Conocí a Vicky en su antiguo local en Travesía de San Mateo, el local que ocupaba Catering Woods, su obrador y pequeño salón de comidas. Cuando hablo de salón, es literal: traspasar la puerta de este coqueto local daba acceso a un pequeño salón-comedor que, automáticamente, te transportaba al salón de tu casa. Una decoración cuidadísima y muy original, muchos libros y prensa en las estanterías y muebles vintage hacían que te sintieras allí como en casa. Afinaré más: como si Vicky te hubiera invitado a comer en su casa.
Eran buenos tiempos: podías desayunar un café muy rico, con tostadas de pan excelentes. Podías conversar animadamente con tus compañeros de mesa (había una gran mesa comunal), podías comer rico, variado y colorido a diario. Pero la hostelería es un mundo cruel y también lo fue para Vicky: aunque Catering Woods había diversificado su negocio (catering, food trucks, obrador y local propios), no fue fácil compaginarlo todo y, aunque el local cerró, la pasión de Vicky por la cocina sigue intacta. Vicky sigue cocinando. Y compartiendo sus logros, sus recetas, sus viajes gastronómicos, en gestos continuos de generosidad extrema.
Vicky (de Virginia) es una mujer inspiradora. Es madre. Estudió Arquitectura de interiores. Trabajó en el departamento de prensa del Museo Reina Sofía. Tras la excedencia que pidió para dedicarse a su sueño, el de dar de comer y hacer feliz a los que nos llenábamos el estómago con sus platillos, volvió a su puesto en la Administración para aparcar las turbulencias de un negocio difícil.
Vicky nos ha contado cómo ha compaginado su pasión con su formación, su experiencia y su vida en familia. Y, mientras no abra otro saloncito en el que darnos de comer, seguiremos soñando con Catering Woods. Le pediremos prestada alguna receta, seguro que no le molesta compartirlas con nosotras. Las pasiones, a veces, permanecen ocultas. Pero, inevitablemente, vuelven a salir al a luz. Y eso también lo contaremos por aquí.