“Una racha de viento nos visitó
Y a nosotros ni el pelo se nos movió
La canción de que el viento se parara
Donde nunca pasa nada”
Este fragmento de la canción de Extremoduro “Dulce introducción al caos” bien habría podido servir de inspiración a Marta Orriols (Sabadell, 1975) para encontrar el título a su último libro. De hecho, cuenta Marta que una mano amiga le hizo llegar a Robe Iniesta la petición de permiso para que su novela compartiese este mismo y sugerente nombre. Robe contestó que sí, que, por supuesto, usara el nombre. A cambio, solo pidió que le enviasen el libro cuando estuviese listo.
El título de la novela responde bien a su desarrollo: ¿hay algo más caótico que el anuncio de la llegada de un bebé para una pareja… que no lo espera? Dani es guionista. Marta es fotógrafa. Tienen una vida muy reconocible: son jóvenes, en la treintena. Tiene un perro. Llevan años peleando por dignificar su trabajo en un escenario de precariedad laboral. Tienen un grupo de amigos. Algunos de ellos ya son padres.
De repente, un test de embarazo positivo. Y las reacciones. La de Marta está clara: no quiere ser madre en ese momento y así se lo hace saber a Dani, poniéndole muy difícil establecer un diálogo. En esta novela, pesan mucho los silencios. Sobre todo, los de Marta. Porque lo novedoso de esta forma de abordar la cuestión de la maternidad/paternidad es que el peso del diálogo y el pensamiento recae en Dani. Él, huérfano de padre, tendrá que enfrentarse a la promesa que se hizo años atrás de nunca abandonar a su hijo. Y ella, que nació en una familia modélica, no siente deseos de ser madre y quiere mudarse a Berlín para cumplir sus sueños profesionales.
La originalidad del planteamiento de Marta Orriols es doble: la primera, la de otorgar más peso a los diálogos y pensamientos de Dani. La segunda, la de exponer sin tabúes el derecho a Marta a elegir en qué momento ser madre y a defender el dulce momento profesional en el que está, por fin, a punto de entrar. Visiones que comienzan a verse, sobre las que se comienza a leer… pero todavía con cierto grado de infrecuencia.
Marta Orriols retrata las dudas, las culpas y las cargas que, tanto Marta como Dani, ponen encima de la mesa, aun con la decisión ya tomada. Retrata, además, un contexto social que hace que la maternidad se haya convertido en algo político. Donde el deseo choca frontalmente con la realidad. Donde las preguntas que una se hace, lo que una mujer tiene que poner encima de la mesa a la hora de afrontar una decisión como la maternidad, no pesa igual si es un hombre quien se lo plantea. Básicamente, porque el huracán que la llegada de un hijo supone para una madre, a día de hoy, sigue siendo una leve brisa para un padre.
Pasa la vida, pasan los trenes. Todo pasa. Pero no se lo dice.
En palabras de Marta Orriols, madre de dos hijos de 16 y 10 años: “A modo personal, escribir siempre me ha parecido algo más clarificador que creativo y Dulce introducción al caos nace posiblemente de ese intento de comprender y comprenderme. A punto de cumplir los 45, si ahora tuviese estos 30 años que tiene la protagonista de la novela, estoy casi segura de que mi entrada a la maternidad no hubiese sido tan directa o, al menos, no tan indiscutible. Es por ello que esta novela es una tentativa de comprender todas las variables que se escapan de nuestro control justo antes de tomar una decisión tan importante como la de tener o no tener hijos.
En un entorno social obsesionado por la resolución, en el que también la maternidad se idealiza o se denigra o se convierte en un debate con pros y contras, la novela aboga por la necesidad de situar la maternidad y la paternidad en el lugar que les corresponde, es decir, en el centro de la contradicción humana, con toda esa amplia gama de matices y ambivalencia de sentimientos que las grandes decisiones a veces traen consigo. Dulce introducción al caos es la agridulce historia de una pareja actual en la treintena que asumen las obligaciones del mundo adulto como pueden, aquejados de problemas de acceso a la vivienda o de un sueldo en condiciones, pero, siendo hijos, por otro lado, de una generación esclava de un capitalismo que pregona el hedonismo como principio. Pero es también y, sobre todo, una novela de silencios, unas páginas que se moldean en esta pregunta, la de cómo aprendemos a ahogar los deseos incumplidos y encontramos finalmente el lugar donde colocar todo aquello que no pudimos ser. Resumiendo mucho, creo que escoger es renunciar, pero es sobre todo, dudar”.
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Precioso texto