Cuenta Patricia Pérez Cerveró, guía Montessori de Comunidad Infantil y educadora de Disciplina Positiva con más de doce años de experiencia como maestra y madre de cuatro hijos (cuyas edades van de los ocho años a los cuatro meses), que el método Montessori se cruzó por primera vez en su camino cuando estudiaba Magisterio en la universidad. Aunque la profesora que le habló de Maria Montessori no profundizó en el tema, sí sirvió para sembrar una semilla de curiosidad que germinaría e influiría en la manera en que Patricia y su marido decidieron educar a sus hijos. Uno de los frutos de la integración del método Montessori en la vida de Patricia es el libro que acaba de publicar, titulado Cocinando en familia con Montessori.
Este libro no es un libro de cocina al uso, sino una invitación a integrar las actividades Montessori en la cocina. Es una llamada a cocinar juntos, a conocer principios básicos de uso de utensilios, de preparación de alimentos, incluso de cortesía en la mesa. Y, por supuesto, incluye recetas (aquí te dejamos un par de ejemplos que, seguro, te ayudarán a aliviar los calores veraniegos).
Hemos hablado con Patricia para saber cómo se relacionan su maternidad, su pasión por la enseñanza y los inicios de Happy Mama, el blog que creó cuando nacieron sus hijos mayores, en el que publica numerosos artículos sobre el Método Montessori, pero también sobre educación, juego sensorial, literatura infantil y juvenil y crianza.
¿Cómo era tu trabajo antes de ser madre? ¿Y después? ¿Sufrió cambios significativos?
Antes de ser madre, trabajaba como maestra de Primaria en un colegio. Después de ser madre por primera vez, continué trabajando como maestra hasta que me quedé embarazada de mi hijo el mediano. Realicé un paréntesis en mi vida laboral para criar a mis hijos hasta que tuviesen edad de escolarizarlos y, en el camino, decidí compaginar la crianza con la formación de adultos y con una de mis pasiones, la escritura.
¿Cuál es la huella de tus hijos en tu trabajo?
Sin ellos, posiblemente no hubiese dado el paso para escribir un libro, seguir formándome y especializándome en diversas pedagogías. Sin duda, ellos han sido el motor para mejorar como profesional y descubrir otros ámbitos donde desarrollar mi creatividad y poner en práctica todo lo aprendido a lo largo de mi formación como maestra.
¿Qué es, para ti, lo mejor y lo peor de la maternidad?
La maternidad es lo mejor que me ha pasado, ha sido un regalo y una bendición. Ser madre me ha puesto contra las cuerdas, me ha hecho darme sin medida, me ayudado a conocerme, reconstruirme, esforzarme por cambiar lo que no me gustaba y a ser mejor persona por y para ellos.
Lo peor de la maternidad fue la desinformación durante el embarazo y el parto. Creo que, aunque las cosas han cambiado mucho desde mi primer embarazo, aún queda mucho camino por recorrer en este sentido en España.
¿Cuál fue tu primer acercamiento al Método Montessori?
El método Montessori se cruzó por primera vez en mi camino mientras estudiaba Magisterio en la universidad. Una profesora nos habló de María Montessori, de su vida y de los orígenes de su método. Recuerdo que no profundizó mucho, no obstante, sembró una semilla que, años después, germinó en mí al surgir la oportunidad de comenzar a formarme en el método Montessori cuando ejercía como maestra.
Al finalizar mi primer acercamiento al método Montessori, no pude evitar comenzar a plantearme todo lo que conocía hasta ese momento sobre las diferentes pedagogías y métodos educativos. Esa formación removió los cimientos sobre los que se asentaban las diferentes metodologías que aplicaba hasta ese momento en el aula, y cambió así mi manera de ver la educación, a los niños y el mundo. Años más tarde, cuando nacieron mis hijos, la pedagogía Montessori se convirtió en la respuesta a algunas de sus necesidades y en el camino que decidimos recorrer mi marido y yo para acompañarlos en su crecimiento.
¿Por qué unirlo a la cocina?
Según los estudios realizados por la doctora Maria Montessori, durante los seis primeros años de vida, se desarrolla la mente absorbente de los niños. En este periodo de tiempo, los cambios que se producen en el niño se suceden muy deprisa. Es un periodo en el que aprender no supone para el pequeño ningún esfuerzo adicional, aprende todo de manera natural utilizando sus sentidos para explorar el entorno que le rodea y lo interioriza rápidamente convirtiendo sus propias experiencias en aprendizajes significativos. Cocinar es una actividad idónea para que los niños adquieran una serie de habilidades y destrezas que van a ayudarles en la vida diaria. En las escuelas Montessori los niños comienzan a realizar actividades de vida práctica con tan solo tres años, dependiendo de la escuela, incluso antes.
Aplicando estas actividades al ámbito de la cocina, el niño adquiere un conocimiento más amplio del mundo y perfecciona las habilidades necesarias para incrementar su autonomía, coordinación y autoestima. Conforme practique y domine estas actividades, el niño podrá hacerlas por sí mismo, sin ayuda de un adulto, y será más independiente.
¿Cuáles son los aprendizajes más valiosos para los niños que se acercan a la cocina a través de actividades Montessori?
La cocina es el laboratorio perfecto para poder practicar actividades que les van a aportar infinidad de conocimientos a los niños. Cocinar aporta al niño numerosos aprendizajes como la interiorización de conceptos matemáticos al asociar número y cantidad de ingredientes necesarios para preparar una receta, al pesar y medir los alimentos, al aprender proporciones y al contar, asumiendo el concepto de tiempo a través del tiempo de preparación y cocción de las recetas. Aprender ciencia, al observar y experimentar las reacciones que tienen algunos ingredientes entre sí, como, por ejemplo, cuando una masa fermenta con levadura, se hincha y eleva son también conceptos que se pueden aprender cocinando.
Además, los niños pueden enriquecer y ampliar su vocabulario mientras cocinan. Hasta los seis años de edad, el niño se sitúa en un periodo sensible del lenguaje en el que puede adquirir con mayor facilidad vocabulario nuevo y todo tipo de expresiones. Es un tiempo idóneo para que aprenda no solo los verbos relacionados con la cocina, sino el nombre de los utensilios y los alimentos y los adjetivos relacionados con esta actividad.
Cocinar es una actividad sensorial con la que podemos disfrutar de todas las experiencias que nos brindan los olores, sabores, colores, sonidos y texturas que desprenden los alimentos. A partir de los treinta meses de edad, los niños pueden ayudar a preparar algunas recetas a sus padres o hermanos mayores, y a partir de cinco años ya pueden hacer prácticamente solos la mayoría de las recetas que os propongo en este libro.
Además, actividades como plegar una servilleta, poner la mesa, preparar y servir té, cultivar sus propios alimentos o aprender las normas de educación básicas en la mesa son aprendizajes que los niños podrán aprender con facilidad. Aplicando estas actividades al ámbito de la cocina, el niño adquiere un conocimiento más amplio del mundo y perfecciona las habilidades necesarias para incrementar su autonomía, coordinación y autoestima. Conforme practique y domine estas actividades, el niño podrá hacerlas por sí mismo, sin ayuda de un adulto, y será más independiente.
¿Y para los adultos?
Sin duda, si tuviese que quedarme con un solo aprendizaje como adulta, sería todo el amor y los buenos momentos que me ha brindado cocinar con mis hijos. Cocinar en mi casa significa confidencias, dedicar a mis hijos un tiempo en familia donde poder conocernos mejor, estrechar lazos, hablar de lo que les preocupa, lo que les ha sucedido en el colegio o, simplemente, disfrutar de la compañía del otro. Siendo tantos en casa, crear momentos de encuentro individual con cada hijo, a veces es complicado, pero hay que intentar facilitar esos momentos y la cocina nos ofrece un marco perfecto para conseguirlo.
¿Cómo surgió Happy Mama?
Happymama surgió porque pensé que las actividades y juegos que realizaba en casa con mis hijos podrían servir de inspiración para otros padres o profesores que se encontrasen con la web. Una noche, aprovechando las horas en vela entre toma y toma, me senté delante del ordenador y le di forma a la idea. Al día siguiente, hablé con AlbinSoft, el programador de todas mis webs, y le lancé la idea. Unos días más tarde, Happymama había comenzado su andadura por las redes sociales…
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