© Claudia Guillén Plaza

SOFÍA QUESADA: “LA MATERNIDAD ES UNA TRANSFORMACIÓN QUE TIENES QUE ABRAZAR O TE PASA POR ENCIMA”

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Es marzo en Berlín. Dos trenes regionales, un tranvía. Me bajo en una parada a ras de río. En el Spree se refleja la bruma, el metal, el cemento. Reconozco el café donde nos hemos citado porque está lleno de bicis aparcadas y Sofía me dijo que siempre se desplazaba en una. Para mí, visitante, una cafetería cualquiera en Berlín donde entrevistarnos. Para ella, todo menos cualquiera porque ella está aquí con todo su contexto —mamá migrada, mamá soltera, mamá artista— y los lugares de desayuno son un poquito hogar.  Aunque es la primera vez que nos vemos, la fonética materna nos conecta como un hilo tibio. Sofía Quesada (Buenos Aires, 1993) es fotógrafa documentalista enfocada en movimientos sociales y migratorios, clima y feminismo decolonial asentada en Berlín desde hace cinco años. Esta mañana conversamos sobre maternidad como proyecto creativo, universal y político y abordamos cómo está siendo maternar después de la violencia en un país como Alemania.

¿Cómo fue tu migración a Alemania? ¿Cómo acabaste en Berlín?  

Yo decidí venir a vivir a Berlín sin conocer la ciudad. Había conocido al padre de mi hija viajando por Europa y luego volví a Buenos Aires. Seguíamos en contacto y él me dijo que viniese aquí. Entonces me saqué un pasaje a Barcelona enseguida, tramité la visa de Working Holiday para Alemania y al muy poco tiempo juntos nos fuimos a vivir juntos, una experiencia intensa. Después quedé embarazada y ahí es donde empezaron a pasar algunas cosas de violencia física, pero también mucha psicológica. Todo eso se juntó con una etapa en la que yo no era capaz de darme cuenta de muchas de esas situaciones. Estaba enfrascada en los sentimientos del embarazo y, después, los de madre primeriza. 

¿Qué pasó después?

Cuando mi hija tenía tres meses vinieron unas amigas de Buenos Aires a visitarme y hacerme de soporte, ayudar en casa y todo lo que fuera necesario en ese momento. Fueron ellas quienes se dieron cuenta de la dinámica que había y me hicieron ver que estaba normalizando cosas que no podían pasar. Hubo un momento en que la situación se puso peligrosa. En ese momento me costaba decidir, me costaba nombrar.

¿Fueron tus amigas quienes te ayudaron a tomar la decisión? 

Sí. Ellas me dijeron “nosotras no nos vamos a ir hasta que no te vayas de acá” y fueron quienes me ayudaron a buscar una residencia de mujeres. Al final salí un día de noche con una niña de cinco meses mientras el padre estaba trabajando. En ese sentido quiero sacarle un poco de drama a la historia. Quiero decir que esto pasó en uno de los mejores lugares en los que podría haber pasado.  Aquí, a pesar de todo, la situación es muy privilegiada: existen refugios de mujeres gratuitos a los que las mujeres que sufren situaciones de violencia pueden ir y tienen un lugar para dormir y quedarse. El soporte del Estado está súper presente y esto no pasa en todos lados. 

Me gustaría saber cómo fue la actuación del Estado en ese momento siendo una mujer migrada en un país como Alemania ¿cómo fue la parte burocrática en la situación en la que estabas? 

Fue tiempo de mucho caos e incertidumbre, porque tenía que reorganizar mi vida y asumir esa situación que es la violencia que estaba pasando: hacer la denuncia y todo un proceso burocrático en un idioma que no era el mío. Ser mujer latinoamericana fue un punto añadido: me pidieron el permiso de residencia de manera innecesaria no sé cuántas veces, claramente se usó el juego de poder de “yo soy europeo y tú estás aquí”.

La maternidad (y me atrevería a decir que aún más la maternidad de las mujeres artistas) es una experiencia vital que ha sido históricamente expulsada a las periferias ¿cómo fue seguir (trabajando, viviendo) después de una situación de violencia como la que viviste con una niña tan pequeña? 

Tomé consciencia de la necesidad de crear espacios donde podamos juntarnos las madres, hablar y generar tribu de soporte: la maternidad es una transformación que tienes que abrazar o te pasa por encima, especialmente si estás sola. Salió una faceta de mí mucho más feminista y política que antes que se reflejó mucho en mi trabajo y empecé a poner más foco y me metí de lleno a trabajar como fotógrafa y fotoperiodista freelance. 

 

Sofía quesada
Una de las imágenes que forman parte de las “Crónicas del viaje” de Sofía Quesada

 

¿Qué ocurrió a nivel profesional después de aquello?

Sobre todo al comienzo no me podía amoldar a los tiempos, no encontraba la manera. No hay estructuras que hagan posible la vida de una madre soltera con una bebé. Después del primer trabajo que publiqué en torno a la maternidad y la violencia me di cuenta de que era súper necesario hablar de la maternidad desde un lugar diferente. Había trabajado en Karne Kunst, una iniciativa feminista que promueve el arte latinoamericano aquí en Berlín. La fundadora, Marcela Villanueva, lanzó el proyecto NEST, una residencia artística para madres en español, y me apunté sin pensarlo. 

Cuéntame más sobre el proyecto.

Éramos cinco mamás con niños y niñas de 1 a 11 años viviendo diez días juntas con la idea de generar algún proyecto artístico en torno a la maternidad. Los diez días se nos hicieron muy cortos y aunque cada una volvió a su lugar de origen, seguimos esta clínica de obra online con los proyectos de cada una. Aquellos diez días se dilataron en una dinámica de dos encuentros por mes durante tres meses. Me fascina cómo todo se convirtió en algo mucho más allá de lo artístico porque nos interpelaba de lleno: cuestionaba qué nos pasaba como madres; cuáles eran las estructuras en las que vivíamos. Nos permitió abrazar el sentimiento de ambivalencia, el amor y el hartazgo, y conectar con los que nos oprimía como madres. 

 

sofía quesada

 

¿Y sigues relacionada con NEST de alguna manera?

Sí, ahora empieza la segunda edición y yo coordino la clínica de obra. Es una nueva edición de artistas latinoamericanas en Berlín que vienen a explorar (sus) narrativas alrededor de la maternidad. Me emociona mucho también porque, como para mí, para muchas mujeres migradas son espacios en los que de verdad sienten que no están solas.

¿De qué manera es, para ti, la maternidad una experiencia creativa? 

Cuando estaba en aquella vorágine compleja de tribunales, abogados, etc. hubo un montón de cosas que no se consideraron pruebas suficientes, especialmente para demostrar la violencia psicológica. Mientras, yo hacía el trabajo fotográfico sobre mí y mi hija en los meses en el refugio de mujeres. Fue algo que hice de manera sistemática, sin saber lo que estaba haciendo. La manera en la que canalicé todo aquello fue con la fotografía me permitió que viviera la maternidad como una experiencia creativa y no como algo tan traumático. La maternidad me llevó a hacer un montón de cosas que reivindicar aquello de que si el sistema no nos toma en cuenta como debería, entonces lo hacemos nosotras mismas.

¿Cuál es tu situación actual respecto al padre de tu hija y maltratador?

Después de los momentos iniciales de tensión, el Estado me pidió que diseñásemos un plan para que el padre viera a su hija. No sabía qué iba a pasar, pero quise darle la oportunidad de que creara una realidad diferente con ella a la que había creado conmigo, y accedí. Lo que hice fue tomar todas las herramientas que tenía a mi alcance (red de amistades, ayuda psicológica y legal) para generar un contexto lo más seguro posible y él lo supo aprovechar. Funcionó. 

Me parece una historia muy poco común.

Yo soy otra mujer. La migración, la violencia, todo eso fueron experiencias muy transformadoras para mí. Todo aquello que viví recién convertida en mamá me demostró la fortaleza que tenía y me hizo capaz de tomar caminos de manera mucho más segura y determinante de lo que hubiese sido capaz antes. Como he dicho, tomé todas las herramientas posibles que había aquí: proyectos sociales, asesorías gratuitas etc. Siento que eso hizo que un montón de cosas se facilitaran y, al sentir ese soporte por parte del sistema aquí, la reparación con el padre de mi hija fue posible. 

Es “esperanzadora” de alguna manera…

Es verdad, lo es. No obstante, también tengo que decir que el sistema en general funciona, pero no está preparado para situaciones. En mi caso, salió bien, pero la realidad es que en muchas otras ocasiones no resulta de la misma manera y el sistema fuerza a las madres a que permitan ese vínculo entre sus criaturas y una persona que les ha puesto en una situación peligrosa de manera inmediata.

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VICTORIA GABALDÓN

Madre de Julieta y Darío, periodista y escritora. Creadora de MaMagazine, orgullosamente apoyada por una tribu de comadres poetas, escritoras, fotógrafas, creativas, ilustradoras, psicólogas, docentes y periodistas especializadas en maternidad.

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