Admiro profundamente a las mujeres que se dejan atravesar por la experiencia de la maternidad y la utilizan para crear belleza. Es el caso de Anaïs Yebra, actriz e ilustradora, recién llegada al mundo de la maternidad, y que hace pocas semanas nos contaba esto: “Buenos días. Acabo de descubriros. Soy mamá reciente de una bebé de cuatro meses. Estoy descubriendo nuevas sensaciones, sentimientos, facetas… No sabía que tenía paciencia hasta que la conocí. Ella me ha regalado la paciencia incondicional. No sabía tampoco que llevaba una madre dentro de mí, ni que dar de amamantar me iba a gustar y disfrutar.
Tengo la lotería de mi vida, que es mi marido y con él todo es fácil y con mucho amor… Por ello sé que también si hay algún momento más flojo donde las hormonas me burlan, él me apoya y sustenta. Vivimos en Lisboa. Llegamos una semana antes de que explotara la pandemia… Ha sido peculiar todo el proceso, todo el embarazo, el parto… Estamos solos aquí y nuestros padres la han conocido hace tan solo un mes. Pero, honestamente, estamos muy bien y mi maternidad está siendo estupenda”.
Cuando leí las palabras de Anaïs sentí que había dejado por escrito muchas cosas que yo he verbalizado en incontables ocasiones: yo también sentí que la maternidad era un hada que posaba su varita mágica en mi cabeza y me regalaba paciencia, una nueva forma de mirar el mundo, una aproximación sincera a lo salvaje, un acercamiento a lo inimaginable.
Anaïs Yebra es ponferradina y cuenta que, una vez al año, sus padres la llevaban de excursión a Madrid, donde siempre visitaban el Museo del Prado. Su madre, enamorada de Las Meninas en todos sus conceptos y su padre, dibujante y pintor, hicieron que se despertara su curiosidad por el arte. Muchos domingos, con Burning al tocadiscos, acompañaba a su padre mientras él pintaba en el desván. Volvió a ese Madrid de las excursiones a museos para diplomarse en Arte Dramático en el CNC de Cristina Rota y comenzó a trabajar en teatro, cine y televisión. Viajera incansable, ha vivido en París, Nueva York, Zaragoza, Los Ángeles o La Cala de Villajoyosa. Actualmente reside en Lisboa, ciudad en la que cría, junto a su pareja, a su hija Robin, que cuenta con casi 5 meses de vida.
Entre otras cosas, Anaïs no ha contado cómo conjuga su maternidad con su creación artística: “priorizando, respetándome, con amor, paciencia y apoyo”. Además de eso, forma parte de varios colectivos artísticos que luchan por y para las mujeres, de los que también habla en esta entrevista.