MUERTE AL AMOR ROMÁNTICO, ENTREVISTA A CORAL HERRERA

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¿Quieres dejar de sufrir por amor?

¿Deseas la muerte al amor romántico?

¿O quizá eres uno de esos hombres que están abriendo camino al resto replanteándote tu masculinidad y tu forma de interactuar con los demás -en especial con las mujeres-?

Si te has planteado alguna vez alguna de estas tres situaciones, entonces Coral Herrera Gómez (Madrid, 1977) no te resultará desconocida. Porque Coral es una de las grandes estudiosas y divulgadoras de estos temas. A través de su trabajo como docente, a través de su escritura y a través de su activismo en iniciativas como el Laboratorio del amor, Coral está empeñada en enseñarnos a sufrir menos y en que aprendamos a establecer relaciones más equilibradas entre nosotros.

Coral estudió Humanidades y, llegado el momento de plantear el tema para su tesis doctoral, comenzó a investigar sobre el amor y sus aderezos socioculturales. El resultado: un trabajo más laborioso y con mayores resultados de los que, seguramente, al principio ella se planteara: ha convertido su objeto de estudio en una forma de lucha y en una forma de vida.

Además de su trabajo, Coral tiene un niño de cuatro años llamado Gael. Un niño muy deseado, nacido cuando ella tenía 39 años, tras estar buscándolo con su pareja desde los 37 años. Coral reconoce su privilegio: fue madre cuando lo deseó en un país donde el aborto es un derecho, con acceso a anticonceptivos y a educación sexual. No todas las madres en el mundo pueden decir lo mismo, por desgracia. Y, aunque buscaba la maternidad… no por ello se le hizo menos dura. Menos brutal. Cuenta Coral que, tras ser madre, preguntó a sus amigas por qué no le habían contado lo que era esto de la maternidad. Ellas le contestaron: “si te llegamos a decir lo brutal que es, no hubieras sido madre”.

Así empieza nuestra entrevista. Y si quieres saber cómo continúa, no dejes de leer. Esta entrevista es especial porque Coral es especial, porque su mensaje está muy claro y porque, además de claro, es muy necesario. Para nosotras y por las que vienen detrás.

Esta historia empieza en Costa Rica y hace parada en Málaga… ¡seguimos!

 

LA GRAN ESTAFA

Mi compañero tenía un restaurante, trabajaba fuera de casa y los dos primeros meses mis padres vinieron a Costa Rica a ayudarme (estuve viviendo en Costa Rica 9 años, ahora he vuelto a España y vivo en Málaga). Cuando mis padres volvieron a España y me vi sola en casa con el bebé fue cuando me di cuenta de la gran estafa en la que nos han metido. Mi compañero es súper corresponsable en todas las tareas domésticas y de crianza (él tiene dos hijos mayores y tenía más experiencia, a él le tocó quedarse en casa criando en ese momento -él era ilustrador y su anterior pareja docente-). Aunque yo era madre primeriza, entre mi instinto y las lecturas que había hecho sobre crianza, cuidados y maternidades, tiré para adelante. Cuando me vi sola en casa, me dije: “uff, ¿pero qué es ésto?”. Entre la jornada laboral, la doméstica, los cuidados y, aun compartiendo responsabilidades con mi compañero, no alcanzamos. Siento que los tres primeros años hemos estado luchando por sacar adelante nuestro trabajo, la casa, el niño, tres perras que entran dentro del pack de cuidados y ha sido una experiencia durísima: entonces entendí que se necesitaba una tribu. No es que no pueda con esto una mamá sola, es que ni siquiera con una pareja corresponsable se lleva bien… con el nivel de productividad que hay que tener para generar unos ingresos mínimos.

EL IMPACTO DE LA MATERNIDAD

Mi trabajo se vio afectado, claro. Yo trabajo como escritora pero vivo de la formación (conferencias, charlas y talleres). Fue una experiencia muy dura: me planteé estar dos años sin viajar al extranjero porque amamanto a demanda (de hecho, todavía no hemos dejado la lactancia). Dejé de salir a México, Colombia, Ecuador, Argentina… tampoco a España. Cuando Gael cumplió 7 meses sí vine a España a hacer una gira. Al año siguiente, volví para hacer otra. Era una locura: todo el día dando de mamar, atendiendo al niño, la casa y, a las siete de la tarde cuando el niño se dormía, me ponía a trabajar cuatro o cinco horas, las que aguantase.  En la última toma de la noche lo que el cuerpo me pedía era descansar y quedarme dormida con mi bebé. Fue una lucha titánica para mí poder superar el cansancio, el agotamiento y trabajar. Yo, que soy una firme defensora de la renta básica, me hubiera quedado tranquila, viviendo con lo mínimo, sin tener que trabajar, porque la cantidad de energía que hay que echar a la maternidad es tremenda. Tenía muy claro que quería criar yo a mi bebé. Hubiera podido dejarlo en una guardería a los 4 meses pero opté por la vía dura, que ha sido estar hasta ahora cuidando a medias a nuestro hijo entre mi compañero y yo, dándole un espacio de apego, seguridad y confianza y tratando de disfrutar. Lo que me aplico al amor romántico también me lo quise aplicar a la maternidad: no iba a tener más hijos (pedí a mi compañero que se hiciese una vasectomía a los 4 meses de nacer Gael), tardé un año en recuperarme físicamente de la cesárea y dos en sentirme curada del impacto emocional que tuvo en mí la maternidad. Ya sabía que un bebé me iba a quitar mucho tiempo, pero la falta de tiempo y energía han sido los factores más fuertes para mí. Tener que trabajar, tener que generar ingresos es lo que no me ha permitido disfrutar de mi maternidad como hubiera querido. Me di cuenta de que este mundo no está hecho para los bebés, ni para los niños ni las niñas, es un mundo totalmente adultocéntrico. Y, desde entonces, pongo mucho más énfasis en mi trabajo a todo lo que tiene que ver con los cuidados. Para mí, los cuidados son la clave fundamental del cambio que necesita nuestra sociedad.

LOS CUIDADOS

Forma parte de mi militancia feminista poner en el centro de la agenda política los cuidados. Cuando una mujer se queda embarazada tiene que buscar una sustituta a las 16 semanas a una desconocida, habitualmente una mujer con menos recursos que ella o a las abuelas. No está suficientemente reconocida la labor de las abuelas. Las mujeres de la edad de mi madre deberían estar disfrutando de su jubilación, viajar, hacer todo lo que no pudieron hacer cuando eran madres. En ocasiones, ellas tienen que cumplir nuestro papel. Las mujeres, mayoritariamente se encargan de los cuidados a la pareja, a a las personas mayores, accidentadas, con discapacidades, a los niños y a las niñas. Todo el peso de los cuidados no puede seguir cayendo en las mujeres y, por supuesto, la solución no es delegar esos cuidados en mujeres más pobres, sino repartir los cuidados entre todos y todas. Desde pequeñitos deberían enseñarnos a cuidar de nosotros mismos y a cuidar de los demás. esto es fundamental, podría cambiar la forma en que nos relacionamos. No podemos relacionarnos desde el egoísmo el interés y la explotación. La clave es acabar con la explotación. Hay otro concepto para mí que es fundamental: el tiempo libre. Cada vez que veo las estadísticas sobre cómo los hombres tienen en España el doble de tiempo libre que las mujeres me parece tan injusto… ellos tienen tiempo para dedicarse a sus pasiones y a sus hobbies y creo que tener menos tiempo libre también tiene un impacto directo en la salud de las mujeres.

LO MEJOR Y LO PEOR DE LA MATERNIDAD

Lo mejor de la maternidad es que es una experiencia maravillosa en la que, como sale lo mejor y lo peor de una misma, he logrado trabajarme muchas cosas para ser mejor persona y ser mejor mamá. Sobre la experiencia en pareja: para estar en pareja tienes que ser muy generosa y trabajar muchas cosas para hacer la vida más fácil a tu pareja y a ti misma. Con la maternidad ocurre lo mismo: creo que ha sido el desarrollo de la paciencia, la empatía… se me abrió un mundo nuevo porque me di cuenta de que nuestra sociedad es adultocéntrica y siento que la maternidad aporta la ternura, el amor, el cariño. Lo peor: El cansancio, el agotamiento y la falta de ingresos para poder dedicarme plenamente a la crianza como me hubiera gustado. Al final lo he hecho, pero a costa de mi salud. Lo peor es el mundo en el que vivimos: no es una sociedad hecha para criar y las madres no tenemos ayudas ni facilidades.

EL GERMEN DE LA ESCRITURA

En la época en la que tenía que elegir tema para mi tesis doctoral esta inmersa en un duelo muy gordo y elegí el amor romántico porque es un tema que me ha apasionado toda mi vida. Yo no lograba entender la distancia entre el mito que nos vendían, tan increíble, en el que el amor te daba la felicidad y te llevaba al paraíso. En mi entorno, yo veía una realidad totalmente distinta: parejas peleándose, separándose, veía a muchas mujeres sufriendo por amor, entre ellas a las amigas feministas de mi mamá. Desde pequeñita pensaba que tenía que haber alguna manera de conciliar el feminismo con la vida sentimental/emocional. Tiene que haber alguna manera de liberar al amor de tanta carga patriarcal. Es un tema que siempre he tenido en la cabeza y decidí estudiar el amor en el momento de hacer mi tesis. Estudié Humanidades, una carrera multidisciplinar en la que estudias un poco de todo: psicología, antropología, sociología, historia, literatura, derecho, política, teoría económica, cine, arte… con esa amalgama de conocimientos quise abordar este tema desde  una perspectiva feminista. Me salió un volumen inmenso: pesó la criatura 3 kilos y medio, más de 800 páginas… una barbaridad. De ahí saqué dos libros, abrí un blog y empecé a divulgar mi propia tesis, a convertirla a un lenguaje más sencillo para que fuera accesible. Mi voluntad era sacar el conocimiento a la calle, que es el gran reto que tienen las universidades y los centros donde se cocina el movimiento. Yo quería que mi investigación fuera útil, que se tradujese en unas herramientas útiles para ayudar a millones de mujeres en el planeta que sufren por amor. De alguna manera, me di cuenta de que lo personal es político, que es el gran lema del feminismo; pensé que lo romántico, por supuesto, también es político. Todas las emociones y sentimientos son políticos porque aprendemos a amar de una manera determinada, según la cultura en la que nacemos, según la época histórica, según las zonas geográficas en las que vivimos y todo eso determina nuestros sentimientos y nuestras relaciones. Así que mi voluntad era que fuera, sobre todo, útil. Di el gran salto cuando fundé el Laboratorio del Amor en 2015 porque desde entonces estoy trabajando con mujeres de todas las edades, de todos los países. Lo que hacemos es investigación pero, sobre todo, hemos logrado crear un espacio de acompañamiento en el que vamos hablando de diferentes temas, haciendo ejercicios, lecturas…  Tenemos una caja de herramientas maravillosa en la que vamos aportando nuestras experiencias y nuestras vivencias, lo que nos ha funcionado y lo que no, la forma en cómo hemos gestionado las situaciones que nos ha puesto delante la vida y las decisiones que hemos tomado. Es muy bonito porque para mí, que siempre he trabajado sola (el trabajo de investigación es muy solitario), ha sido maravilloso poder tener este grupo del que hoy forman parte casi 100 mujeres, pero por aquí han pasado más de 1.000. Estoy muy contenta porque estamos intentando ver cómo nos aplicamos el feminismo, cómo llevamos la teoría a la práctica, y es un proceso apasionante. Yo insisto, además, en que es un proceso en el que hay que intentar disfrutar mucho.

LA AUTOCRÍTICA AMOROSA

Nuestro método de trabajo es la autocrítica amorosa, que consiste en conocerse mejor a una misma, conocer la cultura amorosa a la que pertenecemos y con la que aprendemos a amar y, sobre todo, entender cómo funcionan los mitos, cómo a través de los mitos nos venden ideología y estilo de vida basado en la familia feliz que es el pilar de nuestra sociedad occidental. La familia feliz heterosexual que se reproduce, que trabaja y que consume. Con el tiempo, me siento orgullosa de mi trabajo porque creo que he podido ayudar a mujeres. Todos los días recibo mails de mujeres que dicen que mis libros, blogs, podcasts… el trabajo que realizo les está ayudando y sirviendo mucho. Para mí eso es maravilloso: la gran meta de mi vida es poder aunar mi militancia feminista ayudando a que las mujeres se liberen del sufrimiento romántico. En el libro hablo de esto: de quién se beneficia del sufrimiento romántico de las mujeres, por qué  a la sociedad le interesa que haya mujeres dependientes, vulnerables, aisladas, amargadas, deprimidas, tristes y la mejor medicina es la rebeldía feminista, es decir: yo quiero tener una buena vida, disfrutar del amor, quiero disfrutar del sexo, de mis relaciones y quiero que, de alguna manera, el amor sea una experiencia gozosa, no de sufrimiento. Ese es el objetivo de mi trabajo.

AHORRAR EL SUFRIMIENTO A LAS QUE VIENEN DETRÁS

Uno de los objetivos del libro Dueña de mi amor es convencer a todas las mujeres de que hay que intentar que las chicas que hoy tienen 20 años se ahorren todo ese proceso que nosotras hemos tenido que pasar: ser criadas en una ambiente Disney de princesas y del mito romántico para luego, cuando descubrimos la gran estafa, tener que empezar a sanar, a hacer terapia… Tenemos, incluso, que pasar varias experiencias horribles para darnos cuenta de que eso no es lo que nosotras queremos y de que el sufrimiento romántico nos envejece, acorta nuestras vidas y daña mucho nuestra salud mental y emocional. ¿Cómo ahorrárselo a las chicas jóvenes? Contándoles nuestras experiencias, que nos escuchen, que podamos decirles “los hombres han sido educados así, viven como reyes, lo quieren todo -quieren ser solteros, quieren ser casados-, son educados para estar continuamente mintiendo, para poder llevar la vida que llevan los hombres patriarcales con sus amantes, sus amigas y sus prostitutas y, de alguna manera, con todos los privilegios que les permiten a ellos vivir como reyes en sus casas”. Creo que es muy importante que entendamos que hay una ideología detrás de todo el mito romántico y que nos están vendiendo una historia para que nada cambie, para que todo siga igual, para que nos sigamos emparejando, teniendo hijos, sufriendo la decepción al darnos cuenta de que el amor no es como nos contaban y luego, cada una que se busque la vida con su terapeuta: esa es la senda a seguir.

EL MITO Y LA REALIDAD

Lo que yo propongo es ahorrar a las generaciones jóvenes todo ese dolor. Ahora veo a tantas mujeres de 65 totalmente liberadas, que te dicen “yo, novios sí, pero calzoncillos no vuelvo a lavar en mi vida”…. Y lo tienen tan claro, están tan a gusto en su casa ellas solas, con sus amigas, viajando, apuntándose a cursos, aprendiendo cosas nuevas que creo que estaría genial llegar a ese punto no con 65 años, sino con 20. ¿Cómo se hace? Desvelándoles la distancia entre el mito romántico y la realidad, que se den cuenta de que hay una distancia enorme y de que ellas tienen que luchar para juntarse con hombres que sean honestos, que se trabajen sus patriarcados, que sean corresponsables en el hogar, que sean buenos compañeros y que sean buenos padres. No es nada fácil porque hay muy pocos hombres haciendo eso: la mayoría de ellos siguen cómodamente instalados en sus privilegios pero yo creo que es importante que ellas no aguanten, no sufran, no se sacrifiquen por amor y que no se conformen. Lo más importante es que no se conformen con lo que hay en el mercado del amor, sino que lleguen a un punto en que prefieran estar solas a tener una pareja que las haga sufrir. Y, sobre todo, es muy importante que sepan que solas no están nunca: hay mucha gente a nuestro alrededor que nos quiere y una de las relaciones más importantes que tenemos es la relación de amistad entre nosotras, de solidaridad entre nosotras.

REVOLUCIONES PENDIENTES

Necesitamos una revolución educativa: que en los colegios enseñen sobre derechos humanos, gestión de las emociones, lucha feminista, historia y teoría feminista. Que las niñas y niños aprendan el valor de la igualdad, del respeto, de los buenos tratos y, sobre todo, la ética de los cuidados que me parece tan importante: que enseñemos a las niñas y niños a cuidarse a sí mismos y a cuidar a los demás. Que solo acepten relaciones donde los cuidados sean mutuos. También necesitamos, por supuesto, una revolución cultural, con otras heroínas, otros héroes, otras tramas y otros finales felices porque la narrativa sigue siendo exactamente la misma: la tecnología está evolucionando muchísimo, pero la narrativa es la misma que hace siglos. Es hora ya de hacer un cambio cultural que nos presente otras formas de ser mujeres, otras formas de masculinidad, otras formas de juntarse y de quererse, otras formas de relacionarse. Al final, si te fijas, es una revolución social, política, económica, porque toda nuestra economía se sustenta sobre el trabajo gratis que hacemos las mujeres de cuidados y de crianza y lo que necesitamos es repartir esos cuidados para que no toda la carga recaiga sobre nuestros hombros, para que también nosotras podamos vivir una vida con tiempo libre, para que podamos tener una buena vida, que es el objetivo que persigue el feminismo: que todas las mujeres seamos capaces de reivindicar nuestro derecho al disfrute, al placer, al descanso, al ocio, al tiempo libre y a tener relaciones construidas desde la igualdad y el apoyo mutuo, no desde la explotación.

ALGUNOS HOMBRES BUENOS

Los hombres, para evolucionar, necesitan muchas herramientas, se lo tienen que trabajar muchísimo. Actualmente hay grupos de hombres trabajándose sus masculinidades pero son una minoría. La mayoría de los hombres, ahora mismo, no tienen ninguna necesidad de cambiar: ellos ven que la sociedad va cambiando, que las mujeres vamos cambiando, que las leyes van cambiando, que la realidad se va transformando pero creo que todos están muy cómodos en sus tronos y siguen disfrutando de sus privilegios. Supongo que ellos encontrarán la necesidad de cambiar cuando las mujeres ya no aceptemos ser criadas de nadie ni ser asistentas de nadie ni servir a nadie, ni entregar nuestro tiempo y nuestra energía a tipos que no lo merecen. Los hombres tienen que hacer como las mujeres. Nosotras llevamos ya tantos años de ventaja respecto a ellos porque llevamos trabajándonos los patriarcados que nos habitan, rompiendo con los mitos, tomando conciencia y ellos apenas están empezando ahora. Tienen mucho trabajo por delante: el problema es que no lo necesitan. Necesitarán empezar a cambiar cuando nosotras ya no los aceptemos como parejas, cuando no admitamos relaciones desiguales y cuando nos marchemos de las relaciones que nos hacen sufrir. Creo que sería solo la dificultad de encontrar pareja lo que podría animar a los hombres a trabajar sus cosas y la verdad es que, de momento, no veo el panorama muy alentador.

HACIA LA IGUALDAD

La ONU dice que llevaría todavía 100 años en algunos países desarrollados el lograr la plena igualdad de género. Tienen que cambiar leyes de trabajo, permisos de paternidad, permisos por cuidados. Tienen que cambiar muchas cosas para que nosotras dejemos de sufrir la discriminación, la pobreza, la precariedad y creo que es una transformación. Siempre animo a los chicos, les interpelo en 7 u 8 capítulos para que empiecen a trabajar y a arremangarse. Sobre todo creo que es un cambio muy profundo en su personalidad, que tiene que ver con la honestidad, consigo mismos, con su pareja, con su entorno, porque no puede ser que los hombres estén igual que sus abuelos, yendo los domingos por la mañana a misa y por la tarde al puticlub: tiene que cambiar algo. En el libro llamo su atención para que se animen a trabajarse todo lo que se tienen que trabajar. Es un proceso tanto individual como colectivo. Para transformar las masculinidades hay que educar y, sobre todo, dejar de ofrecerles productos culturales en los que se exalte la violencia, en los que se exalte el macho patriarcal que ni siente ni padece: tenemos que dejar de glorificar y mitificar al macho violento, protagonista de todas las películas de Hollywood, porque si seguimos ensalzando a este tipo de hombres (narcos, mafiosos, violentos y poderosos) no vamos a poder cambiar esto nunca. Creo que los productores, los creadores y toda la gente implicada en industrias culturales deben tomar conciencia y entender que necesitamos otro tipo de historias y cuentos para educar a nuestros hijos e hijas.

DUEÑA DE MI AMOR

Después de la revolución sexual, llega la revolución amorosa: las mujeres que queremos dejar de sufrir por amor estamos trabajando para desengancharnos de una de las drogas más potentes del mundo, y para evitar que más mujeres se conviertan también en yonquis del amor y sucumban a la gran estafa romántica. No podemos dejar solas a las niñas y adolescentes mientras las bombardean con cuentos de princesas y películas con final feliz. Hay que prepararlas para que no vayan desnudas a la guerra mundial contra las mujeres, creyendo ingenuamente en los mitos que nos ponen de rodillas: el mito romántico, el mito de la familia feliz, el mito de la conciliación. Coral Herrera nos invita a levantarnos, a quitarle el arco y las flechas a Cupido, a destronar a los reyes que nos quieren de rodillas, y a liberarnos de las trampas del romanticismo. En este libro la autora desenmascara a todos aquellos que se benefician del sufrimiento de las mujeres e interpela a los hombres para que se unan a la revolución haciendo autocrítica amorosa, individual y colectiva. Lo romántico es político: con el feminismo hemos aprendido que no somos esclavas del amor y que no estamos a merced de los dioses ni del destino. Coral nos anima a tomar las riendas y a luchar por nuestra autonomía y libertad: tenemos derecho al placer y a disfrutar del amor, y a no olvidar nunca que todas somos dueñas de nuestro deseo, de nuestros sentimientos y de nuestros sueños.

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2 comentarios

  1. Para que el Verdadero Amor de Pareja se tienen que dejar a un lado los Prejuicios, además tanto Mujeres como Hombres son Iguales, el problema radica cuándo ambos confunden la Libertad con Libertinaje, también hace falta cambiar la Cultura Machista en el Mundo Actual porque el Machismo creo yo viene heredado desde la Conquista Española estoy hablando de mi País México. Falta cambiar el Pensamiento tanto de Mujeres como de Hombres, y ése proceso tardará muchos años y sólo les tocará a las nuevas generaciones asumiendo su Responsabilidad y tener una amplia vision hacia dónde quieren ir, nada en la vida es gratis hay que trabajar duro para lograr nuestras metas.

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VICTORIA GABALDÓN

Madre de Julieta y Darío, periodista y escritora. Creadora de MaMagazine, orgullosamente apoyada por una tribu de comadres poetas, escritoras, fotógrafas, creativas, ilustradoras, psicólogas, docentes y periodistas especializadas en maternidad.
Madre de Julieta y Darío, periodista y escritora. Creadora de MaMagazine, orgullosamente apoyada por una tribu de comadres poetas, escritoras, fotógrafas, creativas, ilustradoras, psicólogas, docentes y periodistas especializadas en maternidad.

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