Hace pocos días, leí a alguien, no sé dónde ni a quién, dando su opinión sobre la temporada tres de Master of None: le había aburrido soberanamente, decía. Ya no es lo que era, decía. Ni el protagonista aparece, decía. Yo también vi las dos primeras temporadas de Master of None y, polémicas por el presunto caso de acoso sexual de su creador Aziz Ansari aparte, me quedé con ganas de más.
La serie se estrenó en 2015 con Aziz Ansari como protagonista/director/guionista/todo, acompañado de un elenco de colegas y amores tratando de sobrevivir en la ciudad de Nueva York. La temporada 2 llevó a Ansari a un idilio con Italia, su cine y sus mujeres, otra bellísima temporada en la que él, como protagonista, era el hilo conductor de la acción. Sucedió en 2017.
Borrado Aziz Ansari, tras el escándalo sexual que estalló en 2018,de los pasillos donde una vez le aplaudieron, tomó la decisión más sabia: apartarse de la pantalla, desligarse de uno de sus papeles en Master of None. De hecho, Dev solo aparece, brevemente, en dos capítulos, lo justo como para hacernos entender que es él el que da la alternativa a lo nuevo por venir. Y lo nuevo por venir se llama Momentos de amor y retrata la compleja relación de Denis, su amiga lesbiana, afroamericana y escritora de éxito (Lena Waithe), y su mujer Alicia (Naomi Ackie). Y es en este momento cuando Master of None deja de ser lo que era para convertirse en algo mejor.
Quizá haya quien se aburra porque la serie en sus tiempos, en sus planos, te deja espacio para pensar, para sentir la desolación, para oler el amor en un baile doblando la ropa de la colada. Quizá te aburra, también, y lamento dirigirme a esa persona que no conozco, que no encontré pero que era un hombre, porque no te interese ni un poquito el camino que debe transitar una mujer que desea ser madre. Y que, además, desea ser madre sin un hombre al lado. No sabes cómo se complica este tema, amigo. O sí, si has visto la serie entera antes de aburrirte porque ya no hay un protagonista gracioso, algo looser pero que se liga a una italiana que está buenísima en un viaje de ensueño. Como te habrás aburrido después del primer capítulo y quizá no le hayas dado más oportunidades, habrás visto pronto que la historia de amor con la bella italiana se va al garete delante de Denis y Alicia.
Pero lo que yo he visto es belleza, crudeza, dolor, reflexión y vanguardia en cinco capítulos con voz de mujer. He visto una serie que aborda los desafíos de la maternidad in vitro. No solo los desafíos económicos, judiciales o físicos: también los sentimentales y los sociales. Uno de los capítulos, en concreto el capítulo 3, es un precioso homenaje a la maternidad: no solo al deseo de ser madre, sino al papel de ser hija. Los diálogos que ambas mujeres, Denis y Alicia, mantienen con sus respectivas madres en dos de los momentos más duros, solitarios y críticos de sus vidas son brillantes y emocionantes. Y lo son porque son tan reales como tu vida. Como los diálogos que tú mantienes con tu madre. O como los que deberías mantener, con suerte.