Dice María Soto que educar bien no existe. Que puedes intentarlo, claro. Pero que sería mejor invertir tu energía y tu imaginación en hacerlo bonito. Porque de los errores, de las dificultades, es de donde se parte para comenzar a crecer. Y es que esto de la maternidad, de la educación, de la crianza, como todo en la vida, es un ensayo-error. Quizá una de las cosas que más claras podemos tener, una vez iniciada nuestra vida adulta, es que, casi siempre, aprendemos al equivocarnos. Aprendemos del error, aprendemos del dolor. Pocas veces aprendemos porque hagamos caso a quien nos alerta.
María Soto es una madre coruñesa nacida en 1982, en el seno de una familia numerosa. Su formación como logopeda y psicóloga la llevó a toparse con la Disciplina Positiva, certificándose como facilitadora y convirtiéndose en una de las primeras especialistas y referentes de esta metodología en España. Si has oído hablar de Disciplina Positiva, definitivamente habrás oído hablar de María… o hablar a María. A través de su plataforma Educa Bonito, María expande su mensaje a quien lo quiera escuchar, inspirando a familias de todo el mundo a educar a sus hijos teniendo muy en cuenta valores como el respeto, la comunicación bidireccional y el sentimiento de pertenencia.
María, además, es madre de un niño de 8 años, una niña de 6 y otro pequeño de 2 años y medio, con los que forma una familia monomarental. Sin duda, su experiencia familiar es un plus a la hora de acompañar a otras familias en la educación de sus hijos: esta experiencia como aprendiz es la que la forma como maestra.
A raíz de la publicación de su libro Educa Bonito, María Soto ha concedido una entrevista a MaMagazine en la que nos habla de su vida familiar -como madre y como hija- y cómo su maternidad ha influido en la manera en la que ahora desarrolla su trabajo. Como todas las personas que trabajan para mejorar la vida de otras personas, el conocimiento de María es profundo y su don para la comunicación es innegable. Admiro a las personas que hacen el bien, que tienen una vocación. Esta dedicación se hace visible, sobre todo, en el personal sanitario y en los educadores. El libro de María es una invitación, ante todo, a ser conscientes de quiénes somos y hasta dónde podemos llegar, en este caso, a través de la educación. Como dice María en el prólogo de su libro: “¿Quién quiere ser normal pudiendo ser un paso de baile, un eslabón o una ficha del puzle, uno de los capítulos más importantes en su historia? ¿Quién quiere estar bien pudiendo estar despierto?”.
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