investigar, di con la copa menstrual y me cambió la vida. Decidí que mis amigas y conocidas tenían que saber que algo tan maravilloso existía… y así empezó mi labor de divulgadora. Poco a poco, CYCLO fue convirtiéndose en la empresa que es hoy.
¿Cómo puede ser la menstruación sostenible?
Para empezar, reconciliándonos con nuestro ciclo. Entendiendo que es mucho más que sangrar por la vagina una vez al mes. Disfrutar de nuestro ciclo de una manera sostenible en todos los aspectos de nuestra vida. Y después, usando productos más saludables, respetuosos con nuestro cuerpo, con el planeta y con nuestro bolsillo.
¿Por qué sabemos tan poco sobre nuestra ciclicidad? ¿Existe una manera de menstruar no relacionada con el dolor, la molestia o la necesidad de esconderse?
¡Claro que existe! Debería ser la norma. Pero estamos tan acostumbradas a la narrativa del dolor, del malestar y de que sea tabú, que no hablamos lo suficiente de todo lo bueno que tiene menstruar. Sabemos poco porque durante muchos años ha sido muy interesante tener a la mitad de la población avergonzada de su propia naturaleza cíclica. Ahora ya no nos da miedo hablar abiertamente de nuestro ciclo y de todo lo bueno (y menos bueno) que viene con él.
¿Qué es lo básico, lo que deberíamos conocer sobre nuestro ciclo y cómo nos afecta?
Deberíamos saber que una menstruación sana no debería doler. Y que los productos que usamos para la gestión del sangrado son muy muy importantes para nuestra vivencia menstrual. Conocer nuestro propio ciclo, hacer un registro de él y entender cómo nos comportamos en cada fase es crucial para este cambio.
CYCLO. Tu menstruación sostenible y en positivo es tu libro sobre educación menstrual. ¿Cómo definirías la educación menstrual?
La definiría como inexistente a nivel escolar, pero en auge a nivel profesional. Cada vez somos más las educadoras menstruales que nos esforzamos porque se hable y se eduque en torno al ciclo en diversos ambientes y de manera inclusiva, ya que ellos también deben recibir educación menstrual desde el colegio. Pero aún queda mucho por hacer.
¿Cuándo debe empezar la educación menstrual? ¿Quién o quiénes deben encargarse de ella?
La educación menstrual debe empezar por una misma. Debemos esforzarnos por aprender, por saber más, por tener más acceso a recursos. Luego por transmitírselo a nuestras hijas e hijos, sobrinas, alumnas si tenemos… es una labor colectiva que debemos hacer en conjunto. Y si además se mete en el currículo escolar, mejor.
¿Es la copa menstrual para todos los públicos y edades?
Puede serlo, pero no tiene por qué. Puedes empezar a usarla desde la primera menstruación si te sientes preparada y con ganas, y puedes usarla hasta la última. Todo es cuestión de encontrar tu copa menstrual y de saber usarla apropiadamente. Pero también es importante recalcar que hay otras opciones igualmente sanas y prácticas como las compresas de tela o las bragas para la menstruación.
¿Por qué sigue habiendo tantos tabúes sobre la menstruación? ¿Cuáles son los que siguen coleando y cómo acabar con ellos?
Creo que es porque es un tema que toca todo: lo personal, lo social, lo laboral, la política, el medioambiente… Una mujer que se reconcilia con su menstruación entiende el valor que ésta tiene en su entorno y es imposible ignorar el poder del ciclo. Por eso sigue habiendo tabúes. Pero poco a poco y, en parte, gracias a las redes sociales, este tabú va desapareciendo y tenemos niñas que, desde pequeñas, tienen toda la información que necesitan en su poder.
Si quieres más información, te invitamos a visitar la Escuela Cyclo, un espacio en el que aprender educación menstrual.
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